lunes, 11 de abril de 2016

No me tientes...

Como cuando escuchas con verdadero deleite un buen disco de Amy...y te preguntas, ¿acaso hubo alguno malo?

Como cuando te apetece beber la vida con pajita y entre dos.
Como cuando caes en la cuenta de lo magnífico de la vida.

Como cuando un "help yourself" sonó mejor que el mejor rompiente de olas al atardecer.
Como cuando saboreas el salitre de la marinera y la confiesas que nunca podrás vivir lejos de ella.

Como cuando te sientes con fuerza para que te vuelvan a crujir el corazón en dos.
Como cuando piensas en alguien e inevitablemente sonríes un "no estuvo mal"-.

Como cuando busco la más absurda de las excusas para escribirte.
Como cuando te pregunto qué tal y la respuesta no merece los nervios de la tensa espera.

Y es que, en cierto modo, la vida es como el buen jazz...es mucho mejor cuando improvisas. Cuando dices que sí cuando realmente querías decir no. Cuando te atreves a llamar en vez de a escribir. Como cuando galopas en vez de trotar.

Dijo alguna vez Machado que las únicas cosas que Estados Unidos había dado al mundo eran los rascacielos, los cocktails y el jazz.
Y es que, si pudiese retroceder el tiempo volvería a los sesenta y saldría por ahí con Lou Rawls, Marvin Gaye, Ray Charles...

Tus caderas bailarían sudando "teach me tonight" y mi cintura le diría a la tuya: -"pégate más".
Luego recogería tus pasos por la habitación y te invitaría a desayunar el amanecer más íntimo de cualquier buffet de hotel de medio pelo.

Recorrería el mundo en mi VW de color estridente. Con mi perro. Con Curra, sí. Seríamos trotamundos del asfalto. Seríamos Bonnie and Clay...tú también podrías venir.

Seríamos felices.
Añado.
Seríamos más felices.

Así que no me tientes.
Porque si nos tentamos, no nos podremos olvidar.









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