lunes, 4 de agosto de 2014

Al borde de la felicidad.



Sin darnos cuenta nos hemos plantado en Agosto. Hemos dejado atrás ya, las buenas intenciones con las que quisimos engañar al nuevo año. Nuestra sangre ha experimentado un año más, aquello que siempre prometió el refrán con la llegada de la primavera. Hemos sudado con algún examen y hemos gritado ¡soy libre! con el final del mismo, sin darnos cuenta de que nuestra esclavitud no tardaría en dejarse ver de nuevo.

Nos plantamos, me planto, ante las puertas de los veinticinco. El cuarto de siglo y/o la edad dorada, según quién. Y año tras año vamos sumando recuerdos, cicatrices, sonrisas, personas, amigos, experiencias...y también restamos o dividimos, en función de las preferencias.

Damos, doy, más valor a una discreta cena entre dos, a pasear con uno mismo cuando en ocasiones la compañía no es lo importante sino la causante. A los largos viajes por autopista en noches de invierno, primavera o verano.

Y es que a veces "dejarse llevar suena demasiado bien". Quizás sea por la incertidumbre de no saber dónde terminar, o empezar porqué no, lo que en ocasiones nos empuja a correr cuando ni siquiera hemos aprendido a caminar. Tal vez, a veces sólo sea cuestión de suerte. Tal vez ser valiente no sea sólo cuestión de verte. Y es que en ocasiones, lo mejor es aplaudir e irse, dejando que la actuación llegue a su fin. Aunque en el momento no lo pensemos. Aunque en el momento, no lo queramos pensar.

Considero a las personas y mis relaciones con ellas uno de los pilares básicos de la vida. Quizás por ello, en ocasiones haya sufrido más de lo necesario, haya recordado más de lo recomendado y haya añorado más de lo permitido pero creo que en la vida, al igual que en los toros, para conquistar la Puerta Grande, hace falta arrimarse al burel, arriesgar y a veces sentir el pitón. Sólo de esta manera, consigo sentirme vivo. Sientiendo.

Y no es ninguna declaración de principios. No lo es porque aún no he firmado mi final.

Cantaba Andrés Suarez: "tengo 26, soy feliz así, tengo tres amigos, dos hermanos, nada suelto...soy fruto de un cuento que escribió mi padre, mi madre lo cantó".

Y a veces estaremos desafinados entre la gente. Otras, quizás, lo estén con nosotros. Lo importante, al final, es encontrar la nota idónea que armonice nuestra melodía.

Habrá tardes de Domingo que pediremos a gritos ¡vuelve!, noches de fin de semana que susurraremos al oído "dame media noche más", veranos en los que en una estación de tren diremos entre lagrimas "no te vayas todavía"...y así, sólo así, a base de vivir, iremos -voy- escribiendo párrafos qué recordar. A veces torcidos, a veces a lápiz. Iremos pegando las fotos que nos recuerden los momentos vividos y las personas con las que los vivimos. A veces parecerán fotos agrietadas de un retrato de Dorian Grey. A veces nos harán sonreir, descolgar el teléfono y preguntar ¿qué tal te va?

Porque sólo el cerebro de los necios transforma la filosofía en tontería, la ciencia en superstición y el arte en pedantería.

Por todo esto y porque los veinticinco nunca llegan con la intención de quedarse, bebed vino, porque esta es la vida eterna. Es cuanto nos otorgará la juventud, es la estación del vino, las rosas y los amigos borrachos. Seamos felices por este momento porque este momento es nuestra vida.

"You must remember this
A kiss is just a kiss, a sigh is just a sigh.
The fundamental things apply
As time goes by".

No es ninguna declaración de principios.

Sí, mi carta de presentación.

"Être aimé est très différent d’être admiré, car l’on peut être admiré de loin, alors que pour aimer réellement quelqu’un, il est essentiel de se trouver dans la même chambre, et si possible sous le même drap."

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