sábado, 16 de diciembre de 2017

Ahí va la niña.

Regreso de mi segundo hogar.

Aquel que siempre me espera con la mejor de sus sonrisas. Con la mejor de sus luces. Con la mejor de sus sequías.

Y es que aún a cantaros tiene que llover.

Vengo conduciendo pero las musas me asaltan.
No tengo boli, ni papel. Sólo un portátil, una gasolinera y un puñado de frío que me hiela el alma.

Y vengo pensando en otra tierra que de nueva se torna en caprichosa.
Una tierra que te hace sangrar la boca. De sed o de ganas, no importa.

El caso es que aún no han amanecido las quinientas noches que vendrían después.
Que no me duele verla desaparecer, bailando al viento lenta mientras otro recoge sus pasos.
O sus pies.

Se está alargando la noche y no duermo.

Que de prequererte sé, 
pero no puedo seguir imaginándote con prisas.
Porque cuando te rompen el corazón la garganta se acristala y los pies descalzos, delatan y escapan, pero siempre quedan presos.

Cuando te rompen el corazón no hay palabra, 
ni consuelo, 
no hay techo que te refugie
ni abrazo que sustituye, 
no hay tiempo de más
sólo días de menos.

Dicen que cuando te rompen el corazón dejamos de ser eternos.

Y es que a un palmo de ti es fácil morderte, así que guarda esos labios rojos carmín porque voy directo, no sea que al sentirlos húmedos les invite donde guardo ciertos ecos y duermen huracanes. 
Allí donde alguna murió a oscuras, perdiéndose en el intento de encontrar fuego.

Que cuando quemas es porque hay alma.
y cuando hay alma, siempre duelo.

Porque el alma siempre retoma el camino de vuelta a casa.
Apago el portátil.
Enciendo el coche.
Me alejo de ti.

Vuelvo a casa.


viernes, 8 de diciembre de 2017

Tricks of the light.

Dentro de todos y cada uno de nosotros hay un verdadero y auténtico swing. 

Algo con lo que nacemos. Algo que es nuestro y sólo nuestro. Algo que no se puede enseñar ni aprender. 

Debemos mantenerlo vivo. Con el paso del tiempo, el mundo puede robarnos ese swing, quedando enterrado en nuestro interior bajo todos nuestros "habría, podría, debería". 

Hay quien llega a olvidar cuál era su swing. 

El truco está en encontrarlo.

A veces el paraíso es apoyar la cabeza en el hombro correcto.

Las cartas de amor se empiezan sin saber qué decir y se terminan sin saber qué se ha dicho, pero esta no es una de ellas.

Tampoco es ningún deseo de pretensión desmesurada. 

Te conocí pero soy aburrido. Me dices que sí, para luego enfadarte y que sea que no.
Me hablas de tus conversaciones.
Te digo que no me importa cuando en realidad me gustaría invitarte a bailar.

Tenemos una cena pendiente y a medias.
Tengo, porque en verdad no sé si tú también lo quieres tener.

No sé cómo eres realmente. Lo único que intuyo es lo siguiente:
Algunas personas son capaces de sentir la lluvia. Otras sólo se mojan.
Pues tú, intuyo, eres de las primeras.

Y quizás, la mitad de tu belleza sea tu extraña manera de pensar.
Y que no todos los que andan sin rumbo fijo se pierden. Para muestra, un botón

Sabes mi nombre, pero no mi historia.
Has oído lo que he hecho pero no por lo que he pasado.
Sabes dónde estoy, pero no de donde vengo.
Me ves reír, pero nunca me has visto llorar.

Sólo conoces el amable capítulo de una historia que hace ya 28 años empezó a fraguarse.

No me juzgues y pregúntame.

Porque al igual que posiblemente tú seas una gran historia.
Seguramente yo sólo sea un buen lector de ella.

Me gusta la gente que aparece por sorpresa.
Que no suena a campanas.
Aquellas que descubres esperándote una mañana de frío bajo un portal.
Aquellas de las que te inquieta su olor.
Aquellas de las que piensas…”ya veremos qué pasa al mirarnos”.

Quien me conoce sabe que no es fácil hacerlo:
Por eso muchos huyen al principio.
Por eso los pocos que lo consiguen, se quedan para siempre.
Nunca dejaré sin casa a aquel (prefiero aquella) que llega a mi atravesando bosques de lenguas extintas.

Dices que prefieres ser de las que van sin escoba.
Yo preferiría que fueses de las que dan oportunidad y no portazo.

Nos miramos de reojo. Me acerqué.
Me dijiste: “No lo intentes”.
Te respondí que no estaba buscando lo que tú no querías encontrar.

Lo que yo sólo quería era aprenderte.

Porque cuando las prioridades están claras, las decisiones se vuelven fáciles.
Menos contigo.

"Porque la belleza que atrae, rara vez es la misma que enamora".
Chapeu, Sophie!