miércoles, 28 de julio de 2010

Sobre el suelo de Albero, color Grana Y Oro...


Cuando toro y torero se funden en una sola palabra...ARTE.

Y es que por mucho que pese en este país, la fiesta nacional fueron, son y serán los toros.

Una tarde de sol en cualquier plaza de España. Da igual el cartel; si torea Ponce, como si hace lo propio "El Cid"; si las verónicas llevan como apodo "El Fandi" o la porta gallola se llama Juan José y se apellida Padilla...si los toros son de Victorino Martín, como si lo son de Miura, Alcurrucén o Bohórquez...

Porque el toreo es arte desde la pequeña dehesa donde pastan los morlacos. Donde la diversidad de fauna se hace infinitamente interminable. Donde las inofensivas garcillas bolleras, se tornan las mejores aliadas de los bravos astados, incluso llegando a compartir pastos.

Majestuosos se ciernen los bureles esperando la hora de su éxito. Una lucha entre toro y torero, que de admiración se vuelve pasión, asombro, emoción...frente al abanico del torero se enhebra la acometida del toro frente al engaño...

Un olé se hilvana con otro, y los pasodobles comienzan a vestir las magníficas tardes de gloria que quedan por disfrutar en España. Con su fiesta y su animal, con el clamor de la gente borracha de ilusión por disfrutar de lo que es nuestro...

Desde el gran "Chicuelo", pasando por "Gitanillo de Triana", el mito vivo "Manolete", el maestro "Paquirri", el dominio de Curro Romero, José Tomás, "El Juli" y un largo etcétera que conforman la larga trayectoria que desde tiempos inmemoriales lleva gestando el mundo del toreo.

El coso abarrotado, las almohadillas vienen y van y el ambiente queda inundado por un dulce aroma a España, a lo Español, a lo cañí que tanto me gusta...

Los compases de "La Entrada" comienzan a escucharse por la banda, a la que el público enmudecido escucha mientras los toreros se adentran en la plaza, adornada con sus mejores galas, pues la ocasión así lo merece...
Ellos, con traje de luces color grana y oro, montera, chaquetilla, medias, corbatín, coletilla, estoque y camisa, entre otros, dan cabida a que nosotros, los aficionados al toro, nos sintamos orgullosos de que en procesión, acudamos todas las tardes de feria en cualquier rincón de la geografía Española, ya sea Ubrique, Santander, El Puerto De Santa María, Madrid, Barcelona o Sevilla, a contemplar la fusión entre la bravura del astifino animal y la templanza del osado espada...

No voy a gastar estas letras para referirme a aquellos que me tachan de asesino, torturador o morboso...simplemente me gustaría que algún día, llegaran a apreciar con la misma fuerza y sentimiento, lo que aprecio yo a cada muletazo que el diestro, brinda al aldiblanco astado

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