lunes, 28 de diciembre de 2015

Entre citas y alguna comilla.

Cuando te encuentres ante dos opciones y tengas que elegir, simplemente lanza una moneda al aire.

Es un truco que siempre funciona, no sólo porque por fuerza siempre te saca de dudas, sino porque en ese breve momento en que la moneda está en el aire, de repente, sabes que cara quieres que salga.

Y es entonces cuando el resultado ya no importa, porque hace milisegundos que saliste de dudas.

Elige siempre a aquellas personas que te miren como si fueras magia. Ese es lado bueno de la moneda. Porque, a veces, sólo necesito veinte segundos de loca valentía, de coraje vergonzoso. Y casi siempre, algo muy grande acaba saliendo de ahí.

Y recuerda siempre sonreir. Porque lo bonito no está en cómo vistes. Ni siquiera en el perfume con el que dejas estela. Lo bonito, siempre, está en cómo hablas a los demás sin despegar los labios de tu boca. Tu sonrisa te dibuja unas comillas preciosas en la cara.

Es por eso que quizás, hayas logrado ser, mi cita favorita.

domingo, 27 de diciembre de 2015

Sí, quiero.

Porque la vida tiene que tener momentos de locura. Si no, todo sería un eterno Lunes. Porque la locura es el estado en el que la felicidad deja de ser inalcanzable. Por eso hace poco te escribí. Porque estaba harto de quedarme con las ganas de pedirte que fueras el queso de mis macarrones.

Siempre me cruzo contigo entre cerveza y cerveza. Y no por acordarme de tu pelo las pido rubias. Porque moreno flamenco es el color de tus ojos a tu pelo.

Porque aunque todos tenemos días en los que creemos que el sol brilla más en otra parte del mundo, yo, contigo, no necesito que sea fácil, sólo que sea posible. Porque la libertad y tu belleza son demasiado buenas para dejarlas pasar.

Porque a veces me pregunto si un recuerdo es algo que se tiene o algo que se ha perdido.

Porque yo, contigo, empiezo a preferir querer tener que querer olvidar.

miércoles, 23 de diciembre de 2015

Con la misma eme que acaricia tu nombre.

He perdido el tiempo.
Que alguien me ayude porque no sé dónde lo dejé.
Era un tiempo así como breve, hermoso, delicado. Lleno de buenos momentos y de alguno malo también.
No tiene pérdida ninguna. Lo reconocerás enseguida. Y por eso me extraña verme tan despistado con tanta facilidad.

No hay otro tiempo así o al menos yo no lo he sabido descubrir.
He perdido el tiempo y necesito encontrarlo.

¿Razón? Aquí y ahora. O mejor dicho, ya.

Perdí el tiempo contigo, con ella, con él...y la verdad es que no sé cómo ha podido volver a pasar. Porque esta vez lo tenía todo atado y bien atado. Sin la necesidad de pasar por ningún sitio a firmar. Lo tratamos como si fuese de lo más rutinario, sin ser conscientes de la oportunidad que la vida nos brindó. Como si después de lo que hemos vivido, nos mereciésemos volver a querernos bonito. Volver a bailar.

Haz que no parezca amor. Pero hazlo.

Porque creo que a la vida hay que exigirle mucho. Hay que exigirle bien.
Porque un día sales de casa y !pum¡...un día vas al médico y ¡zas!...un día coges la moto y ¡pam! Es siempre más lista de lo que nos pensamos y más tarde de lo que nos creemos. Plantéatelo ahora y si no, atente a las consecuencias. Porque puede que jamás vuelvas a oir un "espera" o que para ti no haya previsto un "después". Por eso yo exijo sentir todos los días cosas buenas, malas y también regulares.

"Porque el talento se cultiva en la soledad; el carácter se forma en las tempestuosas oleadas del mundo".

Haz que no parezca amor. Pero hazlo.

No entiendo la inercia de mis ojos a tu boca.
No entiendo como una mirada puede tener el poder de hacer bajar la marea.
No puedo meterte en la caja de historias pendientes.
No puedo no querer. Y contigo no quiero no poder.

No soy como aparento.
Sólo quería que lo supieras.
Y que en esas pequeñas coincidencias, de reojo y a sabiendas, te encontré.

Déjame hacer que no parezca amor. Pero, al menos, déjame


lunes, 21 de diciembre de 2015

Sangre y arena. Y entremedias, tú.

Y aunque nada espléndido ha sido forjado con sangre fría, hace falta algo de mesura para forjar y un gran corazón en llamas para lograrlo. Y de mis rescoldos la surada hace fuego.
Pero siempre con cautela, pues aquel que quiere permanente llegar a lo más alto, debiera de contar que con cierta probabilidad algún día le invadirá el vértigo.

Y a veces esperamos convertirnos en cazadores de sueños, ganadores de los juegos del hambre, magos, semidioses, ángeles...y al final, nos acabamos conformando con tener algo a nuestro nombre. Aunque sólo sea un amor...¿sólo? Tener un amor a nuestro nombre es suficiente para vivir.

Porque motivados por la fuerza del amor, fragmentos del mundo se buscan entre sí para que puede haber un mundo. Tu mundo. Y el mio.

Y me preguntaste - ¿deja vú? - y te contesté que tú y yo ya nos habíamos olvidado antes. Y apuntalé que siempre oí decir que el cobarde abandonaba antes su dignidad que el campo de batalla.

Pero nos cruzamos alguna vez de noche. Otras en lanchas de ida y vuelta al Puntal. Y aunque nunca te despeinarás ni por mi ni conmigo, quería que supieras que yo si lo hice al mirarte mientras pasabas.

No te tomes a mal lo de ésta noche, pero últimamente mi sangre bombea sin termostato.

jueves, 3 de diciembre de 2015

Aunque tú sí lo sepas.

Decidiste, tal día como hoy, que estaría mejor contigo que con nosotros. Decidiste, tal día como hoy, llevártela. Y la noticia, tal día como hoy, cayó como un mazazo en casa. Uno de esos de los que rompe por dentro. De los que une por fuera.

No fuiste valiente ni para decirlo a la cara. Y por eso, juré por ti volverte por siempre y para siempre la cara. Juré darte la espalda. No volver a saber de ti. No rezarte. Y ni mucho menos pedirte. Porque lo único que te pedí es que no la separases de mi, nunca. Pero el "nunca" fue lo que utilizaste para jamás hacerme caso.

Y a día de hoy, no consigo frenar esta hemorragia de agua y sal. Fuiste un cobarde. Te presentaste como se presentan los ladrones de almas, los delincuentes, por sorpresa, sin avisar, con nocturnidad y alevosía. Como si Tatá te debiese algo. Cuando Tú bien sabes que, si en esta vida tuvieses algún pagaré, el cheque estaba a su nombre siendo Tú el único deudor.

No entendí, tal día como hoy, cómo una sonrisa y un beso pudieran tener fecha de caducidad. Y maldigo todos los días que dejé pasar sin estar contigo, sin tenerte cerca. Maldigo que no todos los días fuesen Sábados. Maldigo que no todas las plazas fuesen Castelar. Maldigo que no todos los besos fuesen para ti.

La mujer más bella del mundo. La mujer que, sin ella saberlo y sin yo esperarlo, marcaría todos y cada uno de los días de mi vida, desde aquel día, tal como hoy. Porque me atormenta pensar que algún día olvide tus ojos. Tu olor. Tus turrones en Navidad. Tus meriendas en verano. Nuestras tardes en el Siboney. Pero me tranquiliza saber que en diecisiete años, he sido incapaz de olvidarme de ti ni una sola noche.
Porque, Tatá, fuiste capaz de convertirte en mi hogar. En mi refugio. En el escondite que todos los niños, de pequeños, tenemos. Ese sitio al que siempre quería volver. Aún cuando en la planta de tus pies, tuvieses arena de otra playa.

Pero lo que me duele no es el dolor. Eso es sólo una consecuencia. Un efecto secundario de algo que me hizo sufrir y que, a día de hoy, sigue haciéndolo. Pagaría porque, ésto que tanto duele, que aprieta el corazón y araña el pecho, se pudiese paliar con una conversación, con medicamentos, con horas de sobremesa...pero algo me dice que no. Que lo que duele no es el dolor. Lo que duele es esa maldita ausencia. El hueco que dejaste, Tatá, tal día como hoy. Echarte de menos como si se tratara de una renta vitalicia. Tener que frenarme cuando te voy a llamar. Como todas las noches. Recordarme que ya no puedo. Que un día pude y que lo hice menos de lo que debería.

Te la llevaste y adiós. Y aquel día frío, lluvioso y triste de Diciembre, decidí que Tú y yo habíamos acabado. Porque te llevaste lo más puro e íntimo que jamás tuve en esta vida. Y eso, perdóname, pero no tiene perdón.

Pero llegó el día que, de retiro, me di cuenta de que, si alguna vez fuiste dueño de aquella decisión, fue para protegerme y hacerme sentir siempre y por siempre, del todo acompañado. Y entendí aquello de que todos, o casi todos, tenemos nuestro ángel de la guarda.
El mio tiene nombre flamenco. Carmen.
Qué grande hacías ese nombre, Tatá.
Perdón.
Qué grande HACES ese nombre, Tatá.

Y por eso, con dieciocho y en León, decidí cubrirme y agradecerte lo que, sin yo saberlo, hiciste por mi. Y ya van ocho. Y que vengan muchos más, por favor. Porque, bajo el capillo, sólo yo soy testigo de lo mucho que te echo de menos, Tatá. Porque sólo tú, Tatá, sabes lo que te dije y lo que te prometí antes de mi primera procesión.

La única persona capaz de arrancarme una sonrisa y un llanto en la misma décima de segundo, con la dulzura y el anhelo del recuerdo y el deseo que de ti, hoy tengo.

Un beso fuerte, abuela.

Y por favor, sígueme guiñando el ojo como hasta ahora lo has hecho.

Te quiero.
Pero eso, tú, ya lo sabes.



miércoles, 4 de noviembre de 2015

Si te quema, hazlo.

La grandeza sólo es algo que nosotros inventamos.
En cierto modo, pensamos que la grandeza es un regalo reservado para unos cuantos elegidos.
Para prodigios.
Para superestrellas.
Y para el resto de mortales, como tú y como yo, sólo nos queda observar.

Podemos olvidarnos de eso.

La grandeza no es una cadena rara del ADN.
Tampoco es un tesoro.
La grandeza no es algo diferente a respirar.
Todos somos capaces de alcanzarla.
Todos nosotros.

Encuentra la tuya.
Y luego, presérvala.

Y lo harás.
A pesar de los rechazos y de las ínfimas probabilidades que crees tener.
Llevaremos las riendas de la vida hasta la risa perfecta.

Porque vale la pena luchar.

Porque también sé, con una certeza incalculable, que mientras vayamos dando pasos hacia delante, nos daremos de bruces con algo muy parecido a la felicidad. Sé que será así. Por eso, la felicidad, es el único destino posible para nosotros. Nada importa las veces que nos caigamos ni las piedras con las que nos tropecemos. Siempre, como una trampa ineludible, nos estará esperando un argumento que nos permita encontrar esa risa tan perfecta para nosotros.
Esa risa, cuyo sabor, nos acabe enamorando.

Aunque en el pasado nos matásemos en otras curvas (señalando otras sonrisas).

Aunque nos queme.

Porque si quema, lo haremos.


miércoles, 28 de octubre de 2015

Descubrir, despedirse y adiós.

A raudales.
Así corre la vida.
Y yo, por fin, delante.
Siempre delante.

Porque hay que descubrir qué latido queremos vivir.
Y yo, por fin, creo haber descubierto el mio.

Porque hay que descubrir que crecer es aprender a despedirse.
El día que descubres que te despides mejor que hace unos años, ese día, descubres que efectivamente estás creciendo.

Mi último tren salió en Agosto de hace un par de años. Compré el billete sin yo saberlo. No sé si con ella quererlo. El día del viaje no encontré el andén. Descubrí que los valientes nunca huyen de los lugares en los que han sido felices. Y de pronto, me di cuenta de que a mi, la cobardía, me empieza a quedar un par de tallas grandes.

Así fue mi despedida.

Aunque, tal vez, no exista una intimidad más grande que la de dos miradas que se encuentran con firmeza y determinación, y sencillamente, se niegan a apartarse. A despedirse.
Pero eso es magia. Y los que la tienen, no necesitan trucos. Sólo ellos están destinados a encontrarla.

Creo en las cosas concretas. No me suelo fiar de la gente que intenta venderme algo que no se puede comprar. Por eso, dudo de la felicidad y creo en la alegría. Por eso dudo de la libertad y no de la voluntad. No creo en la igualdad, si no es de oportunidades. No creo en la gente. Sí en las personas. Personas a las que abrazarte, a las que pones nombre y cara, sentimientos, duelos y cicatrices. Creo en Dios. Y en el alma. Aunque también creo que hay gente -no personas- que ya la han perdido para siempre. Que juegan a hacer como el Sheriff de Nottingham, que sacaba tajada hasta del que había sobrevivido...

A raudales.
Así corre la vida.
Y yo. También.
Corro a raudales de la gente que habla lento. Porque me dan ganas de acabarle las frases. Deberían emitir el trailer que van a decir y luego ya, decidir nosotros si queremos quedarnos a ver la película entera.

Estoy empezando a correr de la gente que llega siempre tarde a todos los sitios.Sois ladrones de un tiempo que ya no me volverá. No tengo la culpa de tu falta de previsión temporal. Por eso voy a empezar a darte menos minutos de margen. Me levantaré y me iré. Y ya quedaremos otro día que te vaya bien quedar bien. Portazo y ya. La vida no está para regalarla y precisamente por ello, muy poca gente se merece que me dedique a esperar.

Me estoy enamorando. Y es de mi existencia.
No quiero flirtear ni un sólo milisegundo con la arrogancia pero tampoco quiero bailar toda la noche agarrarrado a las faldas de la modestia.
No se trata de hacer todo lo que hago...levantarme, ducharme, peinarme, colonia, me visto y adiós, porque eso es jugar, todos los días, a lo que no soy. No se trata de ahogar las penas en el mejor licor, porque tarde o temprano aprenderán a nadar.

Se trata de vivir. Cada tic-tac es un segundo de la vida que pasa, huye y no se repite. Hay en ella tanta intensidad, tanto interés, tanta belleza, que el problema es sólo saberla vivir.

Es cuestión de cada uno, resolverlo como pueda.



sábado, 3 de octubre de 2015

Hasta qué...? tú quieras.

No soy yo.
Es mi lápiz.
Qué conste.
Ni más.
Pero tampoco, ni menos.

-------------------------------------

Quizás no seas tú,
Tal vez no sea yo,
Aunque, presumiblemente, seamos los dos.

¿Algo que objetar?
No pretendo hacer la mili.
¿Por qué me dices eso?
Porque no soy objetor.
¿Y de mi?
De ti, ¿qué?
De mi...¿qué eres?

Lo que tu quieras que sea.

Puedo ser el vestido que abrace tu cintura.
El maquillaje que anestesia las ganas que de ti, me entraron anteanoche.
Puedo ser el carmín que coloree la sonrisa con la que pintas cada palabra que atesoras en tu boca.
Pero si lo prefieres, puedo sólo ser, la media naranja con la que exprimas tus mejores buenos días.

Quizás no nos conozcamos.
Tal vez nunca sepamos de nosotros.
Presumiblemente hoy leas lo que, para ti, escribo.

Contigo no quiero ni París.
Ni Roma. Quizás sí, al revés.
Tampoco Santiago.

Contigo prefiero mi casa,
cogerte las manos
y guiarte a donde jamás has estado.

Ida sin retorno,
amor con insomnio,
cafés de madrugada
y sexo por placer.

Contigo, sí.
Hasta envejecer.
Porque no se trata de ser amantes,
tampoco novios.
Tal vez tampoco amigos.
Ser siempre y por siempre, el uno del otro.

Y aunque seguramente seas más perfecta que una tilde bien puesta,
Adiós.
Porque no hay nada más triste.
Porque hasta nunca es hasta nunca, pero un adiós es...
¿hasta qué?



viernes, 2 de octubre de 2015

Desayunar...

Prólogo:

Nadie escoge su amor,
nadie el momento,
ni el sitio,
ni la edad,
ni la persona...

-----------------------------------------

Es mejor mirarlo como es. Crudamente y sin anestesia. Como cuando el espada se enfrenta al burel. A portagayola. Y que sea lo que Dios quiera, maestro.

Ama sin medida,
sin límite,
sin complejo ni consejo,
sin permiso,
sin ambages,
sin precio,
sin nada,
sin cura ni duda.

Porque, a veces, ellas están entre lo que queremos tener y lo que nos asusta tener. Pero si algo no tenemos ya, es edad de dejarnos con las ganas.
Y me doy cuenta de que ya estoy en esa edad cuando recuerdo que de niño me encantaba saltar desnudo sobre los charcos de agua. Ahora llueve y al acercarme a la ventana, sólo veo niños esquivando esos mismos charcos en los que yo, reí.

Pero, ¿qué es la edad más que una suma inacabada de nueve meses entre dos? Porque donde caben dos, caben tres. Por eso 27 o 37 debieran dar igual. Nuestro cumpleaños sólo debería recordarnos que nuestro tiempo viene con fecha de caducidad y que la vida se encoje o se expande en proporción a nuestro coraje.
No somos más que autómatas esperando toda una semana para que llegue el Viernes, todo un año para las vacaciones. Toda una vida para ser feliz.

Pero es que, un Viernes...un Viernes puede ser perfecto. Un Viernes puede ser el día que digas: voy a pasármelo bien, ir en busca del ataque de las chicas cocodrilo, notarlo, preguntar ¿qué soy yo para ti?, sufrir como un mamón, temblar, pedir que te devuelvan a tu chica pues ella sólo es la única enfermera que te gustaría tener si algún día te tuvieran que poner un marcapasos, como el de Marta, cuestionarte ¿por qué no ser amigos?, prometer no llorar y pasear dejando huellas en la bajamar.

Y no saber cuándo te enamoraste de ella, pero reconocer que aquella noche te cruzaste con la mirada más imposible del mundo. Cuando dándose la vuelta, sus ojos de gata te arañaron algo más que la camisa. Cuando, en aquel momento, sentiste que el brillo de una mirada y de su sonrisa, podían eclipsar el concierto de aquellos "Hombres G".

No le digas que la quieres porque así la vas a asustar. O sea, más todavía. Mejor dile que la prequieres. Es una etapa anterior a darte cuenta de que morir de amor es un dolor asumible. Lo insoportable es resucitar solo. Como si eso fuese el peor epitafio para dos amantes.

Porque, de tanto en cuanto, aparece alguien que es en lo que crees y que, con sus acciones, te confirma que esas creencias son ciertas. Una heroína de cómic que juega a ser humana contigo.
John Green, en "Looking for Alaska" lo definió con la sencillez y la mesura de alguien que alguna vez, lo probó: "Maybe there´s something you´re afraid to say, or someone you´re afraid to love, or somewhere you´re afraid to go. It´s gonna hurt. It´s gonna hurt because it matters".

El caso es que, aunque en ninguna carpa repartieron sobaos, tú decidiste comerte ese. ¿fue el primero en cruzarse en tu camino? Sí, pero antes de elegirlo, habías barajado otros y ese fue el que más te gustó. Por eso te lo vas a comer. Porque tienes hambre. Hambre de muchas cosas. Pero te lo vas a comer despacio. Y lo más importante es que todo lo has decidido tú. La primera decisión que tomas en varios días. Pero no la última.

Porque desayunar, pese a lo que muchos piensen, no es tan fácil como parece.

miércoles, 30 de septiembre de 2015

Por si algún día te acuerdas.

“Cuando sepas de mí, tú disimula. No les cuentes que me conociste, ni que estuvimos juntos, no les expliques lo que yo fui para ti, ni lo que habríamos sido de no ser por los dos. Primero, porque jamás te creerían. Pensarán que exageras, que se te fue la mano con el Concerta, que nada ni nadie pudo haber sido tan verdad ni tan cierto. Te tomarán por loca, se reirán de tu pena y te empujarán a seguir, que es la forma que tienen los demás de hacernos olvidar.

Cuando sepas de mí, tú calla y sonríe, jamás preguntes qué tal. Si me fue mal, ya se ocuparán de que te llegue. Y con todo lujo de detalles. Ya verás. Poco a poco, irán naufragando restos de mi historia contra la orilla de tu nueva vida, pedazos de recuerdos varados en la única playa del mundo sobre la que ya nunca más saldrá el sol. Y si me fue bien, tampoco tardarás mucho en enterarte, no te preocupes. Intentarán ensombrecer tu alegría echando mis supuestos éxitos como alcohol para tus heridas, y no dudarán en arrojártelo a quemarropa. Pero de nuevo te vendrá todo como a destiempo, inconexo y mal.
Qué sabrán ellos de tu alegría. Yo, que la he tenido entre mis manos y que la pude tutear como quien tutea a la felicidad, quizás. Pero ellos… nah.

A lo que iba.

Nadie puede imaginar lo que sentirás cuando sepas de mí. Nadie puede ni debe, hazme caso. Sentirás el dolor de esa ecuación que creímos resuelta, por ser incapaz de despejarla hasta el final. Sentirás el incordio de esa pregunta que jamás supo cerrar su signo de interrogación. Sentirás un qué hubiera pasado si. Y sobre todo, sentirás que algo entre nosotros continuó creciendo incluso cuando nos separamos. Como la cuenta de aquella comida de verano en el Chesmy que se nos fue de las manos. Un algo tan grande como el vacío que dejamos al volver a ser dos. Un algo tan pequeño como el espacio que un sí le acaba siempre cediendo a un no.

Pero tú aguanta. Resiste. Hazte el favor. Háznoslo a los dos. Que no se te note. Que nadie descubra esos ojos tuyos subrayados con agua y sal.
Eso sí, cuando sepas de mí, intenta no dar portazo a mis recuerdos. Piensa que llevarán días, meses o puede que incluso años vagando y mendigando por ahí, abrazándose a cualquier excusa para poder pronunciarse, a la espera de que alguien los acogiese, los escuchase y les diese calor. Son aquellos recuerdos que fabricamos juntos, con las mismas manos con las que construimos un futuro que jamás fue, son esas anécdotas estúpidas que sólo nos hacen gracia a ti y a mí, escritas en un idioma que ya nadie practica, otra lengua muerta a manos de un paladar exquisito.
Dales cobijo. Préstales algo, cualquier cosa, aunque sólo sea tu atención.

Porque si algún día sabes de mí, eso significará muchas cosas. La primera, que por mucho que lo intenté, no me pude ir tan lejos de ti como yo quería. La segunda, que por mucho que lo deseaste, tú tampoco pudiste quedarte tan cerca de donde alguna vez fuimos feliz. Sí, feliz. La tercera, que tu mundo y el mío siguen con pronóstico estable dentro de la gravedad. Y la cuarta, -por hacer la lista finita-, que cualquier resta es en realidad una suma disfrazada de cero, una vuelta a cualquier sitio menos al lugar del que se partió.

Nada de todo esto debería turbar ni alterar tu existencia el día que sepas de mí. Nada de todo esto debería dejarte mal. Piensa que tú y yo pudimos con todo. Piensa que todo se pudo y todo se tuvo, hasta el final.

A partir de ahora, tú tranquila, que yo estaré bien. Me conformo con que algún día sepas de mí, me conformo con que alguien vuelva a morderte de alegría, me basta con saber que algún día mi nombre volverá a rozar tus oídos y a entornar tus labios. Esos que ahora abres ante cualquiera que cuente cosas sobre mí.

Por eso, cuando sepas de mí, no seas tonta y disimula.

Haz ver que me olvidas.

Y me acabarás olvidando.

De verdad.”

R.M y yo.

jueves, 10 de septiembre de 2015

De volar me hablaron una vez.

Necesito alguien que sepa frenar Septiembre.
Alguien que sepa avisar que vengo fuerte.

Estos veintiséis me están volviendo canalla y en esa playa donde aprendí a sudar, quiero seguir tumbado hasta que el mar se lleve la arena.

Suelo llegar pronto a las citas, pero esta vez prefiero ir tarde y cuando llegue, no sé cómo haré para no parecer muy raro. No sé cómo haré para hacer ver que, igual que me tiene, me puede perder. Le pido mi trozo de arena, lo escondo, lo miro y hago castillos con ella, sin rey ni reina, porque ellas sólo son de aquellas que consiguen hacer bajar la marea. De las que abrazo un rato, les miro los labios, no sé cómo hacerlo y me aguanto.

Y en milisegundos pasaba de odiarme a desearme. Vivía en una montaña rusa de emociones y sentimientos enfrentados que, al encontrarse con una racha de nordeste tan pura y viva como yo, hacía que se tambaleasen todos los principios por los que ella lucharía en cualquier frente de cualquier batalla que algún día le tocase librar.

Me gustan las chicas que tienen pelis que nadie ha visto. 
Nada de mujeres etéreas, mejor mujeres que sueñen con volar. Con volar y con bailar descalzas después de una noche de vino y algo de jazz neoyorquino. De esas que subestiman la inercia de mis ojos a su boca. De las que sin declarar guerras te enseñan sus armas.

Ella y yo, nunca al revés, decidimos empezar armándonos por los pies y acabamos desarmándonos por la piel.

Y pudo rozarme pero decidió emprender pronto el viaje. Me contó su verdad, que sólo fue para ella.

Un ron con unos amigos. Uno barato, sin hielo, para que no consiga anestesiar el dolor que, alguna vez, ahogamos en el.
Una cena inesperada, sin reserva, sin mantel. Sin cubiertos. Con las manos. Las mismas con las que un día dije hola, al siguiente la rocé y al tercero despedí. Y sin duda, es mirando hacia atrás, cuando realmente es fácil vislumbrar en qué minuto de tu vida cometiste aquel error. Rebobinas y te das cuenta de que es más sencillo arrepentirse de una decisión ahora, mientras lees esto, que en el momento en el que la tomaste. Porque en ese momento, seguramente, esa fuese la decisión más jodidamente buena de todas las que tenías a tu alrededor. Pero si lo hiciste lo mejor que supiste, evitaste el error más cruel y doloroso de todos: el arrepentimiento que acompaña al dejar pasar algo que pudiera haber sido maravilloso y genial, que te encuentras, sólo, una vez en la vida.

Hace poco me aseguré a mi mismo que el tiempo pasa volando y que, aunque a veces la nostalgia se apodere de nosotros, si sabemos aprovecharlo, no habrá nada de qué lamentarse.

Porque no es oro todo lo que reluce. Ni todos los que deambulan lo hacen porque estén perdidos. Lo antiguo que es fuerte nunca se derrumbará. A las raíces profundas jamás les alcanzará la escarcha. De las cenizas algún día despertará el incendio y ese día, de las sombras brotará luz.

El olor a verano despega para volar por otras latitudes. La lluvia empieza a empapar. Los días se acuestan antes y las noches madrugan más.  Pero la cuestión no es en volar con el verano. No es madrugar o trasnochar...

La cuestión está en qué elegirías si pudieses ir a cualquier lugar del mundo ahora mismo: ¿un dónde o un con quién?
Yo de momento ya tengo las maletas preparadas. Mañana vuelo al sur. A mi rincón, mi sueño. La fotografía a la que vuelvo cunado la monotonía acecha. Despego con el verano porque tengo todo un embarazo por delante para calarme por Santander, para perderme entre su niebla, para pasear entre sus olas...no te pongas celosa, tonta. Tú no, ella.
















jueves, 27 de agosto de 2015

Conmigo y mi montera.

Sonó tuo vuó fá l´americano y fue como si mi vida se moviese a ritmo napolitano. Y fue entonces cuando empecé a poner nombre a todo sentimiento. De los que dejan cicatrices. A menudo de color rojo y en forma de labios. De dos, para ser preciso. Cicatrices que sabían a beso y fuego. Y así, tan sutil y en elegante silencio, el caos me empezó a tutear. De aquello hace unos cuantos años. El caos me hizo diferente. La gente no acaba de entenderlo y muchos desean que llegue el día en que cambie. Pero, inevitablemente, soy mi caos. Y lo amo. Por eso, cuando alguien no lo entiende, le digo: Si me quieres querer, tendrás que quererlo primero a él. Ama mi caos. Mi leitmotiv desde que empecé a latir. Y es que, aunque suene raro, no siempre he latido.

- "Sólo tienes veinte años, guapo". -

Su voz sonaba a flamenco. Sabía a manzanilla. Olía a azahar. Mi cuerpo enseguida olvidó que era más joven que el suyo y su cadera empezó a sudar despacio. Tenía luz. No supe qué decir y opté por no decir nada.

Aquella vez me despedí mientras ella sonreía en los andenes. Mientras, yo intentaba callar aquel derroche. No tardé en volver. Tenía duende. Yo magia, aunque todavía no lo sabía.

Una noche se acercó a mi. Noté como miraba mi corazón. - "Te late muy fuerte" - dijo. El problema del mundo es que sonamos muy bajo y algunos piensan que no existimos.

Me quedé con su amor,
su energía,
su acento,
y su forma de desearme.

A partir de ella, entendí que habíamos de latir muy fuerte para que el mundo supiera que existía. Y así fue como empecé a latir.

Después conseguí contestar una pregunta que durante muchos años había buscado atormentarme. <>. Esa debería ser siempre la respuesta a cualquier pregunta.

Nos quedó irnos de viaje, compartir locuras nuevas. Nos quedó aquel tatuaje de mis manos en sus piernas. Le faltó mirarme a solas y pedirme que volviera. Dibujé naranjas en atardeceres. Lloré mientras recordaba pasear por tus noches de colores árabes.

Sólo quise de ti, lo que me diste cuando nada te pedí.

Porque, a veces, la fe es creer en algún dios aunque para alguno no exista.

O existir aunque esos dioses a veces no crean en ti.

Pero aquí seguimos. A las puertas de unos veintiséis cargados de ilusión y a ratos de madurez. Enhiesto como un faro que alumbra, intentando competir con una luna que, en noches de verano, enamora. Protagonista de un "yo" cada vez más cargado de mi mismo, esencia de un querer henchido de puro sentimiento.

Y así seguiré caminando.
Que el camino cunde tanto que en cien vidas, no lo gastaré.

Porque el que vive a su manera, no precisa ni mundo ni montera.

¡¡Y qué me gusta a mi este mundo mio y mi montera!!


domingo, 16 de agosto de 2015

Desordenada habitación.

Santander atardece, despacio, como el frágil aleteo de las gaviotas que, henchidas, anuncian con elegancia la decadencia de un verano con olor a salitre. Como de otra forma no podía ser si es que el verano es en Santander, la marinera.

Las nubes entretejen un grisáceo y aterciopelado atardecer. Poco a poco, las calles se van quedando desnudas, vacías. Sólo habitadas por los hombres y mujeres del acento cantarín.

Hoy el mar parece que está triste. Parece que no late. Parece cansado de embatir. Parece que quisiera amurallar el propio sufrimiento sabiendo que eso es arriesgarse a que le devore desde el interior. Hay días que yo soy mar.

Y como el mar, el de aquí, el que es furioso por derecho, vagamos por la vida sin pedir consejo a nadie, creyendo que de hacerlo, correríamos el riesgo de que alguien nos dijera la verdad.

Y es que, quizás, sólo si soy paciente y dejo de correr, la vida deje de ser un autobús que se escapa justo cuando llego a la parada.

Y es que la vida, como el amor, es como una colección de tazos inacabada.
Como la mano de dios de Maradona.
Como una noche en la puerta del BNS que acaba sin un te llamaré.
Como mirar al Puntal desde Reina Victoria.
Como el sabor del sol posado en labios femeninos.
Como que coincidan con los tuyos, cuatro números del euromillón.

Pero no hay amor, ni vida, que no corte como una tijera. Como una navaja. No hay vida ni amor, que no venga con una mascarilla de oxígeno porque, antes o después, acabaremos necesitándola.

Aunque entre medias, del amor y de la vida, nos encontremos a personas con las que, después de estar con ellas, la vida nos parezca un ratito muy pequeño.

Yo entre tanto, le pido a Dios que me de mesura. Aunque sea chapucera y cotidiana.
Que me haga del montón.
Y que en vez de corazón, me haga un tetrabrick. Para que dure.
Que tenga compasión y que a la hora de querer, lo único que quiera sea que pasen muchos veranos sin que pasen muchos inviernos.

viernes, 31 de julio de 2015

Ni cerrando los ojos...

Hay personas que pasan por delante, pero nunca por dentro.
Hay personas que sin pasar, estás esperando a que lo hagan para tropezarte "accidentalmente" con ellas.

Hay quién llega tan imputualmente a nuestras vidas, que decidimos corregir todos los relojes hacia su posibilidad.
Hay, sin embargo, quien decide regalarnos su orgasmo en nuestros oídos para que siempre la recordemos.

Y hay veces que buscamos olvidar y lo logramos.
Muchas veces he paseado por éste rincón tan mio y más vuestro - Curro y Tatá - para dejar aquí la herida de la victoria. Para entender que ese olvido era saber que en el fondo, aquellas - historias y protagonistas, en femenino - no fueron posibles. Y que con tiempo y cabeza - y algo más de corazón - conseguí desaprender el camino que conduciéndome a esas ciudades en las que paseamos de madrugada, me llevaron tan, tan lejos de mi.

Y en la radio suena "Another one" de Marc Demarco y no podía ser más genial la forma en la que el universo nos describe.
Y así es como soñamos.

Igual que el mendigo sueña con un billete en su vaso
y el vaso con una boca que lo bese.
Y por la acera donde suspira el vaso pasa una chica de las que nunca acaban de pasar.
Y tras su paso camina él, soñando que algún día ella se girará y le devolverá la sonrisa con la que todas las mañanas le da los buenos días.
Unos días, a veces buenos y otros malos, que sueñan con ser los mejores de nuestra vida.
Una vida que, a menudo, sueña con ser la otra de las películas de amor y final feliz.

Yo de momento, sueño con volverme a revolver contigo.

Me gusta el perfume que gasta tu cintura.
Tengo sed de sudor nuestro en la pared.
Adoro tomar el pulso de tu falda sobre tus esquis.
Acostumbro a imaginarte con coleta.
Te recuerdo y se me alegran los pies.

Y aunque a veces, el pasado haga que las almohadas resulten incómodas, empiezo a tener ganas de compartir zumo y mantel contigo.

Porque más allá de lo físico,
la atracción mental es mucho más fuerte
porque de una mente no te libras
ni cerrando los ojos.


Se llama Limerencia, creo
y al igual que la incandescencia
todo comienza con una chispa de...


miércoles, 29 de julio de 2015

Porque si tú eres puta, yo lo soy más.

Me di cuenta, aunque te joda saberlo ahora, que sigues guardando secretos para quién venga - guárdame bien, sigo siendo el mejor que tienes -. Que tu felicidad consistía en que te bailasen el agua, pero que tú sólo bailabas cuando estabas despeinada y con el rimel corrido. Que encontrabas placer lamiéndote tus heridas, que te gustaba decir adiós para siempre y que en la mochila que cargas a tus espaldas, llevas lo que hasta ahora, configura toda tu historia.

Porque hay veces que no te das cuenta de que, a lo que tú creías tu media naranja, se la está exprimiendo medio frutero. Y es entonces cuando comienzas a reirte. Te sorprendes y y sonríes de nuevo porque hacía tiempo que no te oías reir a ti mismo. Es entonces cuando descubres que aquello era del todo injusto porque la risa siempre fue para ti, el sol que ahuyenta el invierno de cualquier rostro humano.

Y entonces fue cuando me dije: para la próxima, intenta escoger siempre una amante que te roce como si, quizás, fueses magia. Porque hay veces que vamos por la vida revisando el teléfono cada cinco minutos, viendo si hay amor o wifi. Lo que aparezca primero.
El caso es que apareciste y me dijiste: "LLámame más tarde, si quieres". Yo te susurré que lo haría, pero sin elle. Y entonces busqué el mejor día de la semana para vernos...Llueves, Vienes, Sábanas y Dormimos. Porque ya va siendo hora de que alguien (tú) y yo arruguemos las sábanas.

Siempre he creído en la raza como representante fiel de la supervivencia del impulso. Tiene desarrollo. Aunque la decadencia me ha fascinado más. El arte es una enfermedad, el amor una ilusión y la religión el sustituto más elegante que jamás he conocido para la fe.
-Entonces, ¿eres un escéptico?.-
-!!Nooo¡¡ el escepticismo es el comienzo de la fe.-
-Entonces ¿usted qué es?.-
-Definir es limitar y nunca me ha gustado vivir del lado de lo limitadamente respetado. Deberás esperar para conocerme mejor.-

Y de aquí a unos años, cuando vuelva a recordar algún atardecer con acento de sal, con piedras y sin charcos (pero si con Voll-Dam), pensaré que si aquello no era amor, fue del todo vicio, porque jamás una boca me hizo regresar tantas veces por un beso.
Y te advierto, si vuelves a recogerte el pelo con tanta alevosía y frivolidad, vas a conseguir que mis manos sean incapaces de reprimir el instinto de deshacerte la coleta mientras mi cuerpo recorre el tuyo demostrando la poca educación de un colegio de pago.

Porque a veces, lo bello es aquello que es inteligible sin reflexión.
Porque si nunca te has equivocado es porque nunca has intentado nada nuevo.
Porque si de verdad quieres algo, ve a por ello. Y si no te recibe, no te acepta, si no te deja al menos una sola oportunidad...déjalo ir.
Porque una vez, le puse una mano en el hombro a la vida por la espalda, la asusté y la dije:
-"Porque si tú eres puta, yo lo soy más".-

Y fue así como empecé a vivir.
En ello ando ahora, en no olvidarme de respirar, tomar algún gintonic, seguir creyendo en Dios...

FOREVER YOUNG.

FOREVER LAUGHING

domingo, 26 de julio de 2015

Puestos a preferir...

¿ Y si me bailas el agua?
¿Y si me untas de amor y otras fragancias de tu jardín secreto?
¿ Y si me riegas de especias que dejen mi vida impregnada de tu olor?
¿ Y si me sacas de quicio?

Llévame a pasear atado con una correa que no apriete demasiado.
Hazme sufrir.
Aviva las ascuas.
Ponme a secar como un trapo mojado.
No desates las cuerdas hasta que sea tarde.
Sírveme un vaso de agua ardiente y bendita que me queme por dentro, que no sea tuya ni mía, que sea de todos.
Líbrame de mi estigma.
Llámame tonto.
Sacrifica tu aureola.
Perdóname.
Olvida todo lo que haya podido decir hasta ahora.
No me arrastres.
No me asustes.
Vete lejos.
Pero no sueltes mi mano.
Empecemos de nuevo.
Sangra mi labio con sanguijuelas de colores.
Fuma un cigarro para mí.
Traga el humo.
Arréglalo y que no vuelva a estropearse.
Échalo fuera.
Crúzate conmigo en una autopista a cien por hora.
Sueña retorcido.
Sueña feliz, que yo me encargaré de tus enemigos.
Dame la llave de tus oídos.
Toca mis ojos abiertos.
Nota la textura del calor.
Hasta reventar.
Sé yo mismo y no te arrepentirás.
¿Por cuánto te vendes? Regálame a tus ídolos.
Yo te enviaré a los míos.
Píllate los dedos.
Los lameré hasta que no sepan a miel.
Hasta que no dejen de ser miel.
Sal, niega todo y después vuelve.
Te invito a un café.
Caliente claro.
Y sin azúcar. Sin aliento.

Prefiero morir sucio y feliz a vivir limpio y aburrido. Prefiero encontrar una estrella en el fango a cuatro diamantes sobre un cristal. Prefiero que la estrella queme, sea fuego, a un tacto rezumante de frialdad. Prefiero pisar el duro suelo veinte veces para llegar una sola vez a lo más alto a escalar poco a poco, sin caer nunca pero sin llegar jamás a la cima. Prefiero que me duela a que me traspase, que me haga daño a que me ignore. Prefiero sentir. Prefiero una noche oscura y bella, sucia y hermosa, a un montón de días claros que no me digan nada. Prefiero una cadena a un bozal. Prefiero quedarme en la cama todo el día pensando en mi vida a levantarme para pensar en la de otros. Prefiero el mar a la montaña.

La vida es una noche tumbado en la playa, mirando las estrellas sin verlas, soñando despierto, dejando que la arena se cuele entre los dedos de mis pies, embriagado de todo. Y la noche, siempre la noche. Nunca la luz del sol. La noche es mágica. Me hace vivir, no pensar. Me pone en movimiento. Rompe mis esquemas. Prefiero las noches frescas de verano, andar con poca ropa, sentarme en el suelo y meterme algo de vida en el cuerpo. La mañana me sabe a dolor de cabeza. Me da sueño. Me quita las ganas de hablar. Me recuerda que soy normal. La noche me hace único. Prefiero el color de la sangre y el de la gris niebla que difumina las cosas. Si sabe que prefiero el frío cuero, ¿por qué viste con el traje de terciopelo? Se me escurre entre los dedos...Prefiero experimentar las cosas, aunque me hagan mal. Aunque me hiervan la sangre. Prefiero probarlo todo a morirme sin saber lo que me gusta. Y, más que nada, prefiero la vida que dan sus besos de caramelo y la suave caricia de su piel caliente.

- ¿Que escribes?
- Una carta a los reyes magos.
- Pero, si la navidad ya ha pasado.
- Para la próxima.
- ¿Que les pides?
- Que nos devuelvan la vida.

-¿Sabes lo que más me gusta de ti? Tu libertad, tu forma de ver la vida, tu manera de vivir los momentos…
-¿Y ya está?
-Tus besos…

Tú me bailas el agua a mí, yo te bailo el agua a ti.

-Tú siempre esperas gestos, yo palabras... Vivimos en mundos distintos... y dentro de poco, más aún.
-No digas eso...
-Soy realista... El corazón me resbala por las tuberías de este cuarto... ya no hay forma de sacarlo.

domingo, 19 de julio de 2015

Huida de un par de horas.

Escribió Dante en su Divina Comedia:
«El alma para amar ha sido creada, mas se complace en cosas pasajeras, cuando por los placeres es llamada vuestra aprehesión convierte en verdaderas las ilusiones, que al deseo incitan, y el ánimo seducen placenteras. Si se recogen los que así se agitan, inclínase al amor de la natura, y el amor y el placer juntos palpitan. Después, cual viva llama que en la altura se mueve por la esencia que la asciende, a donde más en su elemento dura: así el deseo el alma noble enciende, y en movimiento espitirual se exulta y en busca de lo amado, vuelo emprende»

Yo sentencio.
Mi bohemia, sucinta y lacónica forma de huir, a ratos, de este mundo. El amor y mi maleta.

domingo, 12 de julio de 2015

"Cuando sientas deseos de criticar a alguien, recuerda que no todo el mundo ha tenido las oportunidades que tú tuviste". Capítulo XIV.

-Y entonces, gracias al sol y a los increíbles brotes de hojas que nacían en los árboles, a la manera como crecen las cosas en las películas de cámara rápida, sentí la familiar convicción de que la vida estaba empezando de nuevo con el verano.

La brisa soplaba a través del cuarto, haciendo elevarse hacia adentro la cortina de un lado y hacia afuera la del otro, como pálidas banderas, enroscándolas y lanzándolas hacia la escarchada cubierta de bizcocho de novia que era el techo, para después hacer rizos sobre el tapiz vino tinto, formando una sombra sobre él, como el viento al soplar sobre el mar.

Por un momento el último rayo de sol cayó con romántico afecto sobre su rostro radiante; su voz me obligó a inclinarme hacia adelante, sin aliento mientras la oía. Entonces se fue el brillo, y cada uno de los rayos abandonó su rostro con reticente pesar, como dejan los niños una calle animada al llegar la oscuridad.

No se había emborrachado más que dos veces en la vida, y la segunda fue aquella tarde, después de que el sol decidiera jugar con él al escondite. Por eso cuanto sucedió está envuelto en una penumbra nebulosa, aún cuando el apartamento estuvo de nuevo lleno del sol más alegre que el jamás había visto. Pero no rebosaba la alegría de la que ella, sin quererlo, le impregnaba. Entonces, fue L quién esbozó una sonrisa comprensiva; mucho más que sólo comprensiva. Era una de aquellas sonrisas excepcionales, que tenía la cualidad de dejarte tranquilo.Sonrisas como esa, se las topa uno sólo cuatro ó cinco veces en toda la vida, y comprenden, o parecen hacerlo, todo el mundo exterior en un instante, para después concentrarse en ti, con un prejuicio irresistible a tu favor. Te mostraba que te entendía hasta el punto en que quedas ser comprendido, creía en ti como a ti te gustaría creer en ti mismo y te aseguraba que se llevaba de ti la impresión precisa que tú, en tu mejor momento, querrías comunicar.

Y mientras estaba ahí, cavilando sobre un viejo y desconocido mundo pensé en la sorpresa al ver por primera vez la luz verde en el muelle de aquel Puntal.
Había logrado tantas cosas. Y su sueño debe haberse sentido tan cerca que casi podía atraparlo. Pero no sabía que ya había quedado atrás. Creía en la luz verde, en el futuro orgiástico que, año tras año aparece entre nosotros. Nos elude, pero no importa. Mañana correremos más rápido, estiraremos más los brazos y algún día...

Y así vamos adelante, botes que reman contra la corriente, incesantemente arrastrados hacia el pasado.

viernes, 10 de julio de 2015

Empiezas a desnudarte...

Me he ido a dar un paseo a la playa.
Ha llovido como si le hubieran roto el corazón al cielo,
y he comprendido
que uno es de donde llora, pero siempre
querrá ir a donde ríe.

He dejado de huir porque me he dado cuenta
de que soy yo el único que me persigue.
Tú recuerdo tampoco. Se ha quedado ya atrás.
Creo que me estoy acercando a la meta.

Me quedé con las ganas de que fuéramos
la mejor historia de amor.
Y entonces fue cuando me mentiste con dos palabras:
-"No puedo."-

Ese momento en el que, implacablemente, te das cuenta de que
en el sótano de tu fracaso
siempre hay una planta más.

Porque hay mujeres que aparecen de la nada
te mueven el mundo
y se van.
De esas que provocan la herida
y el tiempo la cicatriz.

Pero, de repente, te das cuenta
de que ya no sientes nada más que insatisfacción
al pensar en que su querer sólo se quería a si mismo.
Que alguna vez hablaste de amor
cuando de lo que realmente querías hablar era de ti, en primera persona.

Y de repente, cuando creía tener todas las respuestas
de pronto, empezaron a cambiar todas las preguntas.

Y es entonces cuando te propongo que no me busques
que me encuentres.
Que no me hables, que me sientas.
Que no me quieras, que te entregues.
Que seas tú, sin serlo de todo.

"Todo puede suceder en un poema:
lo cotidiano, sí,
pero también lo deslumbrante
e incluso
ambas cosas a la vez.
Como en este, ahora
que empiezas a desnudarte...

Ojalá estuvieras aquí, con tu mirada color carnaval.
Con tu cuerpo, al que sólo le sobran los botones.
Dejando que te acariciase la cintura con los ojos.

Y te busco.
Porque sé que hay vida debajo de tu blusa.
Porque sabes que un beso consiste en enviar un arsenal contra el olvido.
Porque caminas bonito.

Porque fue entonces cuando descubrí que despedirse, o que te despidan,
no consiste en que te quiten una mitad,
sino en recuperarse a uno mismo por completo.

jueves, 9 de julio de 2015

Mi hilo.

Una historia no tiene comienzo ni final: arbitrariamente, uno elige el momento de la experiencia desde el cual mirar hacia detrás o hacia delante. Y para escribir estas pocas letras he tardado en aprenderlas estos veinticinco años tan míos.

Y es que la vida no es ningún pasillo recto y fácil que recorremos libres y sin obstáculos, sino un laberinto de pasadizos en el que tenemos que buscar nuestro camino, perdidos y confusos, deteniéndonos, de vez en cuando, en algún callejón sin salida.

Pero dicen que la fe mueve montañas y yo soy de esos. Por eso me gusta pensar que al final de todo, acabaré encontrando esa puerta. Quizás no sea la que imaginé, pero si será la que demuestre ser la mejor para mi.

Pero, más a menudo de lo estrictamente recetado, nos dejamos llevar por el miedo a las habladurías, por el estúpido: "qué dirán". Ese "qué dirán" de unos cuantos a los que nada debíamos, que nada nos dieron y que por supuesto, nada nos darán.

Una amiga suele decir que el amor nunca se malgasta, aunque no te lo devuelvan en la misma medida que mereces o deseas. - Déjalo salir a raudales -, grita siempre. -Abre tu corazón y no tengas miedo de que te lo rompan. Los corazones rotos se curan. Los que están protegidos acaban convirtiéndose en piedra. Y entonces, decidí llamarte Serendipia porque descubrí algo bueno, al menos eso creo, sin buscarlo. Pero siempre le contesto a mi amiga, no a Serendipia, que todos los puentes están enamorados de un suicida, aunque creo que nunca me ha entendido. Quizás sea porque de tanto maltratar una sonrisa, hasta los golpes de suerte acaban doliendo.

El caso es que si de algo me he dado cuenta a base de latir, es que se ha de latir muy fuerte para que el mundo sepa que existes. Que dentro de veinte años, yo ya los pasé, estaré más decepcionado por lo que no hice que por lo que arriesgué. Por eso, en explorar, soñar y descubrir me paso los días.

Pensando como el ladrón que lo busca y como la persona que lo esconde.
Y no digo el qué.
Sólo te daré la siguiente pista:

Un hilo invisible (el mio y el tuyo con acento a salitre) conecta a aquellos que están destinados a encontrarse, sin importar el momento, el lugar o las circunstancias. El hilo puede alargarse o enredarse, pero nunca se romperá.

miércoles, 8 de julio de 2015

Que decida la noche.

Necesito sudarte como se suda un día de verano,
como el abrigo que llega a agobiarte,
cuando no consigues desabrocharlo.

Necesito hartarme de ti,
como me harté de la canción que grabé por las dos caras del aquel cassette.

Necesito vivir tu incendio.
Necesito una caña más.
- ¿Sólo una?
- Dejemos que decida la noche.

domingo, 28 de junio de 2015

Costes y amor.

A los que buscan
aunque no encuentren.

A los que avanzan
aunque se pierdan.

A los que viven
aunque se mueran.

A ti. A tus imperfecciones.
Dámelas porque con ellas me conformo.

Un día un duende me dijo que había cosas peores que estar solo pero que a menudo hacía falta décadas para entenderlo. Y que en la mayoría de los casos, cuando lo entiendes, ya es demasiado tarde. Y no hay nada peor que un "demasiado tarde".

- ¿Y por qué te dijo eso un duende, si los duendes no existen?
- Si existen tontuela, cualquier día te encuentras tú uno...
- Eso es imposible.
- No hay nada imposible en el mundo. Sólo una cosa es imposible.
- ¿El qué?
- Que tú y yo no nos cumplamos. Somos leyes de la naturaleza y estamos obligados a hacerlo.

Y caí en la cuenta de que enamorarse no tiene mayor mérito. Porque lo realmente heróico es salir indemne de una historia de amor. Pero si lo consigues será porque nunca quisiste como merecían ser queridos.

El "pero". Quizás sea la palabra más puta que conozco. -"te quiero, pero..."; "podría ser genial, pero..."; "no es grave, pero..."-. ¿Te das cuenta? Es una palabra de mierda que en un segundo tiene el poder de dinamitar lo que era o lo que podría haber sido pero no fue.

El caso es que, después de haber probado las prisas, los amores precipitados, los te quiero a primera vista, la abolición de los preliminares, las cremalleras atropelladas, de haberme enamorado de desconocidas desqueriéndolas a contarreloj, me doy cuenta de que necesito un amor a fuego lento.

Necesito un picoteo rápido cenando, un aperitivo en la arena, bailar canciones de los ochenta, ver pelis con mantas y palomitas. Necesito ser consciente de que no sé nada y de que necesito saberlo todo. Te vi un día por los pasillos y sentí que te conocía de toda la vida.

Y quizás, esa haya sido la clase más importante de mis tres años en económicas. Cuando te vi entendí de una maldita vez lo que son los costes de oportunidad: el valor de la mejor opción no realizada. Aquello a lo que renunciamos cuando tomamos una decisión. Y es que hace días, pasadas un par de horas las dos de la mañana y pasados también los gintonics coleccionados, caí en la cuenta del resto de invitados de aquella fiesta de hace un par de veranos con los que podría haber estado ligando y a los que ni ella ni yo hicimos caso, creyendo que la mejor opción eramos ella y yo. Hubo muchas noches que siguieron a aquella en la que por mucho que valiese la mejor opción no realizada, nos parecía poca cosa frente a estar juntos. Ella y yo. Tardó en hacerme saber que aquello no valía la pena.

Y el caso es que ahora me encuentro ante la misma situación. De entre todos los pasillos, tuve ese día que cruzar aquel para encontrarme contigo tomando el sol. Pero me parece muy frío eso de pensar, para el amor, en los costes de oportunidad. Las oportunidades vienen para no volver jamás. " Que si las dejas pasar desaparecerán, y que tenemos una vida y hay que vivirla, así que lo que no puedo hacer es pensar en quién no se lo merece, y dejar pasar oportunidades cuyo coste es mucho mayor que la opción que no me deja verlas".

viernes, 26 de junio de 2015

Tú decides.

No has de querer a una persona sólo para ti. Las has de compartir con la naturaleza, con el mundo. Debemos saber que no nos pertenece. Y es que, si deseas algo sólo para ti, tarde o temprano lo perderás.

El mundo es el patio más grande del mundo y como en el cole, siempre es en el patio donde queríamos coincidir con aquella niña de trenzas con la que aprendimos a saborear la palabra amor. Y el patio está para vivir. Para sentir la adrenalina previa al te quiero susurrado en sus oídos. Al me gustas con tus pecas y algo más. Al me besas o nos besamos, qué más da.

Creo que fue Mark Twain quién dijo que morimos a los 27 y nos enterraban a los 72. Eso quiere decir que me queda un año y un par de puñados de meses para saborear el alma de aquellas caricias sin dar. Y es que alguna vez alguien dijo que las cicatrices de los miedos eran fruto de las caricias pérdidas.

Ese mismo que dijo también que aquel que tenía porqué vivir podía enfrentarse a cualquier cómo...

Ahora, no después, te pregunto, te
apetece ser más mi porqué o mi cómo?
Yo no elijo.
Tú decides.

martes, 16 de junio de 2015

Nos lo merecemos.

Una maleta.
Un par de vaqueros, unas camisas y americana.

Un aeropuerto.
Sin billete, sin destino, sin "quizás".

Un hotel. O mejor, tu habitación.
Una cama deshecha, la ropa por el suelo, tu perfume sin tapar.

Una terraza.
Un atardecer, el mar y un par de gintonics.

Una conversación.
Sin tapujos, sin vergüenzas, sin rodeos.

Una risa.
Una carcajada que consiga enmudecer mis ganas de rozarnos.

Un buen vino.
Sin descorches, con dos copas y tus labios dejando marca.

Una cuenta.
Sin pagar, en blanco y entre dos.

Un amanecer.
El sabor de tu risa, el recuerdo de anoche, no querer despertar.

Una nota.
Volveremos, volverás, nos querremos, me querrás.

Nos lo merecemos.
Venecia a nuestros pies.







domingo, 14 de junio de 2015

Toque de queda. Y te toqué.

Cuando los mayores dicen: "Los adolescentes pensáis que sois invencibles", con esa sonrisa de perfil creyéndose dueños de si mismos,no son conscientes de cuán grande es su falsa convicción.

Estoy en una edad. Ni tan joven ya, ni lo suficientemente avanzada como para ser relamidamente responsable. Una edad rara -dicen-, seria. Una edad entre interrogantes y puntos suspensivos...no lo sé. Suficiente, eso sí, para que a veces sienta que los mejores días están por llegar. Y lo que es mejor aún, que serán mejor de lo que espero.

Y te das cuenta de que lo que llega es mucho más que maravilloso de lo que esperabas, cuando huele a perfume de mujer. Cuando su coleta es morena. Cuando nada más llegar, tus esquemas empiezan a romperse y empiezas a ser infiel a todas esas promesas que alguna vez prometiste no hacer.

Yo era torpe, ella será- ya lo eres- preciosa. Yo era un peñazo, ella será -desconozco si lo eres ya- fascinante hasta el infinito. Creo que si las personas fuesen lluvia, yo sería una llovizna y ella un huracán.

Y aunque el primer amor siempre es como la viruela, pues deja una huella imborrable, el amor último es, por regla general, como una peli triste. Me explico: cuando sabes el final de una película y aún así vuelves a verla, es cuando te fijas en todos los detalles que guarda. Y yo sólo quería mirarla una última primera vez. El recuerdo, sí. Otro tipo más de cicatriz.

El caso es que algún día te veo con libros y apuntes a cuestas y pienso que contigo, siempre voy en busca de un Gran quizá. Mira, te lo voy a plantear de la siguiente manera: para mi, tú eres la número uno, pero es que ni siquiera hay número dos. Creo que nunca me atrevería a espetártelo de esa manera. No, a menos de que me encontrase algo ebrio. Quizás tener miedo no sea la mejor excusa para compartir luna y almohada. Pero hoy tu estás en tu cama y yo en la mia. Y no es la misma, ni por asomo. Está claro que algo estamos haciendo mal.

- ¡A veces no te entiendo!
Ni siquiera me miró. Sólo sonrió hacia el televisor.
- Nunca me entenderás. De eso se trata.

Porque me he propuesto que mi sonrisa le diga a la tuya que le gustas.
Comienza nuestro toque de queda: Quédate la dije. Y la toqué.

miércoles, 3 de junio de 2015

Españolito que vienes al mundo.

No contentos con dar a luz al monstruito, ahora le quieren dotar de alas para que vuele en libertad.

Ya es mayor, por lo visto, para que abandone el nido y tome decisiones por si sólo, incluso aquellas que le den pie a exigir.

Y predica algún que otro intelectual, de esos que también trinca pero sin corbata y en vespa, que no saben si tendrán alas lo suficientemente grandes como para invertir el vuelo de un Estado nacionalizado y nacionalizable, según y para ellos. Lo suficientemente grandes como para tomar el cielo por asalto.

Ostras, Pedrín, cría cuervos y te sacarán los ojos. Enfatícese bien el nombre, por favor.
El caso es que cuando un tonto elige un camino, el camino acaba pero el tonto sigue.

Y muy a mi pesar, caminos sin atajos, quedan pocos. Igual que versos sin prosa. Igual que discursos sin ambages.
Y muy a pesar, tontos hay muchos, tantos que en España no cabe uno más.

Asi qué, pidiéndolo encarecidamente, les ruego vayan saliendo.
A los que lo son de derechas (tontos digo) y de izquierdas. Incluso a aquellos que lo son de nacimiento.
A los pijos, a los progres, a los perros, a los flautas, a ambos y a todos en general.

Y lo pido por activa, por pasiva y por perifrástica.
Hay infinidad de países esperando a que llegue alguien que en el mundo de los ciegos, quiera hacer de rey tuerto.
Pero no España.

El caso es que en ocasiones siento vergüenza de sentirme español.
Y me autoculpo por sentirlo.
Igual que la víctima se culpa ante el sentimiento de tristeza que le brota de ver a su verdugo.

El caso es que hace mucho que dejé de interesarme por la política y empecé a interesarme por mi futuro.
Fue ese momento, en el que descubres que el último no lo decide aquel, sino tú.

Ese momento en el que te maldices por haber nacido con un pan bajo el brazo y no con un maletín negro en el que se pudiera leer "Minnistro de tal..."

Españolito que vienes al mundo, qué bien te definió Machado.

sábado, 16 de mayo de 2015

Mi luna, llena.

Por falta de costumbre me quieres así...de mal.
Pero en verdad, me quieres igual que ayer.

La luna de tu cielo está llena y la mía llora por querer ser como ella.
Y a veces me pregunto si vale la pena dos cielos distintos, en nuestra tierra.

Ahora me sonríes. Te has resignado.
Pero yo ya no te quiero igual que ayer, en este caso esperar no fue bastante.

La luna de tu cielo está llena y la mía llora, por querer ser como ella.
Y a veces me pregunto si vale la pena dos cielos distintos, en nuestra tierra.

Creo que el tiempo relativo se ha vuelto perverso y tú lo sabes bien.
Y aunque no quieras, volverás a sonreir...pero ahora, mientras te vas, déjame llena mi luna.



sábado, 9 de mayo de 2015

Hogueras, playas, luciérnagas y mariposas.

Abro la ventana y huele a verano, huele a mar.
A ese mar que tan bien suena en Santander.
A ese verano que tanto esperamos cuando la lluvia cala hasta los huesos.

Mayo.

El mes de todos los pres.
Los pre-exámenes.
Las pre-fiestas de verano.
Los pre-noviazgos de Julio, Agosto y quizás, si va bien, algún Septiembre.

Que el fin del mundo te pille bailando.
Frase que a estas alturas de la primavera, cuando la sangre lleva ya un par de gintoics, se empieza a convertir en el leitmotiv de todo joven soñador, inconformista y algo peculiar (ahora se les llama bohemios - incluidme -).

Operación bikini.
Hay que lucir tabletilla en el Puntal. Que las chicas se tiren en marcha de la lancha cuando te vean surcando los 7 mares y algún océano más.
Yo soy de los que suele preguntar: - ¿de qué te vale ser más fuerte si no sabes mejor? Quizás porque a mi me tire más la barra del chiringuito con unas rabas y una caña que andar en bici mientras ojeas el periódico. (Nótese la ironía). Los fofisanos estamos de moda, chicas. Sabedlo. Como escribió Mackenzie Pearson, nos caracterizamos por hacer ejercicio un par de veces a la semana, beber alcohol con facilidad los fines de semana y comernos (esto lo incluyo yo) un cocido montañes los Domingos con la familia.

El caso es que por h o por b, llega Mayo y a todos nos entran ganas de conocer al amor de nuestra vida - algunos ya lo conocen -de exprimir en 3 meses concentrados media parte de nuestra vida, de protagonizar con los amigos nuestro particular anuncio de "Estrella Damm" y de besar, al final del mismo, en una playa y por la noche (si hay hoguera mejor) a la madre de nuestros hijos.

Son sueños.
Y permíteme, Calderón, que ésta vez y sólo ésta, contradiga a Segismundo en su conocido soliloquio, cuando intentando autoconvencerse susurró al mundo: -Y los sueños, sueños son-.
Sólo en verano, nuestros sueños son nuestra única realidad.
Sólo en verano, un gramo de pensamiento vale más que un kilo de movimiento.
Porque sólo quién espere lo inesperado, acabará descubriéndolo.

Pues eso.
Hogueras, playas, luciérnagas y mariposas.

El verano nos espera.
Nosotros llevamos esperándole (soy de Cantabria) desde Septiembre del pasado.


viernes, 1 de mayo de 2015

Inconexos, tú y yo.

¿Y si trazamos un plan? Algo así como una historia inconexa que nada tenga que ver con nosotros.
Para ello habrá que trasnochar, pues siempre me ha pasado que mis mejores ideas me han asaltado de madrugada. Creo que con un buen café, las 2 de la mañana es la mejor hora para salir a dar un paseo con nuestra imaginación de la mano. Estos días leía que los sueños son el Norte de todo el mundo y que si los cumplimos tendríamos que ir al Sur...con lo que me gusta el sur. Lo amo.

¿Y si la cagamos? Si la cagamos no pasa nada. Es tan absolutamente maravilloso equivocarse...por eso odio a toda esa gente que busca en los demás las excusas de sus errores, a los culpables que les hagan quitarse el muerto de encima. Cágala, equivócate, mete la pata hasta el corvejón y después, cuando te des cuenta, disfruta de ese error. Respeta a tu "yo" que en el pasado eligió tomar esa decisión, porque si lo hizo fue porque creía en ella. Y creer es maravilloso. Creer en las personas que nos rodean, creer en Dios, creer que "imposible" es una mera palabra que nos aleja un poco, sólo un poco, de nuestro sur. Y el mio es glorioso. Somos sueños. soñamos nuestra intimidad, nuestra conversación con ella, nuestra imagen de ella. Cuántas veces habré hecho el amor en sueños con mujeres, contigo, y cuando hemos coincido no me he atrevido ni saludarlas, saludarte, pensando que en el "buenos días" se notaría, y mucho, las buenas noches que habíamos pasado. Quizás nos iría mejor si se lo contásemos. Si te lo contase.

Mi sueño, además de ti, siempre ha sido aprender a tocar el piano. Eso y saber bailar bien. Todos los errores se solucionan bailando. Y también tener un caballo. Y, de pequeño, ser torero. Y una casa en el campo. Y tener familia numerosa. De las que en vez de coche, van a todos lados en una furgo hippie. Cómo veís, todos mis sueños se resumen en uno. El sur. Qué me gusta esa tierra. De momento no he cumplido ninguno pero, porque creo sé, que en poco tiempo me tocará volar del nido y ese será el momento en el que empezaré a borrar la primera i de "imposible".

Una maleta, una estación y las ganas de volver.
Suficiente para mi.

Aunque de momento no te he oído silbar. Sólo has de juntar los labios y soplar. "Pero la gente sólo sopla para pedir deseos en los cumpleaños, porque piensan que los cumpleaños tienen poder, pero lo que no saben es que el poder lo tiene el soplo".

Otra "ella", no tú de momento, decía que siempre había creído en finalizar discusiones, charlas o cenas de cocción a baja temperatura. Decía que los puntos finales facilitaban la vida a la gente. Y que ella era de esas. Yo siempre he sido, y con ella fui, de los de a parte y suspensivos. Porque siempre he creído que los puntos, menos lo de sutura, incrementaban la inteligencia. Pero ella tenía miedos. Todos los tenemos, aunque nadie nos pregunte por ellos. Se intuyen, se huelen...se encuentran con ellos en el autobús, en clase, en casa, en la oficina. Y es entonces cuando se dan cuenta de que somos miedosos a volar, a amar o a entregar parte de nosotros mientras hacemos el amor.

Pero nunca sabremos lo que nos encontraremos detrás de aquella puerta. Quizás en eso consista la vida, en girar pomos. En eso y en reir. Porque olvidarse de reir es un olvido imperdonable a cualquier edad. Y llorar. Me encanta la expresión "romper a llorar". Porque ninguno rompemos a dormir o a correr o a comer. Rompemos a llorar o a reir. Y creo que vale la pena hacerse añicos por nuestros sentimientos.

Porque tu risa es como un diamante. Poca gente sabe que hacen falta entre ochenta y noventa perlas para encontrar un diamante. Y para encontrar tu carcajada hacen falta miles de risas desentonadas y mudas.

Mi plan sigue en pie y en mi maleta entran un par de barras de labios y algunos cigarros.


Sólo tienes que silbar.





miércoles, 29 de abril de 2015

Cumplámonos.

El domingo de madrugada me recomendaron un libro.
El lunes al mediodía lo compré.
Y a media tarde lo acabé.
Gracias por compartir la maravilla que sólo esas letras, en reunión, han sido capaces de crear.

Porque algo utópico no tiene porqué ser efímero. Sólo pensando se crean los problemas, pero sólo bailando se solucionan. Te pediría que bailases conmigo pero ni siquiera tenemos canción. Ni siquiera sé si sabes bailar. Y empiezo a estar cansado de siempre recoger los mismos pasos de baile. Pero dudo que contigo tuviera que hacerlo. Aunque dicen que las dudas no resueltas son sólo los miedos no aceptados. Eso y que en días claros cada uno debería poder ver su alma.
Mi madre es más de las de:"piensa mal y acertarás". Yo soy más de pensar bien, al menos disfruto más.

El caso es que siempre que te acercas a una respuesta, el Universo juega contigo para que olvides la pregunta. Yo no sé si ya la tengo. Lo único que sé es que tú y yo somos leyes de la naturaleza. Y sólo por eso, deberíamos cumplirnos.

viernes, 24 de abril de 2015

Junta los labios y sopla.

Estoy en racha. Lo sé.
Me gustas. Lo sabes.

Decidí tener poesía en mi vida. Y aventura. Y amor. Amor por encima de todo. Amor del que derriba la vida con un leve roce. Impetuoso. Ingobernable como un motín en el corazón.

Pero no decidí que tú me acabarías gustando. Y no es un gusto de una cucharada y ya. Es ese gusto dentro de los gustos de los que te apetece seguir probando porque jamás acabas saciado. De los que te apetece saborear con los dedos.

Y siempre que vengo por aquí lo hago sin expectativas.

Quizás, porque no quiera que sea como ver a alguien por primera vez. No quiero que nos miremos por unos segundos y que haya una especie de reconocimiento como si los dos supiéramos algo. Porque siempre, siempre, al siguiente momento la otra persona se ha ido y es demasiado tarde para hacer algo al respecto.

Y no. No te voy a besar. Aunque lo necesite mucho. Ese es tu problema. Deberías ser besada más a menudo y por alguien que supiera cómo hacerlo.

Porque para mi, el amor está en todas partes. ¡Y así me va! No siempre le damos importancia y rara vez aparece en las noticias, pero siempre está ahí. Y es que cuando las torres gemelas cayeron, ninguna de las llamadas que hicieron las personas que en ese atentado murieron, fueron de odio o venganza. Todos fueron mensajes de amor. Si lo buscas, tengo la sospecha de que, realmente, el amor está en todas partes.

No tienes que decir nada. Si quieres que te bese, si quieres que sea poesía, aventura o amor, sólo silba. ¿Sabes silbar, no? Juntas los labios y soplas.

Un segundo.

El amor, al fin y al cabo, siempre acaba abriéndose camino.
Y quizás sí eras tú pero no era el momento.

-¿Puedo volver a verte?- la preguntó tímido.
Su voz sonó nerviosa y a ella le pareció entrañable.
- ¡Pues claro! - le contestó sonriendo.
- ¿Mañana?
- Paciencia - le aconsejó -. No querrás parecer ansioso...
- No. - Contestó él. - Por eso te he dicho mañana.-

Así fue como él decidió poner tres puntos suspensivos a la historia.
Asi fue, también, como ella decidió borrar dos.

Y entonces, comenzaron los días en los que no estaba ni bien ni mal, sólo respirando.
No tuvieron un final feliz, pero fueron todas las horas que pasaron juntos. Y sólo por eso, valió la pena. Hasta que...¡Suficiente! - gritaron el corazón y el cerebro al tiempo. Por fin, estuvieron de acuerdo. Y por un tiempo, ni él volvió a escribir, ni ella volvió a extrañarle.

Pero un día le preguntaron por ti y sólo pudo retener las lágrimas, sonreir con tristeza y responder: - Ya no hablamos -.

Y algún día, y ahora sí, nos cruzaremos en el metro, paseando o en un bar. Fingiremos no reconocernos, o no vernos. Sentiremos "vergüenza" por lo que ha sido de lo nuestro. Nada. Dos extraños con un pasado ficticio, por el que tanto tiempo y con tanto descaro se habían dejado engañar.

Y es que lo que tuvieron fue tan fugaz desde un principio, que una estrella les vio besarse y pidió un deseo.

Desde esa noche, comenzaron a gustarle los abrazos en los que, sin querer, se le cerraban los ojos.
Porque...¿cuánto tiempo es un "para siempre"?
A veces, sólo un segundo. Lo que dura un abrazo.

martes, 21 de abril de 2015

Microcuento II

Se pasó la tarde probándose vestidos.
Él se la paso imaginándola desnuda.

- ¿Por qué eres tan melancólico? - le preguntó.
- Supongo que porque en el pasado, ella y yo seguimos estando juntos.
- ¿Era guapa? - volvió a preguntar ella.
- Era infinita.
- ¿Y aquello fue el punto y final?- insistió.
- No, aquello sólo fue un punto más de sutura entre muchos puntos suspensivos.
- ¿Y entonces, qué paso?
- Que se asfixió.
- ¿Quién, ella?
-No, el punto suspensivo del medio.

Lo que pasó es que nunca se tomaron en serio la idea de desnudarse hasta que no acabaron de hacer el amor.

lunes, 20 de abril de 2015

Eres sesenta segundos de mi sangre.

Tenía ganas de un café, una lámpara, ventanas abiertas y cielo estrellado. De eso y de un folio en blanco y Curra mirando. También de una maleta y un aeropuerto, pero de momento sólo hay dinero para soñar. Para soñar lo que escribo.


Por eso de nuevo estoy aquí. Porque lo necesito. Hace tiempo que no me desahogo y hoy quiero vomitar de nuevo palabras. Frases inconexas que a veces musito y que a veces lloro a escondidas. Frases que en ocasiones suelto a carcajadas esperando que la vida me devuelva la misma sonrisa. Esa de dentadura perfecta y pintalabios carmín.

Y es que en ocasiones nos perdemos en sinsentidos y en sinsabores creyendo lo que no es. Y es que quizás, la cuestión no es pedir que nos quieran sino simplemente que nos entiendan. Pero en una vida electrizantemente prejuiciosa el verbo más utilizado es "creer" seguido del predicado "lo que no es". El sujeto en este caso es elíptico para que cada uno escoja el suyo propio: Tú, él, ella...

Y si algo llevo aprendido en estos veinticinco que poco a poco van mudándose camino de los veintiseis, es que a las personas hay que quererlas, hay que amarlas, hay que cuidarlas. Igual que se quiere al perro que decides adoptar haciéndote responsable de toda su vida. Con un amigo, con una amiga, con la chica por la que madrugas para coincidir en el parking de la facultad hay que ser así. Porque ni la amistad ni los noviazgos son contratos formales pero sí vinculantes. Nos responsabilizamos de las lágrimas, de las sonrisas, de las manos entrelazadas, de los portazos y de los buenos días con zumo de naranja, tostadas y sonrisa con beso. De dar la talla. Aunque haya personas a las que no podamos ofrecer un beso, un buenos días o ni siquiera una sonrisa. No podemos agradar a todo el mundo igual que no todo el mundo nos agradará.Y no es que seamos por ello antisociales. Sólo somos antialgunaspersonas. Pero en nuestro pequeño jardín de momentos compartidos y por compartir, es importante sembrar al menos tres veces por día. Creo que fue Robin Lane Fox el que preguntó en su clase de Oxford para qué servía tener un jardín y se encontró con la maravillosa respuesta de un alumno: para besarse.Resultado de imagen de sombras en pareja

Porque yo creo que dos personas que se hacen reir, han de tener derecho a todo. 

Porque hace tiempo que dejé de creer en eso de que había que morir por algo y empecé a creer que por lo que habría que morir sería por alguien.

Un amigo siempre dice que los hombres (estamos en edad de usar el sustantivo) como nosotros nos merecemos mujeres de Champions y fíjate que yo soy del atleti. Y aunque el fútbol no es lo mio, la vida es un juego que siempre está en marcha. Por eso, ganes, pierdas o empates, habrá veces que tengas que discutir con el árbitro, otras saltarte las reglas e incluso marcar en fuera de juego. Eso y saber que lo importante no es el marcador sino la forma en la que juegas tu partido.

No sé si sabréis que los bocartes (soy de Santander) son animales gregarios, siempre necesitan estar rodeados de bocartes semejantes. Pues si en algo nos parecemos las personas a ellos creo que es en eso. Aunque a veces huyamos de situaciones, gustos, sabores y personas. Habrá quién lo llame egoísmo pero a mi me gusta tutearnos y llamarlo amor propio.

Y ahora sí, te pienso. Las cosas empezaron bien, nos vimos unos días. Paseos, mantas, risas, pipas, maquillando el pasado para parecer más de lo que en realidad éramos...lo normal. Así estuvimos algunos meses hasta que uno sugirió algo más. Importante punto de inflexión. Vinieron entonces los regates, los pretextos, los mensajes sin hora, las llamadas distanciadas en el tiempo...lo normal. Se empezó a cumplir la teoría física (siempre fue mayor que la química) de los vasos comunicantes, en la que uno siempre quiere y otro siempre se deja querer. Al final, con el corazón sin presupuesto, tú te cansaste de seguir, de no encontrar las llaves de mi pecho (nunca buscaste las del corazón) y una buena tarde después de decirte que no quería verte, me enteré de que ya no volabas en mi colchón. Y yo que alguna vez te esquivé, empecé a quererte...lo normal.

Y resultó que superar lo que un día tuvimos y al siguiente perdimos fue realmente la cosa más dura que le ha pasado al amor en toda su vida.

Y entonces, decidí anunciarme por palabras: "proyecto en curso de hombre sin tiempo para quejas con el alma escarmentada y la ilusión en rehabilitación, busca proyecto de mujer con buenas vistas, dispuesta a estrellar su corazón contra el mío y a repetir cada noche esas noches que no se pueden repetir. Interesadas acudir el 31 de Febrero al café Jamás". Y aunque irónico, nunca nadie se presentó.

En definitiva, he aprendido que las personas que realmente nos rodean, son absolutamente maravillosas y únicas. Porque aunque a veces creamos que no somos nadie en un mundo de 7.502.560.981 de nadies, medio litro de nuestra sangre puede salvarle la vida a tres personas. Eso y que nuestro corazón bombea cinco litros cada minuto. Lo que significa que por cada sesenta segundos que estoy vivo tengo la capacidad de revivir a otras diez personas.

¿Creéis que me puedo permitir el lujo de pensar que soy insignificante? Porque nadie es rico hasta que no tiene algo que el dinero no puede comprar. Y es que yo, de momento, me quiero lo suficiente como para ponerme en venta.

Termino el café, apago la luna y escribo:
Hasta mañana.
Resultado de imagen de taza de cafe y luna

lunes, 23 de marzo de 2015

Te asmo.

Dejé ir a la gente que lo necesitaba, porque hacer lo que más le conviene a otro, incluso si te rompe, es el verdadero significado de querer a alguien. Perdoné a los que pidieron disculpas de manera sincera. Les perdoné de verdad. Nos vino bien a ambos. No todo el mundo se merece una segunda oportunidad. Aprendí en quién pude volver a confiar y de quién no tuve que volver a saber. Jamás me arrepentí de equivocarme con las decisiones que he tomado. Eran exactamente lo que quería en ese momento y la decisión que tomé no habría sido otra. Si salió mal, he utilizado la experiencia para aprender de mis errores, seguir adelante y no volverlos a cometer. Sé abierto y honesto, siempre. Escribe cartas a los que se lo merecen. Escribe cartas de amor. Escribe cartas de agradecimiento. No dudes que serán atesoradas.

Lee mucho. Ten un libro siempre al lado de tu cama. Expandirá tu imaginación, te enseñará nuevas cosas y será un lugar al que puedas escapar cuando la vida se complique. Yo a veces me escapo y tardo días en volver. Si quieres a alguien, díselo. Puede que no consigas otra oportunidad, y jamás deberías vivir rodeado de “a lo mejores”. Viajo siempre que puedo. Es importante para mi, emocionante, liberador. Explorar el mundo tiene un valor incalculable. Vive por ti mismo. Aprendí a decir "sí" y aprendí también a decir "no". Y nunca jamás olvides que eres valioso. Elimina de tu vida a las personas que no te aprecian, y mantén cerca a las que sí ven aquello de lo que eres capaz. Supongo que el camino que he escogido me ha ido amoldando para mejor y todo ha sido justo como tenía que ser. Nunca he creído que haya perdido el tiempo. Todas las situaciones contra las que he tenido que luchar han hecho que me encuentre tal y como estoy ahora. Y ahora es el mejor momento que hay, así que tendré que aprovecharlo. Quizás, a veces, esté cansado de cargar con tanto peso de más. Quizás es que ha llegado el momento de sincerarse sobrios y dejarlo todo al desnudo entre tú y yo. De una vez por todas, y también por las que vendrán.

Y puede que al final algún día no necesitemos ningún manual y aprendamos la lección de que el secreto del secreto está en no tener secretos, porque precisamente son las verdades las que hacen que seamos quienes somos. Que es mejor lanzar la bola de nieve cuando es pequeña. Que puede que después de confesar eso que no te atreves a decir, no haya vuelta atrás pero, no pasa nada, yo hace tiempo que sólo miro el futuro. Y que luego, si por una vez nos cuadran las cuentas entre tú y yo, dejaremos de escuchar a los médicos y nos fumaremos un cigarro y beberemos un copazo, como si fuéramos a morir. 

Porque he decidido que la próxima vez que salga con una chica, será con una chica que lea. Porque me lo merezco. Nos merecemos una mujer capaz de darnos la vida más colorida que podamos imaginar. Si solo la tenemos para darle monotonía, horas trilladas y propuestas a medio cocinar, nos vendrá mejor estar solos. Pero si quieres el mundo y los mundos que hay más allá, invita a salir a una chica que lee. O mejor aún, a una que escriba.

 Y que la próxima vez que le cuentes que le amas, te pregunte que cómo sabes que eso es amor. Y le respondas que porque piensas en ella y no puedes respirar. y entre carcajadas y algún beso te responda: -eso es asma-. Y entretejido en su pelo le digas: -Pues entonces, te asmo-.

miércoles, 11 de marzo de 2015

martes, 10 de marzo de 2015

Dime que hay trato.

Amanece en Madrid y es el mismo sol que en Cuba no te ve.
Y las golondrinas vuelan bajo, siempre.

Va a llover amor, va a llover.

Y una gota me caerá sobre la frente y otra gota sobre el resto de la piel.
Con tu aroma de niña morena en mi vientre y una ola que se nos rompió a la vez.

Me llora el ojo.
Ven niña de ron y soles.

Te miro como ningún hombre te mira.
Te veo y me hago sol para quemar tu nombre.
El mismo que alguna vez, besó la piel de mis amores.

Te toco con el son de una habanera abierta, de las que secan todo el mar, habiendo por medio sólo tierra para poder cruzar tu piel, adolescencia.

Te miro como un loco a su deseo.
Te ansío como un preso, libertad.
Te miro y creo en Dios.

Amanece en Madrid y quería mandarte un beso en el silencio.
Y saldré a buscarte en una nube gris.
Pero sólo conseguí que se vieran en la luna, llenas las botellas de tu ron.

Desdibujé la cara que no pude más que despedir.
Recordé, sin más que no pude, la sonrisa de caracola que aprendí del carmín.

Hoy te escribo, pero no estás.
Hoy te sueño, ya te vas.

Y sólo aprendí que el amor, si no muere, te lo matan.

Pero esta noche hay luna llena. Iré llenando dos vasos de ron.
Por si acaso hacemos tregua de caricias.
Por si acaso el tiempo nos cubre de razón.

Tan solo una más.
El último trago.

Al menos está vez, dime que sí hay trato.

jueves, 5 de febrero de 2015

Y tú, ¿lo probaste alguna vez?

"Desmayarse, atreverse, estar furioso,
áspero, tierno, liberal, esquivo,
alentado, mortal, difunto, vivo,
leal, traidor, cobarde y animoso;

no hallar fuera del bien centro y reposo,
mostrarse alegre, triste, humilde, altivo,
enojado, valiente, fugitivo,
satisfecho, ofendido, receloso;

huir el rostro al claro desengaño,
beber veneno por licor süave,
olvidar el provecho, amar el daño;

creer que un cielo en un infierno cabe,
dar la vida y el alma a un desengaño;
esto es amor, quien lo probó lo sabe".


Lope De Vega.
http://youtu.be/1ldYbsq5oXY

martes, 27 de enero de 2015

Entre tú y yo.

Hoy voy a escribir del tirón. Sin párrafos. Tal y como pienso. Sin estereotipos. Tal y como soy. Y es que siempre he creído que con demasiada frecuencia, lo que más deseamos es aquello que no podemos tener. Desear nos esclaviza. Nos malgasta. Desear algo puede poner nuestra vida patas arriba. Pero, sin lugar a dudas, es mil veces peor ser de los que nunca saben lo que quieren.Y quizás tenga que dejar de esperar toda la semana para que llegue el viernes, todo el año para que llegue el verano y toda la vida para que llegue esa mujer en busca de la felicidad. Yo decido si mañana es Julio, hace calor o si la chica del puntal me invitará a tirarme de cabeza desde el embarcadero. Que eso de andar en círculos no me gusta porque al final, siempre acabo donde empecé. Que a veces es mejor estar en las nubes, porque al menos así, despegaste los pies del suelo. Que hay labios que saben a cielo pero que irremediablemente hay que dejarlos ir porque duelen como un infierno. Y que sobretodo, los imposibles no existen, sólo depende de cómo enfoques el problema, y más importante, la solución. Que como siempre, me quedo con lo mejor de lo vivido. Que soy los libros que he leído, las películas que he visto, la música que escucho, los sueños que tengo, las conversaciones que mantengo. Eres lo que recoges de todo esto. Tú eres el sonido del mar, una bocanada de aire fresco, la luz más brillante y la esquina más oscura. Eres el mejor resumen de todas las experiencias que has tenido en tu vida. Eres todos y cada unos de esos días. Que quizás nos perdamos a nosotros mismos en las cosas que amamos, pero a veces nos encontramos ahí también. Porque empecé a quererte igual que se quiere un viernes por la noche y acabé necesitándote igual que se necesita un domingo por la mañana. Que me gustaría mirarte a los ojos y susurrarte, tal y como un día escribió J. Cortázar, que confío plenamente en la casualidad de haberte conocido. Que nunca intentaré olvidarte, y que si lo hiciera, no lo conseguiría (…) Que no fuiste el amor de mi vida, ni de mis días, ni de mi momento. Pero que te quise, y que te quiero, aunque, quizás, estemos destinados a no ser. Me gustas. Me gustabas. Me gustaste. Pero aún me gustas más, tanto que casi no puedo resistir lo que me gustabas, cuando, llena de vida, te despertaste y lo primero que hiciste fue decirme: tengo un hambre feroz esta mañana. Empezaré contigo el desayuno.Y es que dicen que a lo largo de nuestra vida tenemos dos grandes amores; uno con el que te casas o vives para siempre, puede que la madre o el padre de tus hijos, esa persona con la que consigues la compenetración máxima para estar el resto de tu vida junto a ella.Y dicen que hay un segundo gran amor, una persona que perderéis siempre. Alguien con quien naciste conectado, tan conectado que las fuerzas de la química escapan a la razón y os impedirán, siempre, alcanzar un final feliz. Hasta que cierto día dejaréis de intentarlo.Os rendiréis y buscaréis a esa otra persona que acabaréis encontrando.Pero os aseguro que no pasaréis una sola noche, sin necesitar otro beso suyo, o tan siquiera discutir una vez más. Todos sabéis de qué estoy hablando, porque mientras estáis leyendo esto, os ha venido su nombre a la cabeza. Os libraréis de ella o de él, dejaréis de sufrir, conseguiréis encontrar la paz (le sustituiréis por la calma), pero os aseguro que no pasará un día en que deseéis que estuviera ahí mismo para perturbaros, para sacaros de quicio, para bloquearle del guasap. Porque, a veces, se desprende más energía discutiendo con alguien a quien amas, que haciendo el amor con alguien a quien aprecias. Gracias por todo. Por lo que me diste, por lo que me quitaste, por lo que me hiciste llorar pero sobre todo, por lo que me hiciste reir. Pero hazme un último favor. No vivas el mismo día 75 años y lo llames vida. Porque, como dijo Neruda, "algún día en cualquier parte, en cualquier lugar indefectiblemente te encontrarás a ti mismo, y ésa, sólo ésa, puede ser la más feliz o la más amarga de tus horas." Y es que conmigo, tu risa sabía mucho mejor.