martes, 27 de enero de 2015

Entre tú y yo.

Hoy voy a escribir del tirón. Sin párrafos. Tal y como pienso. Sin estereotipos. Tal y como soy. Y es que siempre he creído que con demasiada frecuencia, lo que más deseamos es aquello que no podemos tener. Desear nos esclaviza. Nos malgasta. Desear algo puede poner nuestra vida patas arriba. Pero, sin lugar a dudas, es mil veces peor ser de los que nunca saben lo que quieren.Y quizás tenga que dejar de esperar toda la semana para que llegue el viernes, todo el año para que llegue el verano y toda la vida para que llegue esa mujer en busca de la felicidad. Yo decido si mañana es Julio, hace calor o si la chica del puntal me invitará a tirarme de cabeza desde el embarcadero. Que eso de andar en círculos no me gusta porque al final, siempre acabo donde empecé. Que a veces es mejor estar en las nubes, porque al menos así, despegaste los pies del suelo. Que hay labios que saben a cielo pero que irremediablemente hay que dejarlos ir porque duelen como un infierno. Y que sobretodo, los imposibles no existen, sólo depende de cómo enfoques el problema, y más importante, la solución. Que como siempre, me quedo con lo mejor de lo vivido. Que soy los libros que he leído, las películas que he visto, la música que escucho, los sueños que tengo, las conversaciones que mantengo. Eres lo que recoges de todo esto. Tú eres el sonido del mar, una bocanada de aire fresco, la luz más brillante y la esquina más oscura. Eres el mejor resumen de todas las experiencias que has tenido en tu vida. Eres todos y cada unos de esos días. Que quizás nos perdamos a nosotros mismos en las cosas que amamos, pero a veces nos encontramos ahí también. Porque empecé a quererte igual que se quiere un viernes por la noche y acabé necesitándote igual que se necesita un domingo por la mañana. Que me gustaría mirarte a los ojos y susurrarte, tal y como un día escribió J. Cortázar, que confío plenamente en la casualidad de haberte conocido. Que nunca intentaré olvidarte, y que si lo hiciera, no lo conseguiría (…) Que no fuiste el amor de mi vida, ni de mis días, ni de mi momento. Pero que te quise, y que te quiero, aunque, quizás, estemos destinados a no ser. Me gustas. Me gustabas. Me gustaste. Pero aún me gustas más, tanto que casi no puedo resistir lo que me gustabas, cuando, llena de vida, te despertaste y lo primero que hiciste fue decirme: tengo un hambre feroz esta mañana. Empezaré contigo el desayuno.Y es que dicen que a lo largo de nuestra vida tenemos dos grandes amores; uno con el que te casas o vives para siempre, puede que la madre o el padre de tus hijos, esa persona con la que consigues la compenetración máxima para estar el resto de tu vida junto a ella.Y dicen que hay un segundo gran amor, una persona que perderéis siempre. Alguien con quien naciste conectado, tan conectado que las fuerzas de la química escapan a la razón y os impedirán, siempre, alcanzar un final feliz. Hasta que cierto día dejaréis de intentarlo.Os rendiréis y buscaréis a esa otra persona que acabaréis encontrando.Pero os aseguro que no pasaréis una sola noche, sin necesitar otro beso suyo, o tan siquiera discutir una vez más. Todos sabéis de qué estoy hablando, porque mientras estáis leyendo esto, os ha venido su nombre a la cabeza. Os libraréis de ella o de él, dejaréis de sufrir, conseguiréis encontrar la paz (le sustituiréis por la calma), pero os aseguro que no pasará un día en que deseéis que estuviera ahí mismo para perturbaros, para sacaros de quicio, para bloquearle del guasap. Porque, a veces, se desprende más energía discutiendo con alguien a quien amas, que haciendo el amor con alguien a quien aprecias. Gracias por todo. Por lo que me diste, por lo que me quitaste, por lo que me hiciste llorar pero sobre todo, por lo que me hiciste reir. Pero hazme un último favor. No vivas el mismo día 75 años y lo llames vida. Porque, como dijo Neruda, "algún día en cualquier parte, en cualquier lugar indefectiblemente te encontrarás a ti mismo, y ésa, sólo ésa, puede ser la más feliz o la más amarga de tus horas." Y es que conmigo, tu risa sabía mucho mejor.




jueves, 15 de enero de 2015

Quizás el amor...

Las sombras del destino acechan. Y la edad, tempestuosa y a veces insolente, palpita ante el ser indomable de mis veinticinco. A veces maduro. Otras quizás, ante la inocencia del niño que pasaba las tardes en Castelar.

El caso es que las agujas del reloj avanzan a paso de gigante. Y las ganas de vivir y descubrir y conocer y seguir viviendo, lo hacen por vías de alta velocidad. Y a veces dudo entre llevar maletas o dejármelas olvidadas en la estación.

A veces abro las cremalleras y cojo lo necesario. Lo miro, lo disfruto y lo vuelvo a guardar; otras, sin embargo, pongo el candado y las guardo en el trastero de una casa que, en ocasiones, se me cae encima.

¡¡Pero bendita juventud!! Benditos "mal de amores", benditas mujeres que nos dejan sin aliento mientras cruzan la calle mirándose en los cristales de los coches. Decimos que no sufrimos y ponemos cara de "no hay dolor" cuando nos preguntan si hay alguien que nos deje sin almohada en noches de fin de semana.

Esas chicas que hoy te dicen que si sabiendo que mañana será un no. De esas que con una copa de vino y un vestido, consiguen que te tropieces y acabes en sus pies. Esas que al salir a bailar siempre acaban pisándote los pies.

Y es que la vida debería de ser como el baile, porque cuando bailas, tú propósito no es llegar a un lugar determinado de la pista de baile, sino disfrutar al máximo de cada paso de baile.

Nunca sabes que el día más importante de tu vida es el día más importante de tu vida. No hasta que está sucediendo. Es imposible reconocer que es el día más grande hasta que te encuentras a mitad de él. Es ese día en el que te comprometes con alguien o con algo, en el que te rompen el corazón, en el que conoces al amor de tu vida, o el día en el que te das cuenta de que nunca hay suficiente tiempo porque quieres vivir para siempre. Esos días son los grandes. Esos días son perfectos.

En definitiva, existen tres reglas muy simples para la vida: si no vas a por lo que quieres, nunca lo conseguirás; si no preguntas, la respuesta siempre será no; y si no das un paso hacia adelante, siempre estarás en el mismo lugar. Porque si piensas que la aventura es peligrosa, te animo a que pruebes la rutina. Verás que es mortal.

Porque aunque te parezca imposible, todo este tiempo he estado pensando que éramos extraños, y resulta que nos conocíamos de forma intuitiva, hasta en los huesos y en la propia sangre. Se puede decir que era romántico. Catastróficamente romántico. Pero tranquila. No te pediré matrimonio. Al menos, de momento.

Por todo esto, mi única salvación en este mar de temporales es saber que la juventud es una enfermad que se acaba curando con los años. Eso, y saber que "imposible" es sólo una opinión.

Porque quizás los poetas tengan razón. Quizás el amor sea la única respuesta.


sábado, 3 de enero de 2015

El Nordeste en tu pelo.

Y me pregunto cuándo volverás de nuevo por aquí.
Quizás cuando gire el nordeste en tu pelo.
Y seguramente hiciste lo que en ese momento había que hacer.
Pero tú siempre supiste que el mundo nunca fue un pañuelo.

Conduciendo hacia donde los molinos te dan la bienvenida,
con tus piernas ardiendo en el salpicadero.
Ahora es fácil decirme que no lo sabías
pero tú me seguiste bien el juego.

Y te vigilé a escondidas las horas del viaje más largo
como si fueras a llevarte por un momento la luna debajo del brazo.



Y quizás un día te llame por teléfono
para decirte que aunque no me diera cuenta
en ese preciso momento,
aquello fue importante para mi.






Y me pregunto cuándo volverás de nuevo por aquí.
Porque yo ya estoy llegando.

viernes, 2 de enero de 2015

¿Qué es poesía?

¿Qué es poesía?
Poesía eres tú.

Es el bruñir de tu melena iluminada
por el crepitar de aquella vieja chimenea.

Poesía es el jirón de tu blusa insinuándose
en las horas intempestivas de una noche de fin de semana.

Es buscar una isla de orilla esmeralda y adormecerse.
Desnudo cuerpo, serena mente.

Lánguida sombra la que de mis manos escapa
persiguiendo aquel amor que fue por ti y contigo.

Poesía es ver arder mi corazón, puro y solo.
Luz que en llamas sonríe para nadie.

¿Cómo llenarte soledad,
más que contigo misma?

Te dije te quiero con el viento.
Iracundo como un mar impetuoso.

Te dije te quiero con el sol.
Dorando desnudos inocentes cuerpos.

Pero no me basta así.

Mas allá de la vida,
con la muerte lo diré

Más allá del amor,
hablará por mi el olvido.

Y preguntas al fin, ¿qué es poesía?
Poesía eres, sin ya conocerte, tú.