jueves, 18 de diciembre de 2014

El sabor de una risa.


Nos merecemos recibir el mismo tipo de amor que daríamos a otra persona.
Ni más ni menos.
Por eso hay que saber elegir con quién complicarse la vida.
Y mientras en silencio mis pensamientos seguían aleteando, de la manera más sutil ella comenzó a conquistarme:

- "No soy la chica sobre la que tu madre te advertirá. No besaré a tu mejor amigo ni romperé tu corazón. No te haré elegir entre hacer lo que te gusta y yo. No seré fría. Tampoco seré un desastre. O al menos pondré todo mi empeño en no serlo. Seré la chica sobre la que tu padre hablará cuando tu madre no esté presente. Seré la chica que se escapó. Te querré más que a nada. Te besaré cuando llore. Estaré a tu lado hasta que tú decidas lo contrario. Pero llegará el día en que dejarás que me vaya y yo no miraré hacia atrás, pero tú sí que lo harás. Te lo prometo, lo harás. Yo soy esa chica." -

Y entonces, en ese mismo momento supe que quería más. Y a la vez, sin yo saberlo y sin ella esperarlo, una fuerza ajena a mi, se apoderó de los sentimientos más puros que un chico puede tener cuando se encuentra ante una chica como ella. Y le contesté:

-"Te querré cuando tengas frío estando a 21º, te querré cuando tardes una hora para pedir un bocadillo. Porque adoro la arruga que se te forma aquí cuando me miras como si estuviera loco, te querré cuando después de pasar el día contigo mi ropa huela a tu perfume y siempre querré que seas tú la última persona con la que hable antes de dormirme por las noches. Y eso no es porque esté solo ni tampoco porque dentro de unos días sea nochevieja. He venido aquí esta noche porque cuando te das cuenta de que quieres pasar el resto de tu vida con alguien, deseas que el resto de tu vida empiece lo antes posible."

Y al segundo de acabar, un electrizante espectáculo de fuegos artificiales iluminaron mi mirada. Fue la primera vez que me sentí orgulloso de enlazar tan poderosa e inconscientemente bien tres frases de puta madre seguidas.

- "¿Estás borracho?" -. Sólo se la ocurrió decirme eso.

Y creyendo que los artificios habían acabado, de mi boca salío la mejor traca de todos los tiempos. Al menos, de mis veinticinco.

- "Sí, estoy borracho. Pero tú eres alucinante. Y mañana por la mañana yo estaré sobrio pero tú seguirás siendo alucinante".

Así que hoy digo que no existe nada más bonito que una mujer fiel a sus valores y contenta con su físico. De esas que van a por todo. Baila hasta que se agota. Grita hasta quedarse afónica. Salta hasta que no puede más. Mira con un poco más de descaro pero nunca pierde del todo la inocencia de sus labios. Se bebe una copa de vino en las cenas. O dos. Y se toma un buen trozo de tarta de chocolate después.

Pero todo acaba. Porque no hay mayor mentira que la de unos labios albergando un "para siempre". Fuimos dos polos opuestos de helados. Fuimos todas las noches de invierno que cabían en una de verano. Que fuimos granizo en duchas al despertarnos, que nos derretíamos con besos al secarnos. Que contábamos sonrisas por días despejados. Fuimos eclipses a mediodía y a medianoche. Fuimos uno en una cama que sabe más de nosotros de lo que contamos, fuimos otoño cayéndonos la ropa cada vez que discutíamos por algo. Fuimos y no somos, porque nos hundimos, pero eso nos hizo ponernos a salvo.

Y empecé a estar harto de oir a la gente decir: -"Hay muchos peces en el mar".
Yo siempre pensaba: -"¡¡que os jodan, ella era mi mar!!"

Porque en mi mar, me gustaba bañarme aunque nevara.
 Porque ella se reía mientras nos besamos una y otra vez, y pensé:
- "No hay mejor cosa que el sabor de la risa de otra persona en tu labios."


miércoles, 17 de diciembre de 2014

Si te gusta, mírame.

La vida va de apuestas. Y esta noche puede que te toque perder a ti. Porque si tú pierdes yo gano y el trato está claro para los dos.

Y puede que al leer éstas letras pienses que el sobre lleva tu nombre. El remitente está claro y ni tú ni yo sabemos el porqué.

El caso es que hay veces que las cosas pasan porque tienen que pasar; sín embargo, otras ocurren porque somos nosotros - yo - los que con lápiz y papel redactamos el guión.

Y me hablas de un café, pero nunca de dónde ni de cuándo.
Y me cuentas que en Madrid eres feliz.

Y te digo - aunque siempre es en voz baja - que hay veces que te veo como una desconocida a la que tengo ganas de descubrir.

Y siempre es la comodidad que creemos poseer la que frena nuestros impulsos. Pero una persona que merece la pena jamás encuentra la comodidad en un lugar, sino en el camino. Y mucho me temo que yo, contigo, he empezado a caminar.

Y me dices, si te gusta, mírame.
Y te miro pero no me ves.

O al menos, cuando lo hago, tú te haces la dormida.

jueves, 11 de diciembre de 2014

Entre perfumes se disolvió.

Siempre empezaba hablando él.
Luego ella contestaba.


- ¿Te pierdes?
- Si es contigo sí.
- Yo ya lo estoy
- Yo ya lo sé.
- ¿El qué?
- Que lo estás, pero por mi.

- Lo que estamos tú y yo es entre la línea del bien y el mal.
- Explícate.
- Si quieres tú no quiero yo...si quiero yo, ahora tú no.
- Deberías aceptar que nunca estaré contigo. Y así siempre será.
- Aunque no sea yo quién abraces cuando estás dormida, aunque no sea yo quién te haga reir.
- Aunque sí sea yo quién se muere de celos cuando me hablas de sueños y no piensas en mi.
- Aunque si sea yo donde buscas consuelo, con quien lloras tus penas, pero nunca es por mi.

- ¿Por qué no vuelves?
- ¿A dónde?
- A reir mientras bailamos.
- ¿Qué es lo que quieres?
- Rozarte la piel, una puesta de sol si es contigo, el flamenco y tu ropa en el coche, tu cadera sudando sin prisa. Quédate, nos debemos la vida.


- ¿A quién esperas?
- A mi Romeo.
- Lo siento.
- ¿Por qué lo sientes?
-  Porque tu Romeo nunca llegará.
- ¿Por qué?
- Porque para ti no existe. Porque dijiste amor queriendo decir "sólo tú". Porque siempre confundiste lengua con lenguaje. Porque tu Romeo alarga los balcones mientras tú te escondes tras un carmín de maquillaje.

- Tal vez te acuerdes de mi con el paso de los años.
- Tal vez lo haga cuando busque piso a medias y colchón.
- Cuando no quieras dormir por ver dormir a tu pareja quizás me entiendas.
- Tal vez volvamos a vernos.
- Entonces, tal vez compadezca a la persona que entristece tu perfil.

- Y cuando escuches "Nessun Dorma" y haya estrellas escapando de si mismas con color, vas a acordarte de mi. Y cuando llores a escondidas porque no te abrazan. Y cuando solamente quieras que te quieran. Y cuando sientas celos del aire que roza su garganta, amor...vas a acordarte de mi.
- ¿Y tú?
- ¿Y yo? Tal vez me olvide de ti desafiando el oleaje que ofrecen rápido en los bares las mujeres que no ví.

- Siento haber dicho que te amaba. Aunque siempre fue cierto.
- Yo siento no haberte sabido querer. Siento no haber podido hacer sudarte la piel. Siento haberme ido. Siento que ese Domingo te quedases esperándome en aquel maldito tren.

El café se enfrió.
Y el azúcar se disolvió.
Igual que se disuelve una aspirina entre perfumes de mujer.



jueves, 4 de diciembre de 2014

Entre el deseo y el arrepentimiento...



Y te conté que me enamoré de otras, pero que era distinto querer acostarme con una mujer que desear despertar con ella a mi lado.

Porque hay chicas que te alegran la piel pero no el corazón.

Y que en vez de querernos mucho, deberíamos probar a querernos bien. Pero de todo nos dimos cuenta tarde.

Porque tú no sabías luchar. Tú sólo sabías sacar las armas.

Y que no hay cicatriz, por brutal que parezca, que no encierre belleza. Que podemos encontrar en cada una de ellas el nombre y el lugar de quién empezó a coserlas.

Porque las cicatrices son las costuras de la memoria. Un remate imperfecto que duele al recordar.

Y que la mejor forma de encontrar a la vida era desordenando la felicidad. Quizás por eso tú y yo nunca la encontramos.

Porque sólo fuimos capaces de ser felices un rato.

Lloraste. Lloré.

Pero antes de cerrar la puerta te dije: "tuvimos la mitad de lo que pudo ser y lo triste es que no fue la parte buena".

En realidad nunca te lo dije.
Sólo lo pensé.

Porque entre el deseo y el arrepentimiento sólo hay un orgasmo de por medio.


miércoles, 3 de diciembre de 2014

Y en el cielo, tu nombre.

Otro año más Tatá. Y ya son dieciséis.

Y en este rincón del Puertochico que merecido lleva tu nombre, intento juntar las palabras que, como cada tres de Diciembre, van acompañadas de sal y lluvia. Tú ya me entiendes.

Todos los Reyes desde que te fuiste, pedí en cada carta que volvieras. No quería juguetes, no quería zapatos, no quería un tambor.
Sólo quería volver a pasar contigo los Sábados en Castelar. Quería seguir viéndote sonreir con mamá. Seguir disfrutando de tus besos salados. Seguir viéndote lucir los lunares de aquel traje que sólo tú sabías hacer brillar.

Han pasado dieciséis años. Y aunque mis cartas ya no tengan buzón, el niño y su deseo siguen siendo los mismos.


Al menos, al mirar las manecillas del reloj, siento que estás conmigo.

Y dicen que todos tenemos nuestro ángel de la guarda. Yo además de tenerlo, sé que lleva perfume y nombre de mujer. Flamenco, como tú y tu traje de lunares.

Sé que desde el cielo, me cuidas.

Es por eso que cuando alzo la vista, veo escrito tu nombre.

Te quiero y te echo de menos Tatá.

Espero que tú a mi también.

jueves, 27 de noviembre de 2014

Desde que duermes junto a mi.



Cuando te digo hola no es porque sea educado, que también. No es por acomodar un silencio que viniendo de ti duele. No es porque no me atreva a preguntarte qué tal estás. Es porque quiero más.  Es porque, a veces, me gustaría que me dejases sonreir a algún desliz. Porque a ti ya te sonrío,  aunque tu sólo veas una risa y ya. Porque me gustaria bailar contigo un "quizas" mientras sonase un bolero.

Porque no me gusta que preguntes quién es cuando los dos sabemos que eres tú de quién hablo.
Porque para mi es fiesta el día que me cruzo con tu perfume por los pasillos. Y es que al cabo del año pocos son los días en los que las horas huelen a ti.

Porque eres una de esas chicas que nunca acaban de pasar.  De las que fuman sin tragar el humo. De las que beben sin sed el vaso que llena las espera más dulce del mundo. Y mientras tú,  bailas. Con la orquesta del fondo. Y mientras yo, escribo. Como ahora. Creyendo que al menos pasearás leyendo esto.

Y lo titulo "desde que duermes junto a mi". Porque son ya muchas las noches que paso contigo a mi lado. Aunque lo hagamos sin cama. Aunque todo sea incierto. Pero es que desde que duermes junto a mi, mi dormitorio da de frente a mar abierto. Es por esto que mi acento sabe a sal. Es por esto que el tuyo sólo a hielo.

Es por esto que desde el primer dia que te vi, guardo en una botella los mensajes que a leerte no me atrevo.

Porque desde que duermes junto a mi, mi vida es como el velero que busca en tu boca el viento más fuerte, esperando que de un soplido consigas desarbolar todo cuanto en él llevo.


miércoles, 19 de noviembre de 2014

A pleno pulmón, amor.


Fue una dama valiente que quemó en la hoguera mis versos cobardes.
En aquella playa del viento nos llovió.
Y al mojarse un te quiero y al vestirse de nuevo, sonrió.

Si hubiese dos muriendo de amor
en este mismo momento
ya valdría la pena revivir este cuento en su honor.

Creí que nuestra historia era distinta
hasta que a las diez de la mañana susurró:
"Ponme otra copa, si no tienes te la inventas".

Nos quedaban ocho horas y poco ron.
Y empecé a sentir la culpa por mentirla y acusarla
de seguirme en aquel prohibido amor.

No me dio la gana de cerrar la herida y la esperé.
Aún a sabiendas de que en la tierra prometida
ya no había ni oro ni fe.

Tengo un corazón, tan leal a ti, que duele.
Y es que entre el bien y el mal estamos siempre tú y yo.
Y aquel lamento que recorría la bahía ya no volvió.

Al primero intenté no sentir nada.
Al segundo ya escribí te quiero amor.
Susurrando en sueños me dijiste: "Y yo".

Y al despertar me sequé la rabia a la almohada.

Vivimos dos historias diferentes.
Olvidaste tú canción entre la gente.
Entonaste un hasta luego y era adiós.

Ni podría olvidarte, ni tampoco quiero.
A veces, un punto final son tres puntos suspensivos.
A veces, un punto y a parte un "hasta pronto, amor".

martes, 14 de octubre de 2014

Y de repente...

Y de repente aprendes que los amores eternos
pueden terminar en una noche de verano.

Que los que creías grandes amigos pueden
convertirse en grandes desconocidos.

Que en realidad el amor no tenía la fuerza
que imaginaste.

Que quizás nunca conozcamos a una
persona de verdad.

Que el "nunca mas", jamás se cumple.

Que el "para siempre", siempre tiene fin.

miércoles, 8 de octubre de 2014

Y el ébola llegó a Europa.

No seré yo quien defienda la gestión de la Ministra de Sanidad, cuando menos, más que cuestionable.
E indudable es mi pasión por los animales, sabida por todos los que me conocen.
Culpa ninguna tenía el perrete Excalibur y sín embargo, esta tarde, ha sido sacrificado.

Pero, como veis, siempre existe un "pero".

Pero ¿qué pasa con los más de 3700 niños que el ébola ha dejado -hasta el momento- huérfanos en África?
Pues por lo que se ve, nada.
Nadie protesta, nadie se manifiesta, nadie habla.

Todos callan. Porque a ninguno de estos niños les hemos puesto cara, ni ojos, ni sonrisa.
No les hemos puesto alma porque seguramente la suya murió con sus padres.

Y es que de repente miramos hacia África porque nos da miedo que nos contagien el ébola.
Porque el hambre no se contagia y por eso, les damos la espalda.


lunes, 29 de septiembre de 2014

La huída.

Sobre consumir el mundo me hablaron una vez.

El tiempo huye y se escapa.
Y cuando quieres echar a correr te das cuenta de que ya todo terminó.

Y que cada vez que me vuelva a acordar, me resulte menos doloroso huir que obligarme a que les hable de ti.
Y que cada vez que te vuelva a mirar, me resulte más fácil morir que obligarme a decir la verdad.
Y que cada vez que vuelva a tener hambre de tu boca, dos días sean mucho más que cien años de soledad.

Y es que nuestros destinos pudieron ser éstos o pudieron ser otros del todo distintos porque lo que de nosotros fue en ningún sitio quedó recogido.

Por eso desde hoy me he propuesto dejar mi huella incluso en el lugar más inhóspito, deshabitado y oscuro de ese alma que una vez me aconsejaron consumir.

Porque mundo y alma huyen entre tanto.
Porque entre tanto yo decidiré en qué momento huir, pensando cómo consumir el mundo entero a cada instante, por si acaso el futuro nunca quisiera llegar.

domingo, 28 de septiembre de 2014

Capítulo V. Y Beirut le dio la bienvenida.


Recuerda como, hace un puñado de horas, paseaba por la ciudad que le vio nacer, crecer, aprender y sudar en verano la palabra amor. Y sin tiempo para maniobrar, se encontraba ante los ojos de una cultura del todo sorprendente y desconocida para él.

Todo había sucedido demasiado rápido como para haberlo digerido ya. Las despedidas en su vida siempre albergaban un sentimiento comparable al de un beso sin billete de vuelta. Para ella, enterarse de que la persona a la que quería trabajaba como mercenario a las órdenes de algún gobierno occidental había sido algo más que una mala noticia.

Aún recuerda las lágrimas recorriendo aquel rostro que no hace muchas noche besaba prometiendo ser más en un futuro. Se culpaba de no haber sido más sincero con la mujer que hasta ese momento había colmado su vida. La oficial.

Pero desde Langley le habían reservado destino ya. Su nuevo objetivo estaba claro. La carta que el día anterior había recibido ordenaba explícitamente, y por el momento, establecer contacto con alguna de las células yihadistas activas en el país. Y sin más tiempo que el necesario para meter en una mochila un par de pantalones, tres camisetas y dos calzoncillos, cerró la puerta de casa y la de la trampilla a sus recuerdos más dulces.

Beirut le daba la bienvenida con 36º C, un 87% de humedad y cuatro soldados armados hasta los dientes preguntándole por su pasaporte y por su presencia allí. Sin tiempo para reaccionar, un Chrysler de cristales tintados llamó su atención. Del coche, poco discreto para aquel escenario, descendió una melena morena de ojos verdes electrizantes.
 La sensualidad vestía aquella silueta femenina. Al menos eso le hubiese gustado ver; sín embargo,  el hiyab no le permitía más que vislumbrar una mirada acechante acercándose. De todo lo que esa mujer habló con los soldados, él sólo entendió las palabras yankee, C.I.A y اذهب إلى الجحيم, que era algo así como "¡Iros al carajo!

Una vez en el coche, advirtió que detrás de esa mirada se escondía quien sería su contacto durante su estancia en el Líbano.
Faatina, que en musulmán significaba 'cautivadora', pertenecía a la inteligencia iraní y después de dos años sobre el terreno se había convertido en una de las fuentes más fiables que la "Agencia" tenía desplegada sobre el Mediterráneo.


...y hasta aquí puedo leer.

lunes, 11 de agosto de 2014

Ven a dormir conmigo. Capítulo III

(Hay días que te saltas algún capítulo. Como hoy).
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Tumbado en la arena de El Puntal algo se le vino a la cabeza. Mal de amores. Algo que para nada se cura fácilmente. Algo para lo que ningún laboratorio ha inventado la medicina perfecta. No hay remedios. ¡Otra vez no!- grito él. No sabía el motivo. Ni siquiera se acordaba de todo lo que dolía. Sólo sabía que el tiempo lo curaba, pero esta vez el tiempo le había fallado. Nunca creyó en las casualidades. Siempre las había definido como las cicatrices del destino. Y esta vez no iba a ser menos. 

Las últimas palabras que recordaba de ella fueron: -siento hacerte tan desdichado-. Eso y el latir de un reloj de alguna estación de tren. Solitario y asustado. Como él.

Hablando con la sombra proyectada sobre la orilla sentenció: -joder, estoy fuera de los recuerdos, del pasado, pero también estoy perdido. Antes o después las cosas que has dejado atrás te alcanzan, y las cosas más estúpidas, cuando estás enamorado, las recuerdas como las más bonitas. Porque su simplicidad no tiene comparación. Y me dan ganas de gritar. Lo jodido de gritar es que cuando lo haces en silencio, duele más-.

Mientras pasea absorto con el flamear de las velas del Cantábrico al fondo, se da cuenta de que lejos de haberlo dejado atrás, ha vuelto a caer en el agujero oscuro y profundo del que creía no lograría salir jamás. El mismo que tiempo atrás había definido como si una bomba hubiera estallado sobre él y hubiese destrozado su vida con un toque ligero, limpio y sutil. Todo lo que había vivido hasta ese momento se derrumbó, se destruyó, desapareció de este mundo y entonces se preguntó qué iba a ser de él, cómo iba a hacer para volver a sonreír.

Lo peor de todo es que salimos a la calle y vemos que la gente sigue riendo, los niños siguen jugando en el parque, las parejas siguen besándose como si no hubiera mañana (frase que aprendió de ella). Nada ha cambiado, todo permanece igual, sólo tú eres el distinto.

Las olas bañan sus pasos. Los de él. En singular. El agua está fría, advierte. Y piensa en lo que ella le dijo hace tiempo. –Deberíamos sintonizar mejor, ¿no crees? –Y ante el mismo escenario de aquella frase pero con distinta compañía piensa. - Sintonizar...¿qué querría decir? La sintonía es algo que tiene que ver con la música. El amor, en cambio, es cuando no respiras, cuando es absurdo, cuando echas de menos, cuando es bonito aunque esté desafinado, cuando es locura. Cuando sólo de pensar en verla con otro cruzarías a nado el océano, escalarías el Pico más alto o guardarías en un frasco todo el agua del mar.

Con la mirada perdida, revive aquella noche de velas y vestido rojo. La noche del magret y del champagne. Una noche que empezó a las cinco de la tarde entre fogones. Y recuerda su pregunta: - Siento curiosidad. ¿En qué pensabas esta noche mientras mirabas cómo dormía?
-Ah… -Se sienta y la sonríe-. Pensaba en la suerte que tengo. Pensaba: esta chica es realmente guapa. Y además pensaba en el momento que estamos viviendo y que...bueno mejor no te lo digo.
Ella se acercó y lo miró con ojos cariñosos, achispados, resplandecientes, llenos de entusiasmo.
-No tengas miedo. Corre, dímelo.
La miré a los ojos, inspiré profundamente y al final lo dije. -Pues que jamás me he sentido tan feliz en mi vida.

-Sé que te asustarías si te dijera te quiero otra vez. Así que, mejor te diré te prequiero. Porque tu inmadurez es superlativa para tu edad. Porque no pasa nada si miras a otras. Da susto, porque hace replantearte muchas cosas, pero no pasa nada si me acerco a ti y al oler tu pelo sigo sientiendo que eres mi alma gemela y que estoy en casa.

El pitido de un barco anunciando su entrada en la bahía le devuelve a la soledad de sus fríos pasos sobre la arena. Lo duro es que cuando un amor se acaba se puede encontrar todo, excepto el por qué. Y piensas cuál fue el fallo, qué hiciste mal. Atiende a lo que una vez escuchó decir en alguna terraza del sur: -"Alguien dijo una vez que en el momento en que te paras a pensar si quieres a alguien, ya has dejado de quererle para siempre...".- Y cae en la cuenta de que quizás, ella se paraba a pensar en silencio.
Hay instantes en la vida en que creemos saber que una mentira se parece mucho a una verdad, pero sólo quien las cuenta es capaz de distinguirlas. 

Comienza a chispear. El cielo se encapota y las manecillas del reloj de Tatá sugieren regresar a casa. Sólo se arrepiente de una cosa. De no haberla dicho: - Ven a dormir conmigo: no haremos el amor. Él nos hará-.


De eso y de haber aparcado tan lejos.

lunes, 4 de agosto de 2014

Al borde de la felicidad.



Sin darnos cuenta nos hemos plantado en Agosto. Hemos dejado atrás ya, las buenas intenciones con las que quisimos engañar al nuevo año. Nuestra sangre ha experimentado un año más, aquello que siempre prometió el refrán con la llegada de la primavera. Hemos sudado con algún examen y hemos gritado ¡soy libre! con el final del mismo, sin darnos cuenta de que nuestra esclavitud no tardaría en dejarse ver de nuevo.

Nos plantamos, me planto, ante las puertas de los veinticinco. El cuarto de siglo y/o la edad dorada, según quién. Y año tras año vamos sumando recuerdos, cicatrices, sonrisas, personas, amigos, experiencias...y también restamos o dividimos, en función de las preferencias.

Damos, doy, más valor a una discreta cena entre dos, a pasear con uno mismo cuando en ocasiones la compañía no es lo importante sino la causante. A los largos viajes por autopista en noches de invierno, primavera o verano.

Y es que a veces "dejarse llevar suena demasiado bien". Quizás sea por la incertidumbre de no saber dónde terminar, o empezar porqué no, lo que en ocasiones nos empuja a correr cuando ni siquiera hemos aprendido a caminar. Tal vez, a veces sólo sea cuestión de suerte. Tal vez ser valiente no sea sólo cuestión de verte. Y es que en ocasiones, lo mejor es aplaudir e irse, dejando que la actuación llegue a su fin. Aunque en el momento no lo pensemos. Aunque en el momento, no lo queramos pensar.

Considero a las personas y mis relaciones con ellas uno de los pilares básicos de la vida. Quizás por ello, en ocasiones haya sufrido más de lo necesario, haya recordado más de lo recomendado y haya añorado más de lo permitido pero creo que en la vida, al igual que en los toros, para conquistar la Puerta Grande, hace falta arrimarse al burel, arriesgar y a veces sentir el pitón. Sólo de esta manera, consigo sentirme vivo. Sientiendo.

Y no es ninguna declaración de principios. No lo es porque aún no he firmado mi final.

Cantaba Andrés Suarez: "tengo 26, soy feliz así, tengo tres amigos, dos hermanos, nada suelto...soy fruto de un cuento que escribió mi padre, mi madre lo cantó".

Y a veces estaremos desafinados entre la gente. Otras, quizás, lo estén con nosotros. Lo importante, al final, es encontrar la nota idónea que armonice nuestra melodía.

Habrá tardes de Domingo que pediremos a gritos ¡vuelve!, noches de fin de semana que susurraremos al oído "dame media noche más", veranos en los que en una estación de tren diremos entre lagrimas "no te vayas todavía"...y así, sólo así, a base de vivir, iremos -voy- escribiendo párrafos qué recordar. A veces torcidos, a veces a lápiz. Iremos pegando las fotos que nos recuerden los momentos vividos y las personas con las que los vivimos. A veces parecerán fotos agrietadas de un retrato de Dorian Grey. A veces nos harán sonreir, descolgar el teléfono y preguntar ¿qué tal te va?

Porque sólo el cerebro de los necios transforma la filosofía en tontería, la ciencia en superstición y el arte en pedantería.

Por todo esto y porque los veinticinco nunca llegan con la intención de quedarse, bebed vino, porque esta es la vida eterna. Es cuanto nos otorgará la juventud, es la estación del vino, las rosas y los amigos borrachos. Seamos felices por este momento porque este momento es nuestra vida.

"You must remember this
A kiss is just a kiss, a sigh is just a sigh.
The fundamental things apply
As time goes by".

No es ninguna declaración de principios.

Sí, mi carta de presentación.

"Être aimé est très différent d’être admiré, car l’on peut être admiré de loin, alors que pour aimer réellement quelqu’un, il est essentiel de se trouver dans la même chambre, et si possible sous le même drap."

martes, 10 de junio de 2014

A sky full of stars



Cuando sabes que, desde el cielo, la luz nunca se apaga.

Nunca te apagas Tatá.

Porque cuando oscurece, pienso en ti y no consigo conciliar el sueño.
A veces creo que si, pero en el fondo jamás he conseguido olvidarte. Jamás he querido olvidarte. Y es por esto por lo que hoy, no me preguntes porqué motivo, te siento conmigo más que nunca.

Hoy me ha dado por pensar entre apuntes y borrones.

Porque a veces me gustaría ser viento sin que lo supieras y escaparme por las noches para poder besarte.

Porque sin tu saberlo y sin yo esperarlo, un día me regalaste todo cuanto hoy soy, que es mucho menos de lo que guardas en cada arruga de tu frente...

Porque en ocasiones nos convertimos en fotografías sobre un marco viejo haciendo del resto un velero que ya no sabe nadar.

Pero siempre encontramos esa luz.

La misma que hace poco nos parecía la de un faro deshabitado.

Cuando sabes que, desde tierra, la luz que nos guía en alta mar nunca se apaga.

Nunca te apagues.




lunes, 28 de abril de 2014

En silencio y sin cruzar una palabra.

Porque al nacer, en vez de la barra de pan yo preferiría traer bajo el brazo un manual de instrucciones. Y en determinados pasajes de nuestra vida poder echar un vistazo a la página en la que deberían de enseñarnos a permanecer estoicos frente a los embates del Cantábrico. Porque a veces se encabrita y cuando lo hace, mantenerse firme se convierte en casi un imposible.

Deberían de enseñarnos a cómo enfrentarnos ante el éxito y el fracaso, el romance y el desamor, la verdad y la mentira.

Instrucciones de cómo deberíamos actuar cuando el mundo parece desvanecerse sobre nosotros, cuando la mochila que llevamos a la espalda comienza a pesar o cuando creemos - que nunca es cierto- tener el mundo a nuestros pies.

El caso es que si existiera ésta posibilidad, muchos estarían dispuestos a renunciar a ellos mismos. Y seguramente ganasen en calidad. No lo dudo. Pero me considero un chico con sentimientos a los que me gusta ponerles nombre y apellidos. Sentimientos con rostro, escenario y expresión. Y la verdad, me gusta la gente que siente como yo. La gente que se emociona al ver unos ojos, creyendo que debe haber sal dentro de esa mirada que les cura tanto. La misma gente que se estremece con el latir de las teclas de un piano viejo y abandonado. La que tiembla y despierta al suave tacto de una caricia entre edredones. La que disfruta sobre la arena del mar como colchón mientras el sol, tímido, se esconde de vuelta a casa.

Instrucciones, éstas, que son nuestras. Que son mías. Que nadie jamás nos enseñó a utilizar pero que orgullosos, demostramos en el día a día. Porque aunque creamos que no, incluso el día a día podemos convertir en la mejor expresión que recordar a lo largo de nuestra vida.

Porque lo importante - y para uno de Santander lo es aún más - es que jamás nos falte ni vela ni corriente al navegar.


El mar dejadme que corra por mi cuenta. Para eso, soy de donde soy.

sábado, 5 de abril de 2014

Creo en Dios.



Noche de sábado, teoría -de juegos- y reflexiones a media luz…no es un articulo con pretensiones de erudición ni mucho menos. Simplemente me ha dado por pensar y compartirlo.

La existencia de Dios siempre ha sido una de las grandes cuestiones humanas debido a su carácter tan sorprendentemente comprometedor. Empleamos todo nuestro poderío, o al menos algunos lo intentamos, en encontrar respuestas a los grandes interrogantes que conforman nuestra condición humana y que al igual que ayer, hoy se presentan en lo más profundo de nuestro ser: el sentido de nuestra vida –si es que lo tiene-, el bien y el mal, la muerte, nuestro origen como parte del universo, la familia, la búsqueda de la felicidad…todas y cada una de ellas orientadas hacia la existencia de “algo” que consigue dar sentido a nuestra presencia aquí y ahora.

 Habrá quién acepte como primera y única teoría que todo –o al menos gran parte- de lo que somos y nos rodea se deba al azar, la probabilidad y la casuística. Pero en pleno siglo XXI y con la presencia de una ciencia que evoluciona a cada milisegundo, me parece un poco difícil defender que la perfecta armonía del universo y de sus leyes obedezca a una evolución del azar. Porque soy de los que piensa que allí donde existe un plan siempre hay alguien que planifica. Y cuando el plan adquiere la dimensión del que, entre manos tenemos, al que planifica se le llama Creador y su naturaleza trasciende cualquier medida.

Otra teoría podría ser la de aceptar con humildad a Dios. Una vez leí –y ahora no recuerdo donde- que el acto más propio y verdaderamente humano era la aceptación de la voluntad de Dios. ¿Pero cómo reconocer la realidad de nuestra condición y aceptarnos a nosotros mismos como seres creados por Dios sujetos a un orden natural? Sería totalmente ilógico que no nos costase aceptarlo, pues todo lo que supone comprometerse, acarrea a largo plazo hipotecar nuestra libertad.
Pero aceptar a Dios no es sinónimo de anular nuestra libertad sino de emplearla y de elegir: “Si rompes tus cadenas, te liberas; pero, si cortas con tus raíces, mueres”. Y cuanto mejor elegimos y más nos comprometemos con lo elegido, más nos enriquecemos a nosotros mismos y a las personas que elegimos para que nos acompañen en nuestro caminar. Y si nuestra elección supone un compromiso que refuerza algo que es propio de nuestra naturaleza, será éste el uso más acertado de nuestra libertad. Habremos dado un paso más hacia nuestra plenitud como hombres. Al menos, eso llevo aprendido yo.

Escribía Gasset: “Quien, en nombre de la libertad, renuncia a ser el que tiene que ser, ya se ha matado en vida; es un suicida en pie. Su existencia consistirá en una perpetua fuga de la realidad que podía ser”.

No creamos que la conciencia es una mera imposición social al igual que el alma es una mera utopía religiosa Al igual que una nevera no funciona si no se enchufa, la inteligencia no actúa sin la ayuda del cerebro. Pero ni enchufe ni cerebro son causas, sino condiciones.

Me acuesto y rezo –no por aplacar mi conciencia-. Doy gracias y me acuerdo de vosotros –Curro y Tatá-. Porque me gusta pensar y/o creer que en un mundo 2.0 plus, sigue existiendo “algo” que se escapa del entendimiento y del control humano. Que de ese “algo” venimos y a hacia ese “algo” caminamos. Que ese “algo” para mi es Dios y que a cada paso que doy Él camina conmigo.

Porque como escribía Dickens: “Nunca sabe un hombre de que es capaz hasta que lo intenta.”



¿Por qué no probar? 

domingo, 23 de marzo de 2014

"Bañada en salitre"




Hace años le escuché tocar junto a Antonio Vega en uno de mis primeros periplos romanceros por Pamplona.

Y aunque con dieciocho años me parecía que nada sería para siempre, ésta canción confirma que los dieciocho son pasajeros y gracias a Dios la cordura, en algún momento, se instaló en mi sin visos de que fuese a huir. Aunque a veces haga sus escapadas y me deje con la desprotección propia de un pesquero al través del barlovento.

El caso es que en Domingos como el de hoy, grises, tristes y lluviosos, la memoria me lleva a través de sus -nuestros- recuerdos a paisajes del Sur, del Norte, de Castilla...recuerdos de pequeño cuando corría "corito" por Ris con toda la familia. Cuando los bocadillos de tortilla de mi madre eran una tradición en jornadas maratonianas de playa en la Segunda del Sardi. Al sabor del mar cuando los Domingos íbamos a pescar a Corcho.

El caso es que en Domingos como el de hoy, me vuelve el sabor de los besos salados que me daban saliendo del agua del Puntal.
El mismo sabor a sal con el que se iba los Domingos a la ciudad de la "Bella desconocida".
El mismo sabor que echaba en falta al volver a Santander cuando a quién ella echaba en falta era...

Y es que soy como algunas flores que crecen en las dunas, que al subir la marea se hacen invisibles.
Y es que algunas duermen a la luz de la luna persiguiendo sueños imposibles.
Así soy yo.

El caso es que como cantaba aquella noche de San Fermín -no yo- "bañada en salitre flota en la memoria de los días grises".
 


No sabéis de quién se trata, aunque no haga falta imaginar que el color carmín de sus labios siempre deja marca.

Para bien o para mal.

Porque "de alguna manera tendré que olvidarte, tengo que olvidarte de alguna manera".

Un beso y cuidado al salpicar.

lunes, 17 de marzo de 2014

Disfruta tú también.



La esperanza es lo primero que se pierde cuando alguien se cruza en tu camino y te tuerce los pies.


Y en ese mismo momento las flores se convierten en pisadas sin relojes, sin arena, ni lápiz, ni papel...


Soy de los que piensa que un segundo es demasiado tiempo y que ya no hay invierno que no entienda de amor.


Porque desde hace tiempo prefiero no bailar, a recoger tus pasos.


Porque como escribía Sabina (con intercambio de papeles): "Peor para el sol que se mete a las siete en la cuna del mar a roncar, mientras un servidor le levanta la falda a la luna.


Porque últimamente disfruto viendo amanecer con los Raqueros al borde del mar.




domingo, 23 de febrero de 2014

Borrador



El título de éste pensamiento que comparto, no es más que el lugar en el que hoy guardo aquello que diría con el corazón en la mano pero que prefiero callar con la cabeza en su sitio.

Hay tantísimas ocasiones en las que nos callamos y con seguridad erramos. Pero hoy, la prudencia -una de las cuatro virtudes cardinales- me asegura que, sin duda, el mejor estado es el de "no entregado"

¿Recuerdas cuando el mar en el que te bañabas nos contemplaba tan inmenso? ¿cuando la tarde caía con nosotros entre besos?

Recuerdo como la dignidad esperó a que volviera.

Igual que cuando el espada deja pasar el burel con un pase de pecho.

Y olé.

Porque en muchas ocasiones, el dolor es mejor que la pena.

Decide tú que puedes.

domingo, 2 de febrero de 2014

La Marinera, Santander.



De esas tardes que te encuentras en casa estudiando los mercados monetarios y de repente escuchas la sirena de una barco despidiéndose de Santander. Y caes en la cuenta de lo maravilloso que es vivir en una ciudad bañada por el Cantábrico…aunque haya noches que se enfurezca y arrase con todo. Pero, ¿quién no ha vivido enfados en una relación? Pues ésta que el mar tiene con la ciudad no iba a ser menos.

Santander es salada. Y por ende sus huéspedes tenemos la gran suerte de viajar lejos y ansiar ese olor a salitre. A Machina que decimos los de aquí. Nos sentimos raros cuando nos entran las ganas de pasear y no tenemos orilla por la que caminar. No tenemos playa que enseñar, aún mejor si se va de la mano y es entre dos.

Tiene faltas, como todas (las novias me refiero). Pero sin ellas dejaría de ser ELLA.

Te cansas de sudar bajo la lluvia y de tiritar calado hasta los huesos. Pero al rato, respiras su perfume y le dices al oído (porque escucha): ¿Cómo no te voy a perdonar?



Santander , La Marinera, es la que más quiero yo.

Feliz Domingo.

viernes, 24 de enero de 2014

Can´t turn back the years.



Ese momento en el que, sin saber muy bien porqué, visitan tu cabeza las notas de aquella canción que hace tanto no escuchas. Y recuerdas cuando, con quince años, compraste aquel fantástico disco en aquella fantástica tienda del Santander de entonces. Drope se llamaba -la tienda-.

Y te prometes que al llegar a casa pondrás la habitación patas arriba con el objetivo, primero y último, de saborear las notas de esa bella canción.

Encuentras una carátula polvorienta entre los naufragios que contiene el baúl de mimbre del Bazar San Carlos que te regalaron cuando aún desconocías el significado del verbo "preocupar" en sus distintos tiempos verbales (me preocupas y me preocupo).

Con cuidado lo abres y aprecias lo que ese tesoro de LP significaba para ti. Las 1450 pelas que te costó (el disco y ahorrarlas) y el día que lo compraste. Una mañana de Sábado yendo a comer a casa de Tatá. Como todos los Sábados.

Excitado, corres hasta la minicadena -regalo de comunión- y seleccionas la canción número dos. Y mientras la escuchas con absoluto placer, te das cuenta de lo cierto de la letra.

Porque es verdad que no podemos recuperar el pasado, pero podemos -más bien debemos- hacer que al recordarlo en el presente, se convierta en la promesa del futuro.

Las canciones siguen pasando y no puedes evitar que tus pupilas queden regadas por el recuerdo de cuando era Sábado en Puertochico.

De las aceitunas Jolca, las bicis en Castelar y de lo bien que sabían sus besos.

Los besos, de Tatá.
La canción, de Phil...Collins, ¿quién si no?

martes, 21 de enero de 2014

Mejor así.

Esto no va como tú quieras.

No puedes aparecer y desaparecer como sí fueras el Guadiana y establecer contacto en madrugadas desveladas. Al menos, no conmigo.

No creo que te pille de sorpresa la vieja historia de que he sufrido mucho por todo lo que tuvimos. O mejor dicho, por como acabaste lo que tuvimos (tremendamente especial para mi). Así que haznos un favor a los dos: sigue desaparecida como has estado hasta ahora y bloquéame sí hace falta, vuelve a bloquearme. Porque sí bastante triste resulta escribir lo que tú lees en este blog (porque me consta que lo haces), aún lo es más que me digan que para escribir lo que escribo he debido de querer demasiado.

Te he tendido la mano en repetidas ocasiones. Tantas como tú la has rechazado.

Me considero un chico amable, educado y cariñoso. No hagas que tenga que cambiar de parecer.

Un beso y se Feliz.

Pero recuerda: siempre en mayúscula.

domingo, 19 de enero de 2014

Tipismo machinero y adiós.


A petición del público al que me debo, selecto, gentil y bonachón, escribo una mañana de Domingo éstas letras que empezáis a saborear.

El cliente siempre ha de llevar la razón. Que no quiere decir que la tenga empírica o científicamente, sino que su parecer ha de ser incuestionable para quien trabaja al otro lado del servicio. Podría hacer mio éste tópico, refiriéndome a los que os tomáis la sana molestia de dejaros caer por mi Puertochico (más de Curro y de Tatá), y os lo agradezco. Pero si lo hiciera estaría incurriendo en una absoluta falsedad. Es por esto por lo que hoy, enfilamos rumbo a otro puerto aprovechando que sopla surada en la bahía y dejamos atrás esos aires melancólicos que nos hicieron embarrancar. A vuestra salud. A la tuya también.

Época de exámenes. Enero y Febrero no serían los mismos sin el olor a café, archivadores a punto de decir basta, barba descuidada (o vintage, según los críticos) y el famoso paraninfo transformado en sede central de los amigos de los clubes sociales. El caso es que ayer me dejé caer por ahí con el objetivo claramente definido: estudiar. Y estudié. Y no es fácil, porque entre los "patrones del comercio intraindustrial" y una amigable conversación con la chica de la cafetería (y digo LA, no UNA), la tarde podría haber sido tremendamente perfecta, aunque hubiese vuelto a casa con los apuntes sin desembalar.

El caso es que ayer debió de ser mi día de suerte, porque estudié y la tarde fue tremendamente perfecta. No conversé, si es lo que os estáis preguntando, pero ocurrió algo mucho mejor que cien chicas como ella. Whatsapp con órdenes urgentes de vernos. La tarde se estaba poniendo on fire y había que reordenar filas dentro del ejército. Y a las ocho P.M pasadas, me encontraba rodeado de lo mejor de Santander y parte de Barrax (Albacete, no confundir con nada foráneo), copa en mano, riéndome a carcajadas del percal que tenía delante (algunos llevaban un día que se había ido complicando por momentos). Sea como fuere, la o las (según qué sujeto) copas se iban notando y se hacía indispensable hacer escala en algún puerto. Y recalamos en uno, pero ayer fue de montaña: El Fuente Dé, lugar desconocido que recoge la esencia del tipismo machinero más característico de nuestra tierruca...vinos, quesos, cecinas (de las de comer) y pimientos. Y risas, muchas risas. Y según iban cayendo las botellas (y no digo copas) de vino, las carcajadas iban siendo aún más sanas. Y las conversaciones aún más sórdidas, por culpa del cabrón del 6ºD que debe de ser un Diegu Gallu encarnado en Batman en esto de las prácticas amatorias. Entre tanto, apareció la mujer del visón. Le dimos charleta. Lo pasamos bien.

¿Dónde cae la ultima? Llevaba ya la cuenta perdida, y aún con profundas sospechas de que a esa hora, fuera a ser la última, me dejé embaucar. No fueron una, sino dos. Pero el garito lo merecía y la limonada también. La compañía está claro lo que se merece y no es terrenal. A la salida del puerto, algún bote comenzaba a zozobrar pero fuimos en busca del abrigo de un nuevo alfaque. Y ahí, si que sí, el naufragio no se hizo esperar. Algunos soltaron amarres antes de lo deseado y otros aguantamos un poco más. El caso es que a las 4:00 (pasamos a A.M) un pollo (y no precisamente camboyano) decidió recogerse en brazos de Morfeo.

La singladura fue sencilla. Los botes, los típicos de mi Puertochico. Los patrones, los mejores con los que iniciar una aventura con rumbo desconocido.

Soplan nuevos vientos y hay que aprovecharlos.

Llevamos mucho tiempo en las mismas aguas y hasta el marinero más experimentado necesita conocer nuevos caladeros. Hacia ellos me dirijo.

Gracias por haberme acompañando hasta aquí.

miércoles, 8 de enero de 2014

Cuestión de honor.

Debes soñar, pero no hacer de los sueños tu guía.
Debes pensar, pero no hacer de los pensamientos tu meta.
Cuando triunfo y derrota se crucen en tu camino, recuerda a ambos impostores tratar de igual manera.

Has de lograr hacer de nervios y corazón tus fieles compañeros.
No olvides, ante la multitud, dar a la virtud abrigo.
Aún cuando marches con reyes, guarda siempre tu sencillez.

Observa tras el cristal del día a día, esperando una vez más, reencontrarte contigo mismo.
No busques absorber la esencia de la vida de un solo suspiro.

El ayer, hoy es ya pasado.
Ten hambre de su voz, de su boca, de su pelo.

Lleva contigo su corazón.
Nunca estés sin el.

Y recuerda:
No eres mejor que nadie, pero lucha por ser más fuerte que todos.
Él te ayuda.
Tu único obstáculo eres TÚ.

jueves, 2 de enero de 2014

Deseos...y algo más.

"Esta mañana pasando por Reina Victoria,observaba la playa del Puntal y con anhelo recordaba esas tardes de verano contigo a mi lado en las que el tiempo no entendía de minuteros. Esos días de lanchas,soles y terrazas...y tú."

Sólo sé que te gustó.

La respuesta la reservo para mi. 

"Después de nuestro periplo, los dos volvemos a casa por Navidad...sólo puedo desear que este año empiece, continúe y finalice igual que lo ha hecho éste. Gracias por todo, pequetorpon."

Compartimos deseos
Pero lo mio era algo más.

Feliz 2014.