lunes, 23 de marzo de 2015

Te asmo.

Dejé ir a la gente que lo necesitaba, porque hacer lo que más le conviene a otro, incluso si te rompe, es el verdadero significado de querer a alguien. Perdoné a los que pidieron disculpas de manera sincera. Les perdoné de verdad. Nos vino bien a ambos. No todo el mundo se merece una segunda oportunidad. Aprendí en quién pude volver a confiar y de quién no tuve que volver a saber. Jamás me arrepentí de equivocarme con las decisiones que he tomado. Eran exactamente lo que quería en ese momento y la decisión que tomé no habría sido otra. Si salió mal, he utilizado la experiencia para aprender de mis errores, seguir adelante y no volverlos a cometer. Sé abierto y honesto, siempre. Escribe cartas a los que se lo merecen. Escribe cartas de amor. Escribe cartas de agradecimiento. No dudes que serán atesoradas.

Lee mucho. Ten un libro siempre al lado de tu cama. Expandirá tu imaginación, te enseñará nuevas cosas y será un lugar al que puedas escapar cuando la vida se complique. Yo a veces me escapo y tardo días en volver. Si quieres a alguien, díselo. Puede que no consigas otra oportunidad, y jamás deberías vivir rodeado de “a lo mejores”. Viajo siempre que puedo. Es importante para mi, emocionante, liberador. Explorar el mundo tiene un valor incalculable. Vive por ti mismo. Aprendí a decir "sí" y aprendí también a decir "no". Y nunca jamás olvides que eres valioso. Elimina de tu vida a las personas que no te aprecian, y mantén cerca a las que sí ven aquello de lo que eres capaz. Supongo que el camino que he escogido me ha ido amoldando para mejor y todo ha sido justo como tenía que ser. Nunca he creído que haya perdido el tiempo. Todas las situaciones contra las que he tenido que luchar han hecho que me encuentre tal y como estoy ahora. Y ahora es el mejor momento que hay, así que tendré que aprovecharlo. Quizás, a veces, esté cansado de cargar con tanto peso de más. Quizás es que ha llegado el momento de sincerarse sobrios y dejarlo todo al desnudo entre tú y yo. De una vez por todas, y también por las que vendrán.

Y puede que al final algún día no necesitemos ningún manual y aprendamos la lección de que el secreto del secreto está en no tener secretos, porque precisamente son las verdades las que hacen que seamos quienes somos. Que es mejor lanzar la bola de nieve cuando es pequeña. Que puede que después de confesar eso que no te atreves a decir, no haya vuelta atrás pero, no pasa nada, yo hace tiempo que sólo miro el futuro. Y que luego, si por una vez nos cuadran las cuentas entre tú y yo, dejaremos de escuchar a los médicos y nos fumaremos un cigarro y beberemos un copazo, como si fuéramos a morir. 

Porque he decidido que la próxima vez que salga con una chica, será con una chica que lea. Porque me lo merezco. Nos merecemos una mujer capaz de darnos la vida más colorida que podamos imaginar. Si solo la tenemos para darle monotonía, horas trilladas y propuestas a medio cocinar, nos vendrá mejor estar solos. Pero si quieres el mundo y los mundos que hay más allá, invita a salir a una chica que lee. O mejor aún, a una que escriba.

 Y que la próxima vez que le cuentes que le amas, te pregunte que cómo sabes que eso es amor. Y le respondas que porque piensas en ella y no puedes respirar. y entre carcajadas y algún beso te responda: -eso es asma-. Y entretejido en su pelo le digas: -Pues entonces, te asmo-.

miércoles, 11 de marzo de 2015

martes, 10 de marzo de 2015

Dime que hay trato.

Amanece en Madrid y es el mismo sol que en Cuba no te ve.
Y las golondrinas vuelan bajo, siempre.

Va a llover amor, va a llover.

Y una gota me caerá sobre la frente y otra gota sobre el resto de la piel.
Con tu aroma de niña morena en mi vientre y una ola que se nos rompió a la vez.

Me llora el ojo.
Ven niña de ron y soles.

Te miro como ningún hombre te mira.
Te veo y me hago sol para quemar tu nombre.
El mismo que alguna vez, besó la piel de mis amores.

Te toco con el son de una habanera abierta, de las que secan todo el mar, habiendo por medio sólo tierra para poder cruzar tu piel, adolescencia.

Te miro como un loco a su deseo.
Te ansío como un preso, libertad.
Te miro y creo en Dios.

Amanece en Madrid y quería mandarte un beso en el silencio.
Y saldré a buscarte en una nube gris.
Pero sólo conseguí que se vieran en la luna, llenas las botellas de tu ron.

Desdibujé la cara que no pude más que despedir.
Recordé, sin más que no pude, la sonrisa de caracola que aprendí del carmín.

Hoy te escribo, pero no estás.
Hoy te sueño, ya te vas.

Y sólo aprendí que el amor, si no muere, te lo matan.

Pero esta noche hay luna llena. Iré llenando dos vasos de ron.
Por si acaso hacemos tregua de caricias.
Por si acaso el tiempo nos cubre de razón.

Tan solo una más.
El último trago.

Al menos está vez, dime que sí hay trato.