viernes, 31 de julio de 2015

Ni cerrando los ojos...

Hay personas que pasan por delante, pero nunca por dentro.
Hay personas que sin pasar, estás esperando a que lo hagan para tropezarte "accidentalmente" con ellas.

Hay quién llega tan imputualmente a nuestras vidas, que decidimos corregir todos los relojes hacia su posibilidad.
Hay, sin embargo, quien decide regalarnos su orgasmo en nuestros oídos para que siempre la recordemos.

Y hay veces que buscamos olvidar y lo logramos.
Muchas veces he paseado por éste rincón tan mio y más vuestro - Curro y Tatá - para dejar aquí la herida de la victoria. Para entender que ese olvido era saber que en el fondo, aquellas - historias y protagonistas, en femenino - no fueron posibles. Y que con tiempo y cabeza - y algo más de corazón - conseguí desaprender el camino que conduciéndome a esas ciudades en las que paseamos de madrugada, me llevaron tan, tan lejos de mi.

Y en la radio suena "Another one" de Marc Demarco y no podía ser más genial la forma en la que el universo nos describe.
Y así es como soñamos.

Igual que el mendigo sueña con un billete en su vaso
y el vaso con una boca que lo bese.
Y por la acera donde suspira el vaso pasa una chica de las que nunca acaban de pasar.
Y tras su paso camina él, soñando que algún día ella se girará y le devolverá la sonrisa con la que todas las mañanas le da los buenos días.
Unos días, a veces buenos y otros malos, que sueñan con ser los mejores de nuestra vida.
Una vida que, a menudo, sueña con ser la otra de las películas de amor y final feliz.

Yo de momento, sueño con volverme a revolver contigo.

Me gusta el perfume que gasta tu cintura.
Tengo sed de sudor nuestro en la pared.
Adoro tomar el pulso de tu falda sobre tus esquis.
Acostumbro a imaginarte con coleta.
Te recuerdo y se me alegran los pies.

Y aunque a veces, el pasado haga que las almohadas resulten incómodas, empiezo a tener ganas de compartir zumo y mantel contigo.

Porque más allá de lo físico,
la atracción mental es mucho más fuerte
porque de una mente no te libras
ni cerrando los ojos.


Se llama Limerencia, creo
y al igual que la incandescencia
todo comienza con una chispa de...


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