jueves, 11 de diciembre de 2014

Entre perfumes se disolvió.

Siempre empezaba hablando él.
Luego ella contestaba.


- ¿Te pierdes?
- Si es contigo sí.
- Yo ya lo estoy
- Yo ya lo sé.
- ¿El qué?
- Que lo estás, pero por mi.

- Lo que estamos tú y yo es entre la línea del bien y el mal.
- Explícate.
- Si quieres tú no quiero yo...si quiero yo, ahora tú no.
- Deberías aceptar que nunca estaré contigo. Y así siempre será.
- Aunque no sea yo quién abraces cuando estás dormida, aunque no sea yo quién te haga reir.
- Aunque sí sea yo quién se muere de celos cuando me hablas de sueños y no piensas en mi.
- Aunque si sea yo donde buscas consuelo, con quien lloras tus penas, pero nunca es por mi.

- ¿Por qué no vuelves?
- ¿A dónde?
- A reir mientras bailamos.
- ¿Qué es lo que quieres?
- Rozarte la piel, una puesta de sol si es contigo, el flamenco y tu ropa en el coche, tu cadera sudando sin prisa. Quédate, nos debemos la vida.


- ¿A quién esperas?
- A mi Romeo.
- Lo siento.
- ¿Por qué lo sientes?
-  Porque tu Romeo nunca llegará.
- ¿Por qué?
- Porque para ti no existe. Porque dijiste amor queriendo decir "sólo tú". Porque siempre confundiste lengua con lenguaje. Porque tu Romeo alarga los balcones mientras tú te escondes tras un carmín de maquillaje.

- Tal vez te acuerdes de mi con el paso de los años.
- Tal vez lo haga cuando busque piso a medias y colchón.
- Cuando no quieras dormir por ver dormir a tu pareja quizás me entiendas.
- Tal vez volvamos a vernos.
- Entonces, tal vez compadezca a la persona que entristece tu perfil.

- Y cuando escuches "Nessun Dorma" y haya estrellas escapando de si mismas con color, vas a acordarte de mi. Y cuando llores a escondidas porque no te abrazan. Y cuando solamente quieras que te quieran. Y cuando sientas celos del aire que roza su garganta, amor...vas a acordarte de mi.
- ¿Y tú?
- ¿Y yo? Tal vez me olvide de ti desafiando el oleaje que ofrecen rápido en los bares las mujeres que no ví.

- Siento haber dicho que te amaba. Aunque siempre fue cierto.
- Yo siento no haberte sabido querer. Siento no haber podido hacer sudarte la piel. Siento haberme ido. Siento que ese Domingo te quedases esperándome en aquel maldito tren.

El café se enfrió.
Y el azúcar se disolvió.
Igual que se disuelve una aspirina entre perfumes de mujer.



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