jueves, 27 de noviembre de 2014

Desde que duermes junto a mi.



Cuando te digo hola no es porque sea educado, que también. No es por acomodar un silencio que viniendo de ti duele. No es porque no me atreva a preguntarte qué tal estás. Es porque quiero más.  Es porque, a veces, me gustaría que me dejases sonreir a algún desliz. Porque a ti ya te sonrío,  aunque tu sólo veas una risa y ya. Porque me gustaria bailar contigo un "quizas" mientras sonase un bolero.

Porque no me gusta que preguntes quién es cuando los dos sabemos que eres tú de quién hablo.
Porque para mi es fiesta el día que me cruzo con tu perfume por los pasillos. Y es que al cabo del año pocos son los días en los que las horas huelen a ti.

Porque eres una de esas chicas que nunca acaban de pasar.  De las que fuman sin tragar el humo. De las que beben sin sed el vaso que llena las espera más dulce del mundo. Y mientras tú,  bailas. Con la orquesta del fondo. Y mientras yo, escribo. Como ahora. Creyendo que al menos pasearás leyendo esto.

Y lo titulo "desde que duermes junto a mi". Porque son ya muchas las noches que paso contigo a mi lado. Aunque lo hagamos sin cama. Aunque todo sea incierto. Pero es que desde que duermes junto a mi, mi dormitorio da de frente a mar abierto. Es por esto que mi acento sabe a sal. Es por esto que el tuyo sólo a hielo.

Es por esto que desde el primer dia que te vi, guardo en una botella los mensajes que a leerte no me atrevo.

Porque desde que duermes junto a mi, mi vida es como el velero que busca en tu boca el viento más fuerte, esperando que de un soplido consigas desarbolar todo cuanto en él llevo.


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