jueves, 14 de junio de 2012

Sobre esnobismos 2.0



Hoy todo el mundo es profesional en todo aquelló que nunca estudió. Así como un farmacéutico diserta magistralmente sobre la prima de riesgo y la posible intervención a España, un economista se toma la libertad de dispensar y recetar toda clase de medicamentos que le ayudaron a mitigar aquel resfriado de verano de varias décimas de fiebre.

Los que antes ocupaban la parrila de salida de la caja tonta con el carnet de tertuliano en la mano, hoy lo hacen ya con el título de licenciado en periodismo enmarcado en su pequeño camerino.

No tienes cabida en este mundo si no tienes uno del tipo 2.0 disponible, si no te siguen 257.368 tíos en twitter y si no has sido TT (trendic topic para los incultos como moi) en tu puta vida.

Hoy todo es interculturalismo: Alemania, Francia, la gran potencia china, Estados Unidos...todo viene de ultramar, como dirían los antiguos. Si algo viene de fuera ha de ser bueno por cojones; sín embargo, si es de España, alguna falta le pondremos.

Aprende idiomas. El chino que es el futuro, me recomienda todo el mundo.
Estudia una carrera, de obstáculos si es posible, y no te duermas en los laureles que te esperan dos o tres másteres de a 20.000 la unidad, para acabar trabajando en un país que hasta el día de la oferta de trabajo no sabías ni en dónde ubicarlo, más que en el mapa.

Cuéntale a la gente que estuviste de fin de semana en Londres, aunque lo pasaras en Barreda viendo jugar al chaval. O mejor, dí que estuviste en París, que queda más chic. Cómprate un buen coche para que el vecindario sepa quien es el amo del prao. Da igual si luego tienes que estar a pan bimbo y jamón, eso sí del chino, por aquello del multiculturalismo. Hoy todo el mundo es emprendedor. En esto, en aquello o en lo de más allá. Hay quien emprende de café en café; otros emprenden al escribir su biografía del twitter, y habrá también quién lo haga porque si no, no tendría con quién tomarse una copa.

Te tachan de antiguo, trasnochado y casi fracasado si en tu vida has acudido a un networking o a un afterwork. Si nunca has comido en un japonés o te has tomado un gintonic en una copa que lejos de parecerse a eso, parecía más un jardín botánico. Tapea con la high society de la ciudad. Codéate con ellos. Pide vino francés que siempre quedó bien. O Benjamín, para salirte de lo establecido. Da igual si en casa tienes que estar a agua del grifo. Viste como ellos y cuando veas a alguien de tu mismo pelaje exclama: ¡Qué vergüenza, mira qué pintas! Apuesta por las culturas globalizadas y emergentes, aunque no tengas ni puta idea de lo que significa. Y di que inviertes en bolsa, que eso siempre suma puntos. Porque hoy todo el mundo es inversor, consultor o ingeniero jefe en el cuidado de rebaños bovinos. Y si no lo es uno mismo, ya lo será algún primo político. ¡Ah! y jamás digas que la compra mensual (nunca pedido) la haces en un supermercado de barrio. Tú sólo entras en tiendas gourmet en las que te tratan de don.

Válgame Dios, qué país.