miércoles, 28 de noviembre de 2012

Eres fuerte y castellana.




Apaga la luz, desnúdate y guarda silencio. Escucha únicamente el crepitar de un corazón en llamas. Aguarda. Ahora estás tú, sola y desnuda frente a ti misma. Olvida los problemas y obsérvate con minucioso detenimiento. Eres cuerpo. Eres un alma recia, con carácter. Eres un caballo desbocado ante la inmensidad de una verde pradera. Aguarda. Busca en tu interior aquello que te ha mantenido a salvo. Protege lo que tu enemigo ansía, pues eso será el mejor acero qué utilizar en cualquiera de las batallas que hayas de librar.

Recuerda cómo has llegado aquí, y ahora que los tercios flaquean blande tu espada y aguarda el momento final.

No busques refugio en los que deshonraron la confianza que en ellos depositaste. No busques consuelo, piedad o clemencia. Lucha porque sean ellos quienes sucumban ante la justicia divina.

Estás aquí por tus hechos, por tus palabras, por tus acciones, por tus decisiones. Gracias a nadie más que a ti has conseguido lo que hoy tienes.

No te dejes seducir por aquellos fariseos vendedores de quimeras cuyo único propósito es alcanzar la podredumbre de su gloria a través de tu irracional fracaso.

Eres castellana y en tu sangre llevas la de aquellos que legaron la suya por la defensa de España.

Ahora es el momento. Vístete, dispón de tu armadura y sal a defender tu honor frente a aquellos que quisieron , quieren y querrán vilipendiarlo para aplacar así su propia ignominia.




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