viernes, 15 de noviembre de 2013

Ventanales, puertas...Bonnie&Clyde


Ventanales abiertos.

Puertas cerradas.


Unos por Dios.


Otras por ella.


Y es en esos momentos, en los que pienso en Bonnie & Clyde y en que juntos supieron morir. 


Pero no viene mal airear la habitación. Esa en la que hasta no hace mucho tiempo perdía el tiempo sin saber qué hacer.


De repente se levanta el nordeste, ese del que tanto nos gusta hablar a los de Santander, y como hojas de papel en blanco, vuelan los pensamientos. Y con ellos, aquellos -"¿cómo estará?"-


Y es en esos momentos, en los que pienso en Bonnie & Clyde y en que ellos, a diferencia de ella, no se quisieron rendir.


Y aunque no lo quieras ver así, siempre será así.


Ahora ya sólo me falta ponerme en la fila donde cambian la ansiedad por ciclos de suerte más normal. Y me digo a mi mismo - "Tú saldrás de esta, créeme, y pronto entonarás pequeños cánticos, y en algún bar apartado, o en alguna estación de tren, o en algún banco del Santander ahogaré el espanto y me dirás: perdón"-.


Es como cuando sueñas que nadie te ve pero, aún así, sigues dando pistas  por si alguna vez a alguien se le ocurriera mirar...


Como este blog, que a veces de surada y otras de gallego, le da por escribir.

Y escribe palabras.


Con o sin sentido.


Todo depende del que lea al otro lado de esa pantalla desde la que hoy lees tú.





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