domingo, 8 de mayo de 2011

Albero, capote y burel...



¡Viva la madre

que te parió!

¡y viva Ronda!,

digo yo.

¡Ay Pedro Romero,

por tu culpa yo

me muero muero!


En la plaza de Linares

cuando más brillaba el sol

un toro negro de Miura

frente a frente lo mató.

Mejor torero de España

el mundo te consagró.

¡Ay Manuel, Manuel Rodríguez,

de los toreros la flor.


Capote de grana y oro

alegre como una rosa

que te abrías ante el toro

igual que una mariposa.

capote de valentía

de su vergüenza torera,

que a su cuerpo te ceñías

lo mismo que una bandera.

Como reliquia y tesoro

te llevo en el alma mía

capote de grana y oro.


El gentío que hay en la plaza
se encuentra a la espectativa
al ver en la comitiva
al torero Paulino Maza.

Busca el torero sin tropiezos
a la gitana Dolores,
aquella que mil sabores
le entregaba con sus besos.

Cuando el torero vió a su gitana
la cuadrilla detuvo el paseillo,
ella le mostró el anillo
y él... su mirada galana.

El sombrero que cubría sus sienes
el mataor, con garbo se quitó
y en profundo silencio pronunció:
Gitanilla... aquí me tienes.

Hacia atrás lanzó el sombrero
y el soberano sorprendío
observó con desespero
que el sombrero caía invertío.

¡Mal presagio!... se dijeron
los que entienden de estos casos,
hay toreros que murieron
de varios empitonazos.

Y Paulino el de Sevilla,
ofreció a su gitana
la faena, maravilla
de tradición sevillana.

Sale al ruedo un burel muy bien parao,
muy alegre y brincador,
y en el coso... el público entusiasmao
dá su aplauso atronador.

"Diablo", lleva por nombre
el cornúpeta rival,
¡Mal presagio...! para el hombre
esta es la segunda señal.

Toro y torero se miran
en el centro de la plaza,
en silencio dos seres suspiran:
el "Diablo"... y Paulino Maza.

El torero al toro invita
sacudiendo su capote
y el "Diablo" acude a la cita
con desgano y leve trote.

¡Mal presagio...! comentaron
mil personas en el coso
y en el torero notaron
su destino doloroso.

Un jinete sobre un corcel
salió por el burladero
para rejonear al burel
que se tornó culebrero.

LLegado el primer aviso
en las notas de una corneta
cada ¡olée! era un hechizo,
cada aplauso... alegría completa.

"Abanicos", "chicuelinas",
"media vuelta" y "de rodillas",
"desplantes", "manoletinas",
¡Paulino hacía maravillas!

LLegado el momento de suerte,
y con dos banderillas en mano
a Paulino llegó la muerte
luciendo un valor sobrehumano.

"Diablo" el corniveleto
brincador y frontizo
empitonó a Paulino completo
y en el aire lo deshizo.

Antes de caer al suelo
Paulino buscó a su gitana
y le dijo que allá en el cielo
continuaría su fiesta hispana.

El silencio se hizo en la plaza
para rendir un homenaje taurino
al mataor apellidado Maza
y cuyo nombre era Paulino.

La gitana besando el anillo
lloraba a solas su desconsuelo
porque su Paulino mostrando brillo
toreará desde ahora en el cielo.

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