domingo, 20 de octubre de 2013

Al natural, como el toreo.



Hoy toca escribir.

Y hoy no es necesario. Hoy es natural

Como marcar un teléfono y descubrir que hay voz (y vida) al otro lado.

Igual de natural que los yogures bebibles del Corte Inglés. Natural, como la vida misma. Sin artificios, ni piruetas...hablas, explicas, entiendes, recuerdas, ríes.

Se asoma una lágrima y con naturalidad la guardas y sigues charlando.

Con naturalidad escondes esa lágrima que ya has llorado una y mil veces. Las mismas veces que recuerdas esos momentos que antes te hacían sonreir y ahora te hacen llorar sonriendo.

Un "hola, ¿qué tal?" que de natural, se vuelve cariñoso. Tan cariñoso que nunca antes un saludo pudo disipar todo esa amargura que hasta entonces y desde entonces formó un poco más parte de tu vida.

Igual de natural que leerse un libro y anotar con efímero optimismo las palabras desconocidas.

Contarse cosas que, aunque a distintas horas y en distintos días, haces tú y quien está al otro lado, es gracioso. Y natural.

Tan natural como que las noches están para dormir (algunas también se pueden vivir) y no para pensar en lo que ya has dado cien vueltas durante todo el día.

Natural ha sido hoy.

Sin preparativos, ni envoltorios, ni lacitos rojos. Pero también sin gritos, ni reproches, ni pesares.

Si mañana alguno me pregunta ¿qué es natural? le diré sonriendo...

¿Natural? Ayer.

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