Dentro de todos y cada uno de nosotros hay un verdadero y auténtico swing.
Algo con lo que nacemos. Algo que es nuestro y sólo nuestro. Algo que no se puede enseñar ni aprender.
Debemos mantenerlo vivo. Con el paso del tiempo, el mundo puede robarnos ese swing, quedando enterrado en nuestro interior bajo todos nuestros "habría, podría, debería".
Hay quien llega a olvidar cuál era su swing.
El truco está en encontrarlo.
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