domingo, 12 de julio de 2015

"Cuando sientas deseos de criticar a alguien, recuerda que no todo el mundo ha tenido las oportunidades que tú tuviste". Capítulo XIV.

-Y entonces, gracias al sol y a los increíbles brotes de hojas que nacían en los árboles, a la manera como crecen las cosas en las películas de cámara rápida, sentí la familiar convicción de que la vida estaba empezando de nuevo con el verano.

La brisa soplaba a través del cuarto, haciendo elevarse hacia adentro la cortina de un lado y hacia afuera la del otro, como pálidas banderas, enroscándolas y lanzándolas hacia la escarchada cubierta de bizcocho de novia que era el techo, para después hacer rizos sobre el tapiz vino tinto, formando una sombra sobre él, como el viento al soplar sobre el mar.

Por un momento el último rayo de sol cayó con romántico afecto sobre su rostro radiante; su voz me obligó a inclinarme hacia adelante, sin aliento mientras la oía. Entonces se fue el brillo, y cada uno de los rayos abandonó su rostro con reticente pesar, como dejan los niños una calle animada al llegar la oscuridad.

No se había emborrachado más que dos veces en la vida, y la segunda fue aquella tarde, después de que el sol decidiera jugar con él al escondite. Por eso cuanto sucedió está envuelto en una penumbra nebulosa, aún cuando el apartamento estuvo de nuevo lleno del sol más alegre que el jamás había visto. Pero no rebosaba la alegría de la que ella, sin quererlo, le impregnaba. Entonces, fue L quién esbozó una sonrisa comprensiva; mucho más que sólo comprensiva. Era una de aquellas sonrisas excepcionales, que tenía la cualidad de dejarte tranquilo.Sonrisas como esa, se las topa uno sólo cuatro ó cinco veces en toda la vida, y comprenden, o parecen hacerlo, todo el mundo exterior en un instante, para después concentrarse en ti, con un prejuicio irresistible a tu favor. Te mostraba que te entendía hasta el punto en que quedas ser comprendido, creía en ti como a ti te gustaría creer en ti mismo y te aseguraba que se llevaba de ti la impresión precisa que tú, en tu mejor momento, querrías comunicar.

Y mientras estaba ahí, cavilando sobre un viejo y desconocido mundo pensé en la sorpresa al ver por primera vez la luz verde en el muelle de aquel Puntal.
Había logrado tantas cosas. Y su sueño debe haberse sentido tan cerca que casi podía atraparlo. Pero no sabía que ya había quedado atrás. Creía en la luz verde, en el futuro orgiástico que, año tras año aparece entre nosotros. Nos elude, pero no importa. Mañana correremos más rápido, estiraremos más los brazos y algún día...

Y así vamos adelante, botes que reman contra la corriente, incesantemente arrastrados hacia el pasado.

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