sábado, 18 de marzo de 2023

Te (pre)quiero. Y te asmo.

 Dejé ir a la gente que lo necesitaba, porque hacer lo que más le conviene a otro, incluso si te rompe, es el verdadero significado de querer a alguien. Perdoné a los que pidieron disculpas de manera sincera. Les perdoné de verdad. Nos vino bien a ambos. No todo el mundo se merece una segunda oportunidad. Aprendí en quién pude volver a confiar y de quién no tuve que volver a saber. Jamás me arrepentí de equivocarme con las decisiones que he tomado. Eran exactamente lo que quería en ese momento y la decisión que tomé no habría sido otra. Si salió mal, he utilizado la experiencia para aprender de mis errores, seguir adelante y no volverlos a cometer. Sé abierto y honesto, siempre. Escribe cartas a los que se lo merecen. Escribe cartas de amor. Escribe cartas de agradecimiento. No dudes que serán atesoradas.


Lee mucho. Ten un libro siempre al lado de tu cama. Expandirá tu imaginación, te enseñará nuevas cosas y será un lugar al que puedas escapar cuando la vida se complique. Yo a veces me escapo y tardo días en volver. Si quieres a alguien, díselo. Puede que no consigas otra oportunidad, y jamás deberías vivir rodeado de “a lo mejores”. Viajo siempre que puedo. Es importante para mi, emocionante, liberador. Explorar el mundo tiene un valor incalculable. Vive por ti mismo. Aprendí a decir "sí" y estoy aprendiendo a decir "no", gracias a mi (odiosa) nueva psicóloga. Y nunca jamás olvides que eres valioso. Elimina de tu vida a las personas que no te aprecian, y mantén cerca a las que sí ven aquello de lo que eres capaz. Supongo que el camino que he escogido me ha ido amoldando para mejor y todo ha sido justo como tenía que ser. Nunca he creído que haya perdido el tiempo. Todas las situaciones contra las que he tenido que luchar han hecho que me encuentre tal y como estoy ahora. Y ahora es el mejor momento que hay, así que tendré que aprovecharlo. Quizás, a veces, esté cansado de cargar con tanto peso de más. Quizás es que ha llegado el momento de sincerarse sobrios y dejarlo todo al desnudo entre tú y yo. De una vez por todas, y también por las que vendrán.

Y puede que al final algún día no necesitemos ningún manual y aprendamos la lección de que el secreto del secreto está en no tener secretos, porque precisamente son las verdades las que hacen que seamos quienes somos. Que es mejor lanzar la bola de nieve cuando es pequeña. Que puede que después de confesar eso que no te atreves a decir, no haya vuelta atrás pero, no pasa nada, yo hace tiempo que sólo miro el futuro. Y que luego, si por una vez nos cuadran las cuentas entre tú y yo, dejaremos de escuchar a los médicos y nos fumaremos un cigarro y beberemos un copazo, como si fuéramos a morir. 

Porque he decidido que la próxima vez que salga con una chica, será con una chica que ame viajar. Porque me lo merezco. Nos merecemos una mujer capaz de darnos la vida más colorida que podamos imaginar. Si solo la tenemos para darle monotonía, horas trilladas y propuestas a medio cocinar, nos vendrá mejor estar solos. Pero si quieres el mundo y los mundos que hay más allá, invita a salir a una chica que viaje. O mejor aún, te invito a salir a ti. A la del verdejo y uñas de verde. A la chica del vaquero y la consulta pequeña. A la chica que en la misma frase me pide libertad mientras me confiesa que me echa de menos...a la misma que me pide arriesgarnos un poco más.

 Y que la próxima vez que le cuentes que le amas, te pregunte que cómo sabes que eso es amor. Y le respondas que porque piensas en ella y no puedes respirar. y entre carcajadas y algún beso te responda: -eso es asma-. Y entretejido en tu precios pelo castaño te diga: -Pues entonces, te asmo-.

martes, 3 de enero de 2023

Brújulas que buscan sonrisas perdidas.

 Regresé. 


Con mucha sal en la mirada, con la ropa desatada y un trago amargo en la garganta que no me dejaba respirar. 

Siempre vuelvo al refugio de un puerto dónde mis letras, ancladas, se confunden con la triste mirada varada, de una persona cansada de esperar. 

Y es que nunca sé muy bien por dónde van los temporales, ni siquiera cuando apuntan a mí.

Nunca he sido de chalecos salvavidas. 

Ahogarse es el precio de sentir. 

Aún cuando soy yo el que se ató a ese lastre, a sabiendas de que con él, me hundiría yo también. 

Imagino que me despojo de mis heridas, que soy libre, del todo libre, libre hasta de mi. 

Que abandono todo lo que no tiene valor para perderme de nuevo en El Puntal, a observar un horizonte turquesa infinito.

Que entierro mis pies en la arena, me dejo llevar por el nordeste más frío y ahí, en la soledad de mi yo con el mundo, vuelvo a sonreir.

Porque esta será la última vez que brillará el faro que siempre recordará lo que fuimos, como constancia de que el tiempo tiene la fea costumbre de olvidar todos los hechos. 

Conviene saber que incluso tras la noche más oscura, siempre vuelve a amanecer.

Y hubiese convenido saber que, aunque jamás nos lo dijeran de pequeños, el amor es el único juego en el que había que empatar.

Y habría hecho falta saber que no hay persona sin su colección de espinas y que nada escuece más que escuchar un disco a solas de Sabina

Pero en mi Puertochico, de nuevo, sonreí. 

Qué forma más preciosa de volver a comenzar.

Con mi brújula en busca de la sonrisa más perdida.


Bienvenido Enero, volvemos a la mar.



martes, 12 de mayo de 2020

Salitre, anzuelo, adiós.

Siempre que vuelvo a recalar en éste puerto, después de muchas mareas, es cuando ahí afuera, de noche y con temporal, el viento rola de nordeste y la mar asusta.

Siempre con el casco hecho añicos, la pintura levantada y sin gobierno.

A remolque del que, entre las olas, atisba a ver una luz entre casquillos, me remolca y me deja atado por un cabo a cualquier noray cercano al puerto.

Y siempre juro lo mismo: que cuando vuelvas a pasear por éste puerto, me verás reir, feliz y navegando bien, mostrando mentiras de cómo es mi vida, olvidándote.

Pero me lo pensé más de dos veces y siempre te elegí más de esas dos.
Sé que no nos conviene, hacernos daño, no.

Si mientras más fallamos, más felices fuimos, qué bonito error.

Y siempre juro lo mismo: que cuando vuelvas a pasear por éste puerto, me verás reir, feliz y navegando bien, mostrando mentiras de cómo es mi vida, olvidándote.

Porque hay personas y momentos que nunca se olvidan.
Porque hay pomos que giramos sin saber que son de salida.
Corazones que nunca entienden de medida.
Y estando naufragando yo sentí que no me hundía.

Pero sé dónde no volvería, mucho más que a dónde dirigir mi luz de guía.
Hice más cosas por ti que las que hice por mi vida.

Y me vas a ver.
Cogiendo la mano de no sé quién.
Haciendo lo que nunca quise hacer.

Partiéndome en trozos, orientado a la deriva, hundiéndome.
Jugando a mentir lo aposté todo,
pero rodeado de ti me sentí muy sólo.

Queriendo que todo volviera a ser como antes,
supe que ya nada volvería a ser igual.

El barco se hundía y el agua pesaba ya.

Era tanto lo que arrastraba que el capitán no pudo más.



lunes, 19 de noviembre de 2018

"De ti depende..."

No sé si es tu marca de sol en la cadera,
no sé si serán tus límites, que tienden a infinito.
por derecha
e
izquierda...
Eres matemática pura.

Que todos te miren,
y que sólo yo te vea.

De ti depende....
que salgamos al balcón a dar envidia a los de en frente.
De ti depende....
un Agosto en Santand....

Yo te reservo una ola,
una roca,
una orilla
una mesa mirando hacia la bahía.
Describo tu nombre sobre las mejillas
del mar
y en la arena
mis ojos clavados en ti.

Y a los que te tildan de guapa,
les dices de mi parte
que tú vales más que eso
y que aún nos quedan muchos bares en los que pelearnos
y que te ponen los segundos silencio del momento antes de desnudarnos.

Lento, lento, más despacio...
Lento, lento, muy lento.

De mi depende....
que cuando me muera....
me traigas flores.

Sophie.

martes, 6 de noviembre de 2018

"Porque la vida es un ir y venir de girar pomos".

Antes de nada, perdón por si huele a cerrado, hacía mucho tiempo que nadie paseaba por PuertoChico...

"Ábreme bien de puertas y ventanas", he tenido que escuchar cuando he metido la llave en la cerradura. Que corra el aire y que entre la luz.

Que hace falta.

Puedes dejar tus recuerdos, tus miedos y tus desconfianzas aquí. Entre los años que te busqué y los que te pienso seguir encontrando. Los primeros estuvieron vestidos de errores. Los segundos están ya desnudos de ellos.

Y mi paseo, con sus barcos y su bandera, es tan cálido y acogedor como me permite mi honestidad. Ni muy grande como para albergar tapujos ni muy pequeño como para sentirse incómodo.

Si quieres que haya luz, deberás subir el interruptor del cuadro de luces que encontrarás en la comisura izquierda de tu sonrisa. Cuidado con las carcajadas no vaya a ser cosa de que se fundan los plomos. En ese caso debería de salir por la puerta de atrás, tener cuidado de que el gato no se escapase del arreate y pulsar "RESET" durante 3 segundos.

Por cierto y por si no lo he comentado antes, la chimenea la pones tú.

Y hablando del tema, siempre he intentado que la temperatura del agua estuviese de tu agrado. Si por lo que fuere, de vez en cuando notases un jarro de agua fría, eso es porque se me ha ido el calentador de las manos. Sal y vuelve a entrar pasados unos minutos.

Eso sí, cuidado al pisar que está fregado con lágrimas recientes.

La lavadora todavía no acaba de funcionarme bien. Hay cosas del pasado que necesitarán más de un lavado y habrá cosas del futuro que, como la lejía, acabarán por gastarse de tanto usarlas. ¿Mi recomendación? Ensuciarlo a su ritmo justo. Sin pasarse. Que al final, siempre acaba saliendo cara. La lavadora.

Te he dejado la cama hecha, el baño con espuma y una quiche de las que te gustan en el frigo. Para que disfrutes todo a tu gusto, siempre y cuando sigas manteniendo reservado el derecho de admisión. Aquí no vquiero que vengas a rendir cuentas sino a rendirte tú. No compites con nadie si no que te compartes conmigo.

El resto...pues no sé. Iremos algún finde a Ikea.

Notarás que te sobra algún tabique emocional y alguna neurona por amueblar.

Dime que tienes toda una vida e iré pidiendo presupuestos.

Porque cuando has estado a punto de perder el alma y lo has sabido, entonces aún has tenido un alma por perder".

Bienvenida.

Y perdón por el tiempo.

lunes, 19 de marzo de 2018

Te tengo ganas.

"Me gustas cuando callas y estás como distante.
Déjame que te hable también con tu silencio
claro como una lámpara, simple como un anillo.
Eres como la noche, callada y constelada.
Tu silencio es de estrella, tan lejano y sencillo."
-P. Neruda

Y es que me gustas cuando vienes. Sin razón y para quedarte.
Me gustas cuando paras y me miras. Y yo te ignoro para que sigas, disfrutando del trayecto de tus pupilas que contiene mi nombre.
Me gustas con tu viaje de invierno en un verano a punto de estallar. Con tus aires reinventados. Con tus planes sin establecer. Con tus arriba que no se encuentran precisamente en el tejado y tus abajo que realmente nunca existieron.
Me gustas cuando te conviertes en mi fuente de energía intransferible, cuando me quemas en ese instante antes de sentir tu abrazo y no veo otra cosa que los rayos de electricidad estática que despiertan cada una de mis neuronas.
Me gustas cuando partes el cielo en dos solo para poder ver el sol un rato más y alargar los días al viento, despeinados aunque se nos hagan demasiado cortos.
Me gustas cuando me hablas con tu silencio a gritos lleno de palabras que transmiten más que cualquier vocal hablada. Pero más me gustas cuando me dices muy a lo bajito, sólo para mi oído débil, “no te quedes con ganas, quédate conmigo”.
Me gustas cuando me lees de norte a sur sin perderte ni una sola de mis comas, y en tiempo récord hablas mi idioma.
Me gustas cuando dices que buscarás una tumba de dos, que la distancia en nuestro caso está sobrevalorada.
Me gustas en cada una de tus contradicciones.
En cada uno de tus pasos.
En cada una de tus rarezas.
Y es que me gustas siempre.
Siempre, tú.

Y es que tiene gracia la cuestión porque donde algunos se aferran al no, otros luchan hasta el final por tener el sí. Donde algunos dan todo por hecho y se rinden a la más mínima señal de llovizna, otros bailan felices bajo la mayor tormenta posible y consiguen salir de ella. Mojados, pero salen, y además con una sonrisa de las grandes.
La pregunta que nos debemos hacer todos en algún momento es: ¿qué es lo que hace que seas de un bando u otro? ¿Qué es lo que hace que, aunque estés calado, sigas andando hasta llegar a donde soñaste?
No creo que sea la suerte ni la fortaleza mental ni el qué dirán. Dudo que sea el tener mucha sabiduría o experiencia. De hecho, precisamente los niños son los que mejor saben llevar estas situaciones y salir de ellas. Tampoco creo que sea la cultura o el provenir.
No.
Todo se reduce esencialmente a las ganas, a la cabezonería, al “no podrán conmigo”. Y esas ganas con el desgaste de la vida a veces nos las acaban quitando o, lo que es más peligroso, nos las quitamos nosotros mismos.
Las ganas de levantarte por la mañana después de un mes de infierno y decir “hoy sí, hoy me como el mundo”. Y te lo comes. Punto. Así de fácil.
Las ganas de por fin superar esa pequeña espina que has tenido clavada desde hace años, de por fin perdonar lo imperdonable, porque ya no te mereces gastar en el asunto ni un segundo más.
Las ganas de abrirte a una persona y vivir una nueva aventura sin preocuparte por el inicio, nudo o desenlace porque ahora disfrutáis los dos y todo lo demás da igual.Puede que el final llegue a los dos meses o puede que no llegue jamás. Pero eso no es lo importante, sino los momentos compartidos.
La emoción de cuando pisas suelo nuevo, que simplemente son ganas de lo inesperado. De descubrir un nuevo lugar y pensar: a ver qué pasa aquí, aquí no hay límites, aquí todo es posible.
Las ganas de quitarse precisamente las ganas de complicarlo todo. Que las tonalidades pueden ser interesantes pero ya llega un punto en el que nos liamos demasiado. Que no es que no haya que jugar con fuego porque queme, sino porque deja marca de por vida. Que basta ya de perder el tiempo, de standbys, de no jugársela.
Las ganas de dejar de vivir a base de migas y empezar a exigir un banquete. Que las cosas a medias no nos gustan. O sonríes o no. O te enamoras o no. O todo o nada. Mejor dicho, o doble o nada. Y sabes que conmigo, es así.
Las ganas de querer a las personas por todo lo que han sido y serán, por todo lo que te han dado y te darán, y saber qué exigir a quién. Porque no todos te van a dar lo mismo y lo bonito está en saberlo y disfrutar de su particular cachito.
Las ganas de tomárselo todo un poco más despacio, de saborear los días y disfrutar del mundo que nos ha tocado. Que si te paras un poco verás que el café huele mejor, que los besos saben mejor y la palabras suenan mejor.
Y sobre todo, las ganas que tengo de escribir sobre las ganas y por fin encontrarlas.
Encontrarte.
Y saciarlas.

Tu perspectiva. Y yo.

Nos dejamos por el camino. Sacrificamos grandes sueños a cambio de lo aceptable. Nos quedamos con la opción fácil, por falta de fuerzas o, peor aún, falta de ganas.Olvidamos que quien no arriesga, nunca gana, y que para poder querer al de enfrente, a mi,  hay que empezar por quererse a uno mismo. Dejamos que la vida pase y pase y cada 31 de diciembre proponemos el gran cambio que el 4 de enero acaba caducando. Nos desvivimos y nos desgastamos. Posponemos. Retrasamos. Olvidamos.
Y al final nos convertimos en nuestro propio plan B.
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A todos nos llega un momento en el que podemos elegir ser de los que viven o de los que dejan el tiempo pasar. Y a mí me has abierto los ojos de par en par. Me has demostrado que la vida son dos días y uno te lo pasas trabajando. Que hay cosas que se tienen que acabar para que otras nuevas puedan empezar. Que más vale disfrutar porque el viaje es solo de ida. Que cometer errores es humano y no hay que castigarse de más. Y que, sobre todo, los malos sentimientos tienen que ser cosa de otros.
Que los que te quieren para siempre, siempre estarán. Condición necesaria y suficiente. Que hay que levantarse con unas pocas ganas de comerse el mundo para evitar que todo se vuelva gris. Y si llegas al punto de aburrirte, replantéatelo todo porque seguramente no esté compensando.
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Que cuando empezamos a llorar más de la cuenta, toca celebrar. Celebrar que me tienes a tu lado, que estoy aquí, contigo. La cuestión está en que cada uno de nosotros somos el conjunto de las personas que han estado en nuestra vida. Así que quiere a cada uno de ellos y recuérdales, a tu manera. Recuerda que la gente puede sorprenderte y yo soy de ellos. Que soy capaz de alegrarte un Lunes por la tarde, un Miércoles al mediodía o un Viernes por la noche con velas y champagne. Comparte con los que importan y deshazte de los que no. No te compliques. Y quédate con los que inspiran, esos que sin despegar los labios nos enseñan las mayores lecciones, porque son los que merecen la pena.
Cuando te quedes sin ánimos de seguir peleando, recuerda que lo que fácil viene fácil se va. Hay que luchar y duro. Y gritar ayuda, hazme caso. Disfruta de los pequeños lujos porque su suma es muy grande. Disfruta de mi y conmigo, porque MI suma es infinita. Despertarte en la playa conmigo, aprender a conducir un BMW automático o jugar a las uerras de almohadas a simple vista pueden no parecer mucho pero te aseguro que, con el tiempo, acabarán siéndolo todo.
Y ahora toca poner un pie delante del otro y mirar al frente. No hay que creer en los finales tristes. Todo es cuestión de perspectiva.
Y en la tuya, siempre estaré yo.

domingo, 11 de marzo de 2018

Ikigai. Lo llaman. Te llamo. Porque eres el mio.

Ikigai.
Lo llaman.
Te llamo.
Porque el mio lo eres tú.

Según los japoneses, todo el mundo tiene su Ikigai. Su motivo para existir.
Algunos lo han encontrado y son conscientes.
Otros lo llevan dentro pero todavía lo están buscando.

Hacía 28 años que lo llevaba dentro y sin saberlo, en Octubre del 2017 lo descubrí.
Refugiándose aquella mañana de frío otoño mientras me esperaba.
Sin ella saberlo y sin yo buscarlo.

Tienes talento ratón. Entendido como la inteligencia bien dirigida, que elige adecuadamente sus metas y los medios para conseguirlas. Y ahí que vas...imparable, implacable, rotunda, eficaz.
Porque tienes talento, Musi. Puede que aún no te hayas dado cuenta, pero ahí está. Escondido entre tus frustraciones y tus miedos al qué dirán. Igual está disfrazado de hobbie, vestido de algo que siempre haces por diversión. Porque te relaja.  Aquello por lo que te daría vergüenza tener que cobrar porque harías con gusto incluso gratis. Como lo haces. Aquello que piensas que deberías pagar para poder desempeñarlo. Aquello que jamás llamarías trabajo. Aquello de lo que jamás te quisieras jubilar.

Tienes talento. Esa habilidad para sorprender al que lo descubre. Con sabor a limón, a zanahoria, a naranja o a media luna...ese don, ese no sé qué. Esa facilidad. Seguramente te cueste creer que alguien algún día pueda llegar a valorarlo.

Yo ya lo hago.

Entre lo que te gusta y lo que se te da bien está lo que les gusta a los demás., que es lo mismo que decir que en algún lugar, en algún momento, existirá alguien dispuesto a compensártelo.

El problema no es por tanto tener talento. Ya hemos quedado que lo tienes. Y mucho. El problema está en descubrirlo a tiempo. Y todavía NO ESTÁS EN ESA EDAD. Como yo.

Por tanto, si el problema no es tener talento, porque lo tienes. Si el problema no está en llegar a tiempo porque aún lo estás. Si el problema no es nada que tenga que ver con ello...mírame a la cara y respóndeme: ¿A qué esperas?

¿Quién no lo ha sentido alguna vez?
¿Quién no se ha escondido debajo de la sábana esperando que el monstruo pasara de largo?
¿Quién no se ha echado a temblar en el peor momento?
¿Y a quién no le han fallado las piernas, el pulso, la voz?

Dicen que todo se acaba pasando, pero no es verdad.

Tengo miedo a perderte.
Tengo miedo a sentirme vulnerable.
Tengo miedo a tener que comprobarlo algún día.

Dicen que los frágiles son los que más fantasmas acumulan.
Pero estoy convencido de que es al revés. Que igual que no hay fortaleza sin debilidad, tampoco hay valentía sin miedo.

Al final un héroe no es más que alguien dispuesto a librar la batalla que todo el mundo dio por perdida.

Por eso, tú, además de ser mi mayor COMPROMISO, eres también mi heroína. Porque no te das por vencida ratón.

"Que bonito caminar detrás de ti, llevarte siempre delante.
Cuando giras la cabeza estoy aquí y nunca voy a marcharme.
¿Cómo puede caber en tu cuerpo todo ese talento?
¿Cómo puede caber ahí dentro?
En ese amasijo de huesos".

Mi ikigai.
Mi motivo para existir.
Tú.

Sin anestesia. Sin dudas. Sin miedo.

Te quiero "S".


lunes, 22 de enero de 2018

17 de Febrero.

Antes de decirme que no, levanta las velas.
Y guarda en tu minifalda color berenjena los granos de amor.

Y haz ceremonias de luna llena con mis cosquillas por tu calor.
Antes de que me vaya lánzamelos.

Y cuida éstas ganas que tenemos en vena.
Cuida del baile y riega el salón.

Lleva la barca hasta la ermita
y pon el verano en mi mostrador.

Y que San Juan no te queme con mi hoguera
cuando descubra que fuiste tú quién la saltó.

Cuando llegue a verte, deja mi equipaje en la ribera
para verte como quieres que te vea.
Deja mi equipaje en la ribera
y quémalo.

Haz que éste baile merezca la pena.
Yo haré lo propio con ésta emoción.

Pero si al final no hay más que comedia,
deja que el Tajo nos lleve a los dos.

Y que San Juan no nos queme con su hoguera por jugar
ni haga de ésto un negocio menor.
Cruza los dedos por mi y antes de que vuelva a por ti
busca el viento a favor.

Y deja el equipaje en la ribera,
para verme como quiero que me veas.
Lánzate al agua con los patos y por mi
Aquí espero yo.

jueves, 4 de enero de 2018

Mis dos yo.

Nadie me conoce, pero todos creen conocerme.
Algunos me ven como un germen, Les hierve la sangre al verme.

A unos les veo amarme, a otros temerme.
Para unos soy maravilla. Para otros pesadilla mientras duermen.

Unos me ven como vida.
Otros ven en mi un lamento.

Y otros sienten que mi rostro no existe en edades ni tiempos.

A unos les tranquiliza mi imagen.
Otros sienten taquicardia.

Unos ven en mi el exceso.
Otros estilo y vanguardia.

Para algunos soy altivo, insolente, presumido.
Unos me rechazarán y para otros seré el imán más atractivo.

Hay quien me mira y sonríe.
Hay quien se asusta de inmediato.

Unos ven en mi un espejo.
Otros un cristal opaco.

Para unos soy triunfo.
Para otros causa perdida.

Pero cuando eres como yo
...
¿qué importa lo que otros digan?

sábado, 16 de diciembre de 2017

Ahí va la niña.

Regreso de mi segundo hogar.

Aquel que siempre me espera con la mejor de sus sonrisas. Con la mejor de sus luces. Con la mejor de sus sequías.

Y es que aún a cantaros tiene que llover.

Vengo conduciendo pero las musas me asaltan.
No tengo boli, ni papel. Sólo un portátil, una gasolinera y un puñado de frío que me hiela el alma.

Y vengo pensando en otra tierra que de nueva se torna en caprichosa.
Una tierra que te hace sangrar la boca. De sed o de ganas, no importa.

El caso es que aún no han amanecido las quinientas noches que vendrían después.
Que no me duele verla desaparecer, bailando al viento lenta mientras otro recoge sus pasos.
O sus pies.

Se está alargando la noche y no duermo.

Que de prequererte sé, 
pero no puedo seguir imaginándote con prisas.
Porque cuando te rompen el corazón la garganta se acristala y los pies descalzos, delatan y escapan, pero siempre quedan presos.

Cuando te rompen el corazón no hay palabra, 
ni consuelo, 
no hay techo que te refugie
ni abrazo que sustituye, 
no hay tiempo de más
sólo días de menos.

Dicen que cuando te rompen el corazón dejamos de ser eternos.

Y es que a un palmo de ti es fácil morderte, así que guarda esos labios rojos carmín porque voy directo, no sea que al sentirlos húmedos les invite donde guardo ciertos ecos y duermen huracanes. 
Allí donde alguna murió a oscuras, perdiéndose en el intento de encontrar fuego.

Que cuando quemas es porque hay alma.
y cuando hay alma, siempre duelo.

Porque el alma siempre retoma el camino de vuelta a casa.
Apago el portátil.
Enciendo el coche.
Me alejo de ti.

Vuelvo a casa.


viernes, 8 de diciembre de 2017

Tricks of the light.

Dentro de todos y cada uno de nosotros hay un verdadero y auténtico swing. 

Algo con lo que nacemos. Algo que es nuestro y sólo nuestro. Algo que no se puede enseñar ni aprender. 

Debemos mantenerlo vivo. Con el paso del tiempo, el mundo puede robarnos ese swing, quedando enterrado en nuestro interior bajo todos nuestros "habría, podría, debería". 

Hay quien llega a olvidar cuál era su swing. 

El truco está en encontrarlo.

A veces el paraíso es apoyar la cabeza en el hombro correcto.

Las cartas de amor se empiezan sin saber qué decir y se terminan sin saber qué se ha dicho, pero esta no es una de ellas.

Tampoco es ningún deseo de pretensión desmesurada. 

Te conocí pero soy aburrido. Me dices que sí, para luego enfadarte y que sea que no.
Me hablas de tus conversaciones.
Te digo que no me importa cuando en realidad me gustaría invitarte a bailar.

Tenemos una cena pendiente y a medias.
Tengo, porque en verdad no sé si tú también lo quieres tener.

No sé cómo eres realmente. Lo único que intuyo es lo siguiente:
Algunas personas son capaces de sentir la lluvia. Otras sólo se mojan.
Pues tú, intuyo, eres de las primeras.

Y quizás, la mitad de tu belleza sea tu extraña manera de pensar.
Y que no todos los que andan sin rumbo fijo se pierden. Para muestra, un botón

Sabes mi nombre, pero no mi historia.
Has oído lo que he hecho pero no por lo que he pasado.
Sabes dónde estoy, pero no de donde vengo.
Me ves reír, pero nunca me has visto llorar.

Sólo conoces el amable capítulo de una historia que hace ya 28 años empezó a fraguarse.

No me juzgues y pregúntame.

Porque al igual que posiblemente tú seas una gran historia.
Seguramente yo sólo sea un buen lector de ella.

Me gusta la gente que aparece por sorpresa.
Que no suena a campanas.
Aquellas que descubres esperándote una mañana de frío bajo un portal.
Aquellas de las que te inquieta su olor.
Aquellas de las que piensas…”ya veremos qué pasa al mirarnos”.

Quien me conoce sabe que no es fácil hacerlo:
Por eso muchos huyen al principio.
Por eso los pocos que lo consiguen, se quedan para siempre.
Nunca dejaré sin casa a aquel (prefiero aquella) que llega a mi atravesando bosques de lenguas extintas.

Dices que prefieres ser de las que van sin escoba.
Yo preferiría que fueses de las que dan oportunidad y no portazo.

Nos miramos de reojo. Me acerqué.
Me dijiste: “No lo intentes”.
Te respondí que no estaba buscando lo que tú no querías encontrar.

Lo que yo sólo quería era aprenderte.

Porque cuando las prioridades están claras, las decisiones se vuelven fáciles.
Menos contigo.

"Porque la belleza que atrae, rara vez es la misma que enamora".
Chapeu, Sophie!

jueves, 5 de octubre de 2017

¿Correcto? Correctísimo.

Y cuando el gran cambio en tu vida es simplemente una nueva forma de verlo todo...
 ¿no es una cosa extraña? 

Que no cambia absolutamente nada excepto que ves todo de manera diferente y tienes menos miedo y, como resultado, eres más fuerte...
¿no es asombroso que una cosa totalmente invisible en tu cabeza pueda ser más real que cualquier cosa que hayas experimentado antes? 

Ves las cosas más claramente y sabes que las estás viendo más claramente. Y te das cuenta de que esto es lo que significa amar la vida.

El caso es que siempre he sido de los que se quedaban con un amor que me daba más problemas que respuestas. Más miedos que seguridad. Más dudas que confianza.

Y de repente te das cuenta de que la manera esa en la que está el sol ahora mismo, con las sombras largas y ese tipo de luz brillante y tan suave, cuando está a punto de ponerse, ¿Sabes cómo te digo? Pues esa luz hace que todo sea un poco mejor, mucho más bonito. Y, hoy, no sé por qué, pero parece que todo está iluminado por ella...por sus rizos. Y su perfecta sonrisa.

Lo que mucha gente llama amar consiste en elegir a una mujer y casarse con ella. La eligen, te lo juro, los he visto. Como si se pudiese elegir en el amor, como si no fuera un rayo que te parte los huesos y te deja inerte en la mitad del patio. No sé si en un patio de armas o en el de cualquier colegio. El caso es que la miras, te mira y de pronto sientes una necesidad tremenda de tomarte un gin con vistas a cualquier castillo.

Pero sea como fuere, sólo te diré que hay tres tipos de personas que conocerás a lo largo de tu vida. El primer tipo solamente mirará el índice de quién eres y saltará directamente a las partes de ti que más le interesen. El segundo tipo se molestará en leer todos y cada uno de tus capítulos y quizás doblará alguna de tus páginas que más le inspire. Conocerás a gente que encaja en uno de estos dos tipos, seguro. Pero será el tercer tipo el que nunca veas venir. Y ese tipo será la única persona que, no solo acabará tus frases, sino que también se quedará con tu libro. 

Y conmigo llevas ya dos.

Pero te cuento también que ya no tengo paciencia para algunas cosas, no porque me haya vuelto arrogante, sino simplemente porque llegué a un punto de mi vida en que no me apetece perder más tiempo con aquello que me desagrada o hiere. No tengo paciencia para el cinismo, críticas en exceso y exigencias superiores de cualquier naturaleza. Perdí la voluntad de agradar a quien no agrado, de amar a quien no me ama y de sonreír para quien no quiere sonreírme. Ya no dedico un minuto a quien miente o quiere manipular. Decidí no convivir más con la pretensión, hipocresía, deshonestidad y elogios baratos. No consigo tolerar la erudición selectiva y la altivez académica. No dedico tiempo tampoco a los cotilleos. No soporto conflictos y comparaciones. Creo en un mundo de opuestos y por eso evito personas de carácter rígido e inflexible. En la amistad me desagrada la falta de lealtad y la traición. No me llevo nada bien con quien no sabe elogiar o incentivar y las exageraciones me aburren. Ya no tengo paciencia para quien no merece mi paciencia. Para que quien ya no tiene sueños.

Así que sueña. Nunca dejes de soñar. Nunca creas que tus sueños son demasiado grandes. Nunca creas que estás demasiado loca. Y cuando cumplas los tuyos... vuelve a casa.

Porque me gusta la gente que vibra, que no hay que empujarla, que no hay que decirle que haga las cosas, sino que sabe lo que hay que hacer y que lo hace. La gente que cultiva sus sueños hasta que esos sueños se apoderan de su propia realidad. Me gusta la gente con capacidad para asumir las consecuencias de sus acciones, la gente que arriesga lo cierto por lo incierto para ir detrás de un sueño, quien se permite huir de los consejos sensatos. Me gusta la gente que agradece el nuevo día, las cosas buenas que existen en su vida, que vive cada hora con buen ánimo dando lo mejor de sí, agradecido de estar vivo.
 Me gusta la gente como tú. Aunque de vez en cuando haya que decirte: -¡Tú puedes rizos!
Aunque de vez en cuando haya que dejarte la luz encendida para que no te asusten tus fantasmas!
Aunque alguna vez se te quede la 2ª en el Land Rover...

Por eso y por mucho más, hoy me he apuntado una frase en la pared de mi habitación. Una que leí hace mucho tiempo y que estaba esperando elegir el nombre de mujer correcto.

"No olvides cuidarla... Por si mañana en vez de verla, te toca imaginarla".

Correctísimo.

lunes, 7 de agosto de 2017

"No hay distancia insalvable para quienes se han visto por dentro"

"..."

Ellas llegan, te enamoran y se van. Te dejan en la mano un par de versos y un vacío en el alma lo suficientemente grande como para acabar el poema. Ese y otros cien. Ellas tienen la culpa de que escriba. La culpa del desamor. De la guerra. Si me apuras, del hambre. Están por todas partes. Nadie está a salvo. Nadie está a salvo del amor. De sentir.

Llámalo poesía, si quieres.

O instinto de supervivencia...

Soy uno de los que quedan., de los valientes, de los que son poesía.
De los que miramos al miedo de frente y le pisan las ganas de ir por delante.

A aquellos que creen que la música nació de tu risa,
que irían al fin del mundo por ti.
si no fuera porque prefieran quedarse a tu lado
(que ahí la vista es más bonita)
que se enamoran de los defectos porque te hacen más humana
y les acerca al imposible de cumplirte;

que te buscan, que te esperan,
que te sueñan, que te llenan.

El caso es que, para mi, existen siempre dos tipos de personas:
Aquellas con las que todo acaba cuando te acuestas con ellas
                                               y
aquellas con las que todo empieza cuando te despiertas a su lado.

No soy mucho de llevar relojes.
Yo, el tiempo lo mido por sonrisas.
Y ya hace tres que te espero.

sábado, 5 de agosto de 2017

La más bella de aquella fiesta.

Y puede que esta noche suene la voz que lo cambie todo.
También puede que no y siga partiendo mi rumbo.
Porque si me das un papel te hago reina,
si te bajas la falda te juro.

Tú y cualquier frase silente entre la luz.
Tú y el motivo de los besos que no sigo.
Tú, reflejo que devuelve aquel azul.
Océano buscándote en el río.

Promesa en un pronombre posesivo.

Y la Luna, que hoy no es llena, es para ti.
Te la traje en un café. Aún dormías en Pintores. Y me fui.
"Luego vuelvo cuando vuelvas tú también".
Y aún dormida, dijiste "sí".

Tú, un velo migratorio hacia el sur.
Tú, llevando en mi futuro tu pasado.
Tú, cuando cualquier beso era poder.
Y es que aún a cántaros tiene que llover.

Promesa en un pretérito imperfecto.

"Me encanta tú nombre" - "a mi no tu ropa"
y en sólo una frase desmonta la poca vergüenza que tengo.
No escribo una nota desde aquella playa sin pensar en ti.

Juramos bañarnos en todos los mares,
cantarnos bajito los discos a medias,
restarnos las penas, contar los lunares
que quedan de ti.

Dejar indeleble en mi espalda tu letra
cumplir la promesa que hiciste en el cielo,
"si cuentas nuestra historia, vida mía, volveré,
se fue sin un adiós, cumpliendo su promesa.

Te he tenido en mi pecho y sé,
cómo lates sé, de tu miedo sé,
que te han de cuidar, nunca igual que yo.
que verás París (ya lo viste), que te harán llorar,
y ahí entenderás lo que lloré yo,
aunque te de igual.

Y a cántaros aún tiene que llover...

Al parecer, la dignidad de la vida humana no estaba prevista en el plan que los nuevos salvapatrias han trazado para "su" nueva España.
Quizás, para que lo entendieran, primero hubiera que definirles lo que es la dignidad. El derecho, según y para mi, más noble y preciado que una persona puede ostentar, sólo por el mero hecho de ser persona. Debemos disfrutarlo, respetarlo y hacer uso de ella desde que nacemos hasta que descansamos entre los recuerdos de quienes nos recuerdan.

Pero a la vista de lo acontecido, la dignidad camina por la vida acompañada de tintes funestos, pues así como los pueblos sin dignidad son rebaños, las personas sin ella son esclavos.

martes, 30 de mayo de 2017

Bienvenido.

Me acaricia una y soy feliz. Me acaricia la otra y soy igual de feliz. Mira el lío que tengo montado.

- Juguemos a las enfermedades. Yo leo una y el primero que empiece a tener los síntomas pierde.-
- Tu inmadurez es superlativa a tu edad.-

El caso es que te quiero. Sin motivos y sin razones. Sin condiciones y sin fecha de caducidad. Sin idas y vueltas.
Y sí, sin ropa también.

Por verte bailar pasé hasta Coímbra de largo.

La próxima vez que me beses, la noche en el barrio Chiado, para no verme derramar mi amor calado.
La próxima vez que me beses, seremos promesa y descalzos, playa del norte por pisar nuestro pasado.

Tiembla Lisboa conmigo, cuando recuerdo aquel fado.

La próxima vez que me beses sera primavera o verano.
La próxima vez que me beses, claveles protesten callados. Huelan su aroma al caminar.

Amor robado.

El día pasará y la vida seguirá. Ganarán los mismos,perderán los de siempre.
Pero, quizás, si eres paciente, si dejas de correr -y me perdono-,
la vida deje de ser ese autobús que se escapa justo antes de llegar a la parada.

Y sé feliz.
Pero no por alguien. Tampoco por algo.
Quizás con alguien.

Nada de eso;

Sé feliz porque
al fin y al cabo
te lo mereces.

Y si en todo ello, sientes miedo...

Bienvenido a la madurez.

domingo, 2 de abril de 2017

Hacer el amor. O lo que ames. Pero hazlo.

"Las cosas no se dicen. Se hacen. Porque al hacerlas, se dicen solas".

Otra frase de autoayuda de gama baja que descubro en una fachada grafiteada de lo que antaño pudo ser un local de copete en el centro de Guecho. Otro consejo petardo que llegó tarde. Otra frase cursi y pasada de moda. Otro deseo incumplido. O quizás no. Quizás amaban tan enfermizamente lo que hacían que por eso quebró el negocio...el caso es que de aquello ya no queda nada mas que sus dueños, tapiados tras un grafiti. Todo un epitafio con mayúsculas. Pero ahora que ya no están, sólo podemos admirar su belleza. Como suele pasar con todas las cosas imposibles, utópicas, efímeras, fugaces. O quizás no. Como si sus anteriores dueños nos quisieran legar algo positivo tras su fracaso. Como si nos apuntaran con sus dedos desde su nueva vida que nuestro verdadero camino no está donde ahora estamos.

Exactamente igual ocurre con "Ama lo que haces". La vida es demasiado corta como para odiarlo. O simplemente como para que te dé igual. Porque el día menos pensado puedo ser yo el que, con el spray amargo del "con lo que yo he sido", acabe pintando mi grafiti en cualquier esquina de cualquier rincón de mi vida.
"Ama lo que haces" son 24 horas para todo el mundo. Y tengamos en cuenta que, si de media dormimos 8 horas, invertimos 3 en comer, 2 en transporte y logística y 3 en ver la televisión -para analizar-, nos queda un tercio de día que, en teoría, debiéramos dedicar a hacer lo que realmente amamos. Y da la casualidad de que ese tercio coincide con la jornada laboral de cualquier españolito medio.

Amar hasta el fondo. Pero ojo, amar no resulta perfecto del todo. Significa que has de estar dispuesto a odiar el hecho de amarlo tanto. Porque amar lo que haces significa perder el sueño cuando las cosas no van bien. Amar lo que haces es llevarte los problemas a casa, no dejar de pensar en otra cosa cuando te da pereza dejar de pensar.

Y aún así, con todo esto, el grafiti y yo te decimos que hagas las cosas que amas. Vale la pena. Sobre todo porque dicen que amar, lo que se dice amar, casi nunca es una opción.

Pero, ¿cómo se empieza? preguntas mientras clavas en mi pupila tu pupila azul.
Se empieza como se empiezan todas las cosas buenas.
Siempre por el final.

Por hacer lo que amas.

Tan utópico, sencillo y estúpido que ya empiezo a pensar que sólo puede ser verdad.


lunes, 16 de enero de 2017

"El último No te vayas y el primer Si quieres, vete".

Imaginemos que sea cierto,
que me fui,
que te dejé.
Sin dar explicaciones.

Aún así no debes culparme por ello.
En el amor, como en la guerra,
rara vez abandona quien va venciendo.

¿Y qué has aprendido después de tanto dolor, de tantas traiciones?

<< Entonces me respondió>>

-Aprendí a sonreir siempre-.

(Y con esa respuesta fue cuando me dí cuenta de que el resto de chicas sólo fueron simulacros.
Sólo tú fuiste el incendio).

Detrás, el voraz incendio.
Delante, siempre el mar.

Y no sabes nadar.


La Diosa Íbera

España es un país de Historia y de historias.
Pero ningún campo tiene mayor abono que el de la incultura.
Y por desgracia, España, es un país de campos.
Como los que, en su obra, describía Machado.

España.
La que muere y la que bosteza.
"Españolito que viene al mundo te guarde Dios.
Una de las dos Españas, ha de helarte el corazón".

España.
Tierra de sangre, piel de toro.
España.
Tierra de albero, capote, grana y oro.

"Atormentada piel de toro española,
turbia y homicida,
cuna de Caín".










jueves, 22 de septiembre de 2016

Brillemos, pero en esdrújula.

Acojo en mi hogar 
Palabras que he encontrado abandonadas en mi palabrera. 
Examino cada jaula y allí, narrando vocales y consonantes 
Encuentro a sucios verbos que lloran después de ser abandonados por un 
Sujeto que un día fue su amo. 
Y de tan creído que era prescindió del predicado. 

Esta misma semana han encontrado a un par de adjetivos trastornados, 
A tres adverbios muertos de frío. 
Y a otros tanto de la raza pronombre. 
Que sueñan en sus jaulas con ser la sombra de un niño. 

Se llama entonces a las palabras que llevan más días abandonadas 
Y me las llevo a casa 
Las vacuno de la rabia 
Y las peino a mi manera 
Como si fueran hijas únicas. 
Porque en verdad todas son únicas. 

Acto seguido y antes de integrarlas en un parvulario de relatos o canciones 
Les doy un beso de tinta. 
Y les digo que si quieres ganarte el respeto nunca hay que olvidarse los 
Acentos en el patio.

A veces les pongo a mis palabras diéresis de colores imitando diademas. 
Y yo solo observo como juegan en el patio de un poema. 

Casi siempre te abandonan demasiado pronto. 
Y las escuchas en bocas ajenas. 
Y te alegras. 
Y te enojas contigo mismo como con todo lo que amamos con cierto egoísmo. 

Y uno se queda en casa, inerte y algo vacío 
Acariciando aquel vocablo mudo llamado silencio 
Siempre fiel, siempre contigo. 

Pero todo es ley de vida. 

Como un día me dijo el poeta Halley, 
Si las palabras se atraen, que se unan entre ellas 
Y a brillar, que son dos sílabas.

lunes, 12 de septiembre de 2016

De puntillas. Se fue. El verano.

El ínfimo atardecer disipa cualquier duda acerca de aquella silueta sobre la que tanto me gusta planear. La brisa puntea cada una de las arrugas que se dibuja en tu rostro cada vez que sonríes. O te ríes. El faro ilumina a escondidas y a intervalos de 15 segundos cada uno de los rincones más recónditos del cuerpo sobre el que la arena hace de colchón.

Y me invitas a bañarme a oscuras. Y a escondidas. Y entre dos. Y entonces te digo que prefiero el sabor del salitre sobre tu espalda. Y entonces me dices que siempre vivo a cámara lenta. Respondo que lo hago en tecnicolor pero que tienes la complejidad propia del cálculo infinitesimal para dejarme en blanco y negro.

Rebobino y me disperso dejando siempre versos inconexos.

Hemos perdido el billete de vuelta a nuestras camas. Y sugieres hacer fuego. Y me rozas como por error. Pero sonríes. Y te beso como por amor. Y te pido perdón.

Bailamos, pero me pisas los pies. Te digo que no pienso recoger tus pasos y al oído me susurras que tú tampoco piensas recoger la ropa del suelo. Enciendes las velas. Bajamos las luces. Empieza Febrero.

Y es que cuando me rozas, prendo fuego al mar.

martes, 16 de agosto de 2016

Im/politicamente correcto.

Si no se modera tu orgullo, querido Pedro, él sera tu mayor castigo.

Porque vuestra fama es como la flor que brota y muere; y la marchita el mismo sol que la hizo nacer de la acerba tierra.

Y es que no menos que el saber, debiera placerte el dudar. Pero tú no dudas. Tremenda osadía, la mia.

Porque España necesita dejar aquí y ahora todo el recelo.
Toda cobardía es necesario que muera aquí.

Porque no hay mayor certeza la de que la raza humana se encuentra en la mejor situación cuando posee el más alto grado de libertad.

Y buscarla - la libertad - es un don tan preciado como sabe quien por ella dé la vida.

Y aunque aprendido debieras de tener ya que el hombre debe siempre que pueda, cerrar sus labios antes de decir una verdad que visos tenga de mentira, bien aprendido tienes ya que, siempre la confusión de las personas principio fue del mal de la ciudad.

El caso es que de España hablaban así, cuando el sol no se ponía en nuestro imperio:
                     " Tan gentil es el porte de mi amada - España - tanto digna de amor cuando saluda, que toda lengua permanece muda y a todos avasalla su mirada".

Y es que no hay mayor dolor que recordar los tiempos felices desde la miseria.

El caso es que cuando el sentido común le dice a un Españolito que viene al mundo "nunca más", el subconsciente sonríe mientras piensa, "ya veremos".

Pero aún en tiempos de zozobra nacional, sigo creyendo a pies juntillas en aquella dedicatoria que el gran Pérez Reverte esbozó sobre aquella "Piel del Tambor" que de adultescente leí y que hoy suscribo:

                    " Mientras haya una taberna en la esquina, una frasca de vino y media docena de camaradas leales, España seguirá mereciendo la pena".

¿Porque qué importo la suerte de Julio César cuando la que estuvo en juego fue la del Imperio?

viernes, 29 de julio de 2016

Fue un placer.

Se desnudo en frente de mi de la manera más erótica posible.
Sin tapujos.
Se desabotonó los prejuicios.
Se quito los miedos.
Se dejó ver los recuerdos.

...

Pero no fue su desnudez.
Fue sólo el placer de haberla probado.

...

Y aunque esa fue la primera vez que hicimos el amor, hacía mucho tiempo que veníamos haciéndolo.
Amor con miradas, con sonrisas, con roces, besos a escondidas. Amor del que pinta tatuajes y deja cicatrices. De esos que duelen en la piel.
Amor de los que hay que vivir hasta morir. Si, amor así. Amor del nuestro, amor del bueno.

A bocanadas.
Al tirón y por derecho.

Tenía mucho de lujuria en sus labios.
Me encantaba besarnos. Pero no en privado.
Los espectáculos como ella lucen más en abierto.
Y el mundo era mejor contigo ahí afuera.
Bailando.

Y que me queme tu piel como el sol lo hace con la tuya en la arena del puntal.
Pero que jamás lo hagan tus palabras.

Y es que lo peor del amor cuando termina son las habitaciones ventiladas.
El sístole sin diástole, sin dueño.
Condenar a la hoguera los recuerdos.
Las golondrinas muertas sobre la almohada.

Cuando al punto final de los finales,
no le queda un par de puntos suspensivos.

Y es cierto que podría ponerme digno y decirte:
"Toma mi dirección cuanto te hartes de amores baratos de un rato...me llamas".

Porque aún a sabiendas de que todo era un error...
Fue un placer cometerte.

martes, 26 de julio de 2016

Consejos de una madre.

- Ella tenía razón. Nunca se veía bonita. Se veía como si fuera arte, cuando el arte nada tiene que ver con verse bonito. El arte tiene que ver con hacerte sentir algo. Y, naturalmente, cada uno tenemos nuestros propios "algos".

-¿Era guapa?
- No lo sé, pero se comportaba como si lo fuese.
-¿ Era elegante?
- La elegancia sólo es alguien que no pretende ser más de lo que realmente es. Y recuerdo que ella, siempre sonreía como si pidiera permiso. Y yo siempre se lo daba.

-¿ Y cómo me ves tú a mi?
- Como un misterio.
- Ese es el cumplido más raro que me han hecho nunca.
- No es un cumplido. Es una amenaza.
- ¿Y eso?
- Los misterios hay que resolverlos, averiguar qué esconden.
- Pues a lo mejor te decepciones al ver lo que hay dentro.
- A lo mejor me sorprendo. Y tú también.

Y es que llega un momento en que es necesario abandonar las ropas usadas que ya tienen la forma de nuestro cuerpo y olvidar los caminos que nos llevan siempre a los mismos lugares.
Es el momento de la travesía. Y, si no osamos emprenderla, nos habremos quedado inevitablemente al margen de nosotros mismos.

¡Vive, joder! ¡Vive!
Y si algo no te gusta, ¡cámbialo!
Y si algo te da miedo, ¡supéralo!
Y si algo te enamora, ¡agárralo!

Porque "tengo que", nunca es un buen comienzo. No hagas nunca nada que empiece con esas palabras.

Porque quién sabe si el recuerdo puede realmente prolongar las cosas, entrelazar de nuevo sus piernas, abrir de nuevo las ventanas de aquella habitación en la madrugada, peinar su cabello después de un baño en el puntal, resucitar su olor, su tacto,su piel.
Aunque el día que se fue, entendí que no la volvería a ver. Iba teñida de rojo por el sol de la tarde, por el crepúsculo ensangrentado de aquel cielo color carmín. Sonreía.

Porque en mis años más jóvenes y vulnerables, mi madre me dio un consejo: "siempre intenta ver lo mejor de la gente".

Y en esas estoy. Intentando vislumbrar, al menos, la silueta de aquella que ya se fue.



miércoles, 22 de junio de 2016

"Help yourself."

Ese momento, casi siempre tarde, cuando comprendes que era a ti a quien deberías quererte. Y sin embargo, siempre que lo haces, ese amor llega justo a tiempo. 

O ese instante de felicidad cuando consigues algo importante y quizás te ha costado un gran esfuerzo y no las tenías todas contigo de que serías capaz de conseguirlo. Pero sí, lo has logrado. Y te sientes un campeón, pero uno de esos que ganan en secreto, corriendo de noche en una pista desierta, sin público.

Huele a cielo azul. A un verano eternamente distinto. Mejor que el anterior y peor que el próximo. Huele a ir a por todas. De cabeza y con el alma. A tormenta salada. A noche sideral, a tormentas calurosas sin vientos, a nubes de algodón, a escopetas de feria. A paseos de madrugada creyéndonos invencibles. Y lográndolo. Huele a revolución sexual. Huele a rebeldes con la mejor causa del mundo. 

Que llegue quién tenga que llegar...
Que se vaya quién ya no quiera estar...
Que duela lo que tenga que doler...
Que pase lo que tenga que pasar...

...

Pero que pase.




martes, 24 de mayo de 2016

Andalucía. Tierra de grana y oro.



Un toro y el caballo. Y la vida, sin reloj, sin horario, sin fecha en el calendario.
La lluvia y su olor a tierra mojada.
Los atardeceres con sus farolillos. El viento y la historia, pasada.

La dehesa con su inmensidad.
El toro con su honestidad.
Los pastos rebosantes de vida. Ilusión. Y pasión.

El sur y su embrujo andaluz.
El punteo de su guitarra. El duende de esa mirada que encierra arte y tradición.
El sur y su traje de luces. El sur y sus mujeres, con sus trajes de lunares.

El cadencioso vaivén de unas alforjas al galope.
Pura raza.
Pura vida.

Amaneceres al refugio de la lumbre.
Atardeceres al relumbre del zarcillo de bellas muchachas.

Mi musa, la andalusí.
Por la que tantas lunas recorrí.
Por la que tantos soles defendí.

Aquella que exprime mi mas pura esencia.
La que enciende su sola presencia con una sevillana y ¡olé!
La misma por la que, en otras guerras, ya lloré.

Andalucía.
Eres bella, eres pura. Eres Virgen de las Armarguras.

Andalucía.
Eres fuego, eres campo. Eres fino y manzanilla.

Andalucía.
La misma a la que, cada noche, sueño que hago mía.

¡Anda, Lucía!

lunes, 2 de mayo de 2016

Amarte lleva parte de tu nombre.

Y comprender que tal vez, amar es otra cosa. Es sentirse ligeros y libres. Es saber que no pretendes apropiarte del corazón del otro, que no es el tuyo, que no te toca por contrato. Debes merecerlo cada día...

Aunque tú digas que tienes corazón y sólo lo digas porque sientes sus latidos. Eso no es corazón; es una máquina que, al compás que se mueve, hace ruido.

Pero hay ocasiones en que no ves. No ves las cosas que tienes delante cuando lo único que buscas es algo o alguien a quien seguir. Ser feliz. Una felicidad que te enfada, te distrae. Una felicidad que te absorbe como una esponja. No la ves. Sólo ves lo que quieres ver, lo que necesitas, lo que te sirve.

Y poco a poco, disipo mis dudas. Ya no tengo remordimientos, ni sombras, ni pecado. Sólo tengo unas ganas enormes de volver a empezar y de ser un poco más feliz...tengo ganas de ti. Por todo lo que me he imaginado. Por todo lo que he soñado. Por lo que deseo. Tengo ganas de ti. Por lo que sé y sin duda, por lo que desconozco.
Porque has pasado a estar en el extraño equilibrio entre lo que quiero tener y lo que me asusta tener.

Pero te pienso en las noches. Porque sólo las noches te dan fuerzas para cambiar el rumbo de tu vida. Tan sólo necesitas saber que quieres cambiar y que el amanecer no llegue pronto. Y si lo hace, que te sorprenda bailando.

Por eso y por mas, subamos el volumen de ese sudor que me entra cuando jugamos al parchís. Y bajemos las persianas para que afuera siga siendo de noche.

Sólo puedo ofrecerte un caramelo, paraguas invisibles si hay tormentas y tejer con piel de sueños tu desvelo.
Pintarte un mar con olas y pecas, bajar tu falda sin subirte el velo.

Amarte como se aman lo amantes.

Porque un corazón sin cicatrices, no es un corazón vivido.

lunes, 11 de abril de 2016

Capítulo XII. Los 3 dólares de aquellos años..

-" Estoy planeando mi tatuaje más ambicioso" - le dijo mientras acaba de saborear la taza de té que ella le había traído de su último reportaje en tierras persas.

-" Sabes, mi padre era muy fan del jazz. Escuchábamos grandes clásicos, uno detrás de otro, desde Dizzy Gillespie a Coltrane. El tocadiscos giraba en mi habitación y cuando entendía bien los ritmos, siempre le preguntaba qué era eso. Anotaba el nombre en un trocito de papel y salía a la tienda del barrio en busca de los discos que había apuntado de la colección de mi padre. Los escuchaba a todas horas y los cantaba como se me ocurría. Así era como me fundía la paga de 3 dólares de cada semana.
La música me permitía ser sincero. Hasta el punto que, a día de hoy, hay canciones que me niego a cantarlas porque me parecen muy duras".

"Todo lo que puedo ser para ti es una oscuridad que los dos conocemos bien. Así que haznos el favor de coger el próximo avión y disparar con tu cámara como si lo hicieses contra mi. A bocajarro."

Sophie se dio cuenta de que en una guerra civil -el amor lo era-, la primera baja era la de la justicia. -" Siempre te dije que la integridad personal es como una espada. No debería blandirse hasta el momento de ponerla a prueba, pero tú siempre apoyas tu mano en la empuñadura".-

-"Te juro que nunca he querido hacerte daño, Sophie".
-"Pronunciar un juramento es poner tu alma en peligro. Jamás vuelvas a hacerlo conmigo a menos que prefieras morir a quebrantarlo".-

Sophie solía pensar que, desde hace dos mil años, vivíamos en un mundo de dioses y diosas, pero que hoy en día el mundo sólo contaba con la supremacía de los dioses masculinos. Que las mujeres habían sido despojadas de su poder espiritual. Eso y que el peor tipo de soledad que asolaba el mundo era la de ser malentendido. Creía que podía incluso llegar a provocar que uno perdiera el contacto con la realidad...

-"Sabes, vivir contigo es como estar dentro de un cuadro de Dalí".

El portazo sonó como suena un signo de interrogación esperando una respuesta que no acababa de  llegar.

Pese a su generoso sueldo, Peter iba a trabajar en un viejo y desconchado ciclomotor. Comía lo que se llevaba en una fiambrera sobre su escritorio en lugar de acudir al comedor y compartir conversaciones con los compañeros destinados, como él, por la Agencia. Paseaba siempre por el edificio acompañado de un halo de grandiosidad y respeto. En lo suyo, era brillante. Era amable y educado. Silencioso y armado de una ética impecable. Quizás, ese fue el motivo por el que su despido constituyese, a ojos de todos, una sorpresa.

Al poco de cerrarse, el pomo de la puerta volvió a girar.
Era ella de nuevo. Sophie.
-"Dime, ¿estarías dispuesto hoy a matar a la mitad de la población, si con eso pudieses salvara nuestra especie de la extinción?"-.

Apurando las últimas gotas del té, Peter respondió:
-" El hombre llega mucho más lejos por lo que teme que para alcanzar lo que desea. El camino al paraíso, pasa por el infierno. Dante nos lo enseñó".-

-"Sophie, querida, cuando una pregunta carece de respuesta correcta, sólo queda la respuesta sincera. Siento que te duela".-

-"El perdón es el mejor regalo de Dios, Peter. Pero tú ya no entiendes de eso."-

Al cabo de unos segundos, el único recuerdo que quedó en la habitación fueron las notas de que aquel perfume francés que tan bien olía sobre el pecho de Sophie.

En aquel momento, Peter hubiera dado su vida por escuchar aquel vinilo de Gillespie titulado "Portrait of Jenny". Por eso y por la felicidad. Por su precio. Por los 3 dólares de aquellos años.