viernes, 1 de mayo de 2015

Inconexos, tú y yo.

¿Y si trazamos un plan? Algo así como una historia inconexa que nada tenga que ver con nosotros.
Para ello habrá que trasnochar, pues siempre me ha pasado que mis mejores ideas me han asaltado de madrugada. Creo que con un buen café, las 2 de la mañana es la mejor hora para salir a dar un paseo con nuestra imaginación de la mano. Estos días leía que los sueños son el Norte de todo el mundo y que si los cumplimos tendríamos que ir al Sur...con lo que me gusta el sur. Lo amo.

¿Y si la cagamos? Si la cagamos no pasa nada. Es tan absolutamente maravilloso equivocarse...por eso odio a toda esa gente que busca en los demás las excusas de sus errores, a los culpables que les hagan quitarse el muerto de encima. Cágala, equivócate, mete la pata hasta el corvejón y después, cuando te des cuenta, disfruta de ese error. Respeta a tu "yo" que en el pasado eligió tomar esa decisión, porque si lo hizo fue porque creía en ella. Y creer es maravilloso. Creer en las personas que nos rodean, creer en Dios, creer que "imposible" es una mera palabra que nos aleja un poco, sólo un poco, de nuestro sur. Y el mio es glorioso. Somos sueños. soñamos nuestra intimidad, nuestra conversación con ella, nuestra imagen de ella. Cuántas veces habré hecho el amor en sueños con mujeres, contigo, y cuando hemos coincido no me he atrevido ni saludarlas, saludarte, pensando que en el "buenos días" se notaría, y mucho, las buenas noches que habíamos pasado. Quizás nos iría mejor si se lo contásemos. Si te lo contase.

Mi sueño, además de ti, siempre ha sido aprender a tocar el piano. Eso y saber bailar bien. Todos los errores se solucionan bailando. Y también tener un caballo. Y, de pequeño, ser torero. Y una casa en el campo. Y tener familia numerosa. De las que en vez de coche, van a todos lados en una furgo hippie. Cómo veís, todos mis sueños se resumen en uno. El sur. Qué me gusta esa tierra. De momento no he cumplido ninguno pero, porque creo sé, que en poco tiempo me tocará volar del nido y ese será el momento en el que empezaré a borrar la primera i de "imposible".

Una maleta, una estación y las ganas de volver.
Suficiente para mi.

Aunque de momento no te he oído silbar. Sólo has de juntar los labios y soplar. "Pero la gente sólo sopla para pedir deseos en los cumpleaños, porque piensan que los cumpleaños tienen poder, pero lo que no saben es que el poder lo tiene el soplo".

Otra "ella", no tú de momento, decía que siempre había creído en finalizar discusiones, charlas o cenas de cocción a baja temperatura. Decía que los puntos finales facilitaban la vida a la gente. Y que ella era de esas. Yo siempre he sido, y con ella fui, de los de a parte y suspensivos. Porque siempre he creído que los puntos, menos lo de sutura, incrementaban la inteligencia. Pero ella tenía miedos. Todos los tenemos, aunque nadie nos pregunte por ellos. Se intuyen, se huelen...se encuentran con ellos en el autobús, en clase, en casa, en la oficina. Y es entonces cuando se dan cuenta de que somos miedosos a volar, a amar o a entregar parte de nosotros mientras hacemos el amor.

Pero nunca sabremos lo que nos encontraremos detrás de aquella puerta. Quizás en eso consista la vida, en girar pomos. En eso y en reir. Porque olvidarse de reir es un olvido imperdonable a cualquier edad. Y llorar. Me encanta la expresión "romper a llorar". Porque ninguno rompemos a dormir o a correr o a comer. Rompemos a llorar o a reir. Y creo que vale la pena hacerse añicos por nuestros sentimientos.

Porque tu risa es como un diamante. Poca gente sabe que hacen falta entre ochenta y noventa perlas para encontrar un diamante. Y para encontrar tu carcajada hacen falta miles de risas desentonadas y mudas.

Mi plan sigue en pie y en mi maleta entran un par de barras de labios y algunos cigarros.


Sólo tienes que silbar.





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