jueves, 5 de octubre de 2017

¿Correcto? Correctísimo.

Y cuando el gran cambio en tu vida es simplemente una nueva forma de verlo todo...
 ¿no es una cosa extraña? 

Que no cambia absolutamente nada excepto que ves todo de manera diferente y tienes menos miedo y, como resultado, eres más fuerte...
¿no es asombroso que una cosa totalmente invisible en tu cabeza pueda ser más real que cualquier cosa que hayas experimentado antes? 

Ves las cosas más claramente y sabes que las estás viendo más claramente. Y te das cuenta de que esto es lo que significa amar la vida.

El caso es que siempre he sido de los que se quedaban con un amor que me daba más problemas que respuestas. Más miedos que seguridad. Más dudas que confianza.

Y de repente te das cuenta de que la manera esa en la que está el sol ahora mismo, con las sombras largas y ese tipo de luz brillante y tan suave, cuando está a punto de ponerse, ¿Sabes cómo te digo? Pues esa luz hace que todo sea un poco mejor, mucho más bonito. Y, hoy, no sé por qué, pero parece que todo está iluminado por ella...por sus rizos. Y su perfecta sonrisa.

Lo que mucha gente llama amar consiste en elegir a una mujer y casarse con ella. La eligen, te lo juro, los he visto. Como si se pudiese elegir en el amor, como si no fuera un rayo que te parte los huesos y te deja inerte en la mitad del patio. No sé si en un patio de armas o en el de cualquier colegio. El caso es que la miras, te mira y de pronto sientes una necesidad tremenda de tomarte un gin con vistas a cualquier castillo.

Pero sea como fuere, sólo te diré que hay tres tipos de personas que conocerás a lo largo de tu vida. El primer tipo solamente mirará el índice de quién eres y saltará directamente a las partes de ti que más le interesen. El segundo tipo se molestará en leer todos y cada uno de tus capítulos y quizás doblará alguna de tus páginas que más le inspire. Conocerás a gente que encaja en uno de estos dos tipos, seguro. Pero será el tercer tipo el que nunca veas venir. Y ese tipo será la única persona que, no solo acabará tus frases, sino que también se quedará con tu libro. 

Y conmigo llevas ya dos.

Pero te cuento también que ya no tengo paciencia para algunas cosas, no porque me haya vuelto arrogante, sino simplemente porque llegué a un punto de mi vida en que no me apetece perder más tiempo con aquello que me desagrada o hiere. No tengo paciencia para el cinismo, críticas en exceso y exigencias superiores de cualquier naturaleza. Perdí la voluntad de agradar a quien no agrado, de amar a quien no me ama y de sonreír para quien no quiere sonreírme. Ya no dedico un minuto a quien miente o quiere manipular. Decidí no convivir más con la pretensión, hipocresía, deshonestidad y elogios baratos. No consigo tolerar la erudición selectiva y la altivez académica. No dedico tiempo tampoco a los cotilleos. No soporto conflictos y comparaciones. Creo en un mundo de opuestos y por eso evito personas de carácter rígido e inflexible. En la amistad me desagrada la falta de lealtad y la traición. No me llevo nada bien con quien no sabe elogiar o incentivar y las exageraciones me aburren. Ya no tengo paciencia para quien no merece mi paciencia. Para que quien ya no tiene sueños.

Así que sueña. Nunca dejes de soñar. Nunca creas que tus sueños son demasiado grandes. Nunca creas que estás demasiado loca. Y cuando cumplas los tuyos... vuelve a casa.

Porque me gusta la gente que vibra, que no hay que empujarla, que no hay que decirle que haga las cosas, sino que sabe lo que hay que hacer y que lo hace. La gente que cultiva sus sueños hasta que esos sueños se apoderan de su propia realidad. Me gusta la gente con capacidad para asumir las consecuencias de sus acciones, la gente que arriesga lo cierto por lo incierto para ir detrás de un sueño, quien se permite huir de los consejos sensatos. Me gusta la gente que agradece el nuevo día, las cosas buenas que existen en su vida, que vive cada hora con buen ánimo dando lo mejor de sí, agradecido de estar vivo.
 Me gusta la gente como tú. Aunque de vez en cuando haya que decirte: -¡Tú puedes rizos!
Aunque de vez en cuando haya que dejarte la luz encendida para que no te asusten tus fantasmas!
Aunque alguna vez se te quede la 2ª en el Land Rover...

Por eso y por mucho más, hoy me he apuntado una frase en la pared de mi habitación. Una que leí hace mucho tiempo y que estaba esperando elegir el nombre de mujer correcto.

"No olvides cuidarla... Por si mañana en vez de verla, te toca imaginarla".

Correctísimo.