viernes, 10 de julio de 2015

Empiezas a desnudarte...

Me he ido a dar un paseo a la playa.
Ha llovido como si le hubieran roto el corazón al cielo,
y he comprendido
que uno es de donde llora, pero siempre
querrá ir a donde ríe.

He dejado de huir porque me he dado cuenta
de que soy yo el único que me persigue.
Tú recuerdo tampoco. Se ha quedado ya atrás.
Creo que me estoy acercando a la meta.

Me quedé con las ganas de que fuéramos
la mejor historia de amor.
Y entonces fue cuando me mentiste con dos palabras:
-"No puedo."-

Ese momento en el que, implacablemente, te das cuenta de que
en el sótano de tu fracaso
siempre hay una planta más.

Porque hay mujeres que aparecen de la nada
te mueven el mundo
y se van.
De esas que provocan la herida
y el tiempo la cicatriz.

Pero, de repente, te das cuenta
de que ya no sientes nada más que insatisfacción
al pensar en que su querer sólo se quería a si mismo.
Que alguna vez hablaste de amor
cuando de lo que realmente querías hablar era de ti, en primera persona.

Y de repente, cuando creía tener todas las respuestas
de pronto, empezaron a cambiar todas las preguntas.

Y es entonces cuando te propongo que no me busques
que me encuentres.
Que no me hables, que me sientas.
Que no me quieras, que te entregues.
Que seas tú, sin serlo de todo.

"Todo puede suceder en un poema:
lo cotidiano, sí,
pero también lo deslumbrante
e incluso
ambas cosas a la vez.
Como en este, ahora
que empiezas a desnudarte...

Ojalá estuvieras aquí, con tu mirada color carnaval.
Con tu cuerpo, al que sólo le sobran los botones.
Dejando que te acariciase la cintura con los ojos.

Y te busco.
Porque sé que hay vida debajo de tu blusa.
Porque sabes que un beso consiste en enviar un arsenal contra el olvido.
Porque caminas bonito.

Porque fue entonces cuando descubrí que despedirse, o que te despidan,
no consiste en que te quiten una mitad,
sino en recuperarse a uno mismo por completo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario